Durante la mayor parte de nuestra historia hemos tenido una visión geocéntrica de nuestra realidad. Y no es extraño, ya que ante nuestros ojos la Bóveda Celeste, toda ella, con el Sol, la Luna, los planetas y las estrellas, parece girar a nuestro alrededor. Por ello fue muy complicado (y en algunos casos, aún se sigue creyendo) dejar atrás lo que no era más que una ilusión, fruto de estar moviéndonos junto con el conjunto del planeta, y por ello junto con los puntos de referencia más cercanos, completando así el engaño a nuestra compleja, pero al mismo tiempo facilmente engañable mente. Es como si estuviéramos montados en un tren en marcha y miráramos el paisaje que pasa ante nuestros ojos, aunque en este caso siempre podemos asomarnos al exterior para comprobar que, efectivamente, somos nosotros los que nos desplazamos, no el paisaje. En el caso la Tierra escapar a este ilusión es más complicado.
A partir de un espectacular Time-Lapse realizado por Stephane Guisard y Jose Francisco Salgado, desde el European Southern Observatory, en Chile, invierte esta situación, manteniendo el firmamento como punto de referencia estático y dejando que, en su lugar, sea el propio observatorio, la montaña sobre la que se encuentra y todo el planeta en si el que gire sobre si mismo. Como en realidad ocurre. Y la ilusión se rompe. De golpe sentimos que hemos abierto la ventanillas de nuestro mundo y mirado hacia el exterior.
Puede parecer simple, evidente y lógico, pero en realidad es una sensación tan reciente como la misma astronomía, y defenderla, hasta hace varios siglos, un verdadero acto de valentía.
Stabilized time-lapse of the night sky clearly shows how Earth rotates
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