El 3 de Junio de 2003 Europa daba finalmente el salto hacia otro mundo, y su primera sonda interplanetaria desde los tiempos de la Giotto, que visitó el corazón del cometa Halley en 1986, iniciaba a bordo de un cohete ruso Soyuz-FG/Fregat su viaje hacia Marte. Algo más de 6 meses después entraba con éxito en órbita marciana, haciéndose un lugar hasta ese momento monopolizado por la NASA, e inciaba una aventura extraodinaria llena de descubrimientos transcendentales para nuesta compensión del planeta rojo,que le han permitido mirar de igual a igual a sus compañeras nosteamericanas. Para la ESA, sin lugar a dudas, representa uno de sus éxitos más extraodinarios.
No fue un camino fácil para la pequeña Mars Express (1042 Kilogramos), diseñada, construida y lanzada en un tiempo record (de ahí el término Express) con el objetivo de aprovechar una aliniación favorable, y cuyos primeros pasos en Marte no fueron demasiado esperanzadores. Justo antes de entrar en órbita lanzó el pequeño módulo de aterrizaje británico Beagle 2, del cual nunca más se supo, un resultado previsible tal como había advertido la NASA ante su diseño precario y deficiencias en el sistema de aterrizaje. A esta pérdida le seguirían los problemas con el despliegue del radar MARSIS, sin duda su instrumentos más importante dada su capacidad inigualable de penetrar a gran profundidad en el subsuelo marciano.
Sería esto último un reto que se superó con ingenio por parte de los tecnicos de la misión, logrando que las extensas antenas de MARSIS, de 20 metros de longuitud y que dan al vehículo un aspecto único, se desplegaran por completo. Sería el último problema que afrontaría la Mars Express en su llegada. Desde ese momento no dejaría de estudiar el planeta sin descanso, hasta el punto de que actualmente ya acumula 700 Gigabytes de datos enviados a La Tierra, tantos que su estudio en profundidad requerirá años de trabajo.
Provisto, además de MARSIS, con un equipo científico en el que encontramos la cámara HRSC (no tan potente como la HiRISE de la Mars Reconnaissance Orbiter pero igualmente capaz de ofrecer imágenes de gran resolución), el espectrómetro infrarrojo OMEGA, el espectrómetro planetario de Fourier PFS, el detector de partículas ASPERA y el espectrómetro atmosférico ultravioleta SPICAM, la Mars Express acumula una más que notable serie de logros y descubrimientos, desde vistas tridimensionales de la superficie de Marte a todo color con una resolución que se mueve entre los 10 y los 30 metros hasta completos mapas mineralogícos de la superficie, pasando por el primer perfil vertical de la densidad de Dióxido de Carbono y de temperatura de la atmósfera, y terminando por detallados sondeos de los casquetes polares o la primera supuesta detección de Metano.
Nubes de Co2 a 80 Kilómetros de altura, sobresaturación de Vapor de agua, indicios de antiguos océanos, Auroras en las zonas donde existen campos magnéticos locales, completas observaciones de Fobos y Deimos, el ritmo de pérdida atmosférica, mapeado del Ozono presente en ella y fotografías que abarcan el 95% de la superficie son otros de los logros de esta sonda.
A lo largo de estos 10 años, la Mars Express ofreció su apoyo a las misiones de superficie que llegaron posteriormente, y por ella han pasado datos e imágenes de Spirit, Opportunity y Curiosity, además de complementar con sus datos las observaciones de la Mars Reconnaissance Orbiter. Finalmente, lo que es casi tan importante como todo lo anterior, permitió a Europa acumular una experiencia que será vital en la ambiciosa misión ExoMars, cuya sonda orbital deberá partir hacia Marte en 2016.
Acumulando hasta 3 extensiones de la misión, la última de ellas llevará a la sonda a permanecer activa hasta finales de 2014, cuando se decidirá, según su estado, si afronta una 4ª, alargando su ya extrodinaria vida un poco más, quizás soñando incluso en ver llegar a su sucesora. Sin duda sería el mejor final para esta pequeña sonda, injustamente desconocida, oculta ante el resplandor de los éxitos, sin duda mucho mejor "vendidos" al gran público, que siguen cosechando las sondas y rovers de la NASA.
La Mars Express durante las últimas pruebas en Baikonur. En primer termino podemos ver a la Beagle-2, mientras que la antena principal aparece en la parte superior cubierta por una funda protectora.
Desde algo más de 12 millones de Kilómetros de distancia, la recién lanzada Mars Express apuntó con su cámara HRSC hacia nuestro planeta, demostrando su más que notable capacidad. Un anticipo de lo que nos ofrecería 6 meses después.
La última imagen de la Beagle 2, ya de camino hacia Marte. Ya no volveríamos a saber de ella.
La primera imágen enviada por la cámara HRSC, que abarca la región de Isidis Planitia, donde debería haber aterrizado la Beagle 2. Sus restos, quizás, duermen aquí a la espera que algún día sean descubiertos.
Un lago de hielo de agua en el interior de un cráter cerca del Polo Norte marciano, uno de los inumerables descubrimientos de la Mars Express.
El Polo Norte durante el Solsticio de Verano en el hemisferio.
Fobos, la mayor de las lunas marcianas, ampliamente estudiada por la Mars Express gracias a que su órbita elíptica le permite observar tanto su hemisferio visible desde la superficie como el que permanece siempre oculto al apuntar hacia el exterior, algo que no pueden hacer la Mars Reconnaissance Orbier ni la Mars Odyssey.
Diez años de Mars Express
Ten years at Mars
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