jueves, enero 31, 2013

Luces de la ciudad galáctica

El telescopio espacial Herschel nos muestra las regiones de la vecina galaxia de Andrómeda en las que se están formando nuevas estrellas.

El presente brilla con la furia de miles de millones de soles, mientras el futuro espera en la oscuridad de las grandes nubes de polvo y gas. De esta forma algo poética que se podría resumir la vida en una galaxia activa, donde el motor que debe dar forma a nuevas estrellas que tomen el lugar de aquellas que se encuentran al final de su vida o han desaparecido ya en la noche cósmica sigue en funcionamiento, quizás lejos de lo que fueron durante durante su formación, pero conservando aún algo de ese fuego inicial.

Nosotros vivimos en la llamada, por su aspecto en el firmamento terrestre, Vía Láctea, pero precisamente por estar en su interior estudiarla en su conjunto sea extremadamente dificil, y hace que, lo que no deja de ser curioso, la conozcamos menos que cualquier otra galaxia al alcance de nuestros instrumentos. Y es precisamente mirando hacia el exterior donde buscamos pistas para entender nuestro propio hogar.

En este esfuerzo Andrómeda es un objetivo prioritario de estudio, ya que su gran  tamaño, con una población estelar, según los últimos cálculos, de 1 Billón de estrellas (la Vía Láctea dispone de entre 200 y 400.000 Millones), el tener una estructura espiral como la nuestra y su cercanía (2.5 Millones de años-luz, la más cercana sin contar con las diversas galaxias satélites) la convierten en el cuerpo ideal para los astrónomos terrestres, que la llevan estudiando en profundidad desde que en 1925 se confirmó su naturaleza galáctica, acabando con la idea de que la Vía Láctea era la única galaxia del Universo.

Las últimas imágenes del telescopio espacial europeo Herschel nos lleva de nuevo hacia esta vecina galáctica, mostrando, con su capacidad de observar el Universo en el infrarrojo lejano, sus zonas zonas más frías, apenas a unas décimas de grado por encima del cero absoluto, y que corresponde a la fría mezcla de polvo y gas interestelar que conforman las oscuras nubes de las que surgirán nuevas estrellas, mostrando una compleja estructura en la que las regiones de formación de estrellas se organizan a lo largo de brazos en espiral y de, como mínimo, 5 anillos concéntricos, que se intercalan con bandas oscuras sin actividad. ¿Algo parecido a lo que un hipotético habitante de Andrómeda vería al observarnos a nosotros?

Todas las amplias zonas que vemos en la imágen, aquí coloreadas en rojo para resaltarlas más, son el futuro de Andrómeda, el lugar donde nuevas generaciones estelares están naciendo y lo seguirán haciendo en un futuro lejano, cuando incluso nuestro Sol sea ya una pequeña Enana Roja, enfriándose lentamente. Una garantía de que nuestra compañera galáctica seguirá brillando como ahora durante mucho, mucho tiempo, hasta el día, dentro de unos estimados 3.500 millones de años, en que el tanto ella como la Vía Láctea, se fundan en una sola.

Un trabajo combinado entre imágenes en luz visible, infrarrojo lejano y Rayos-X (XMM-Newton), permite situar mejor donde nacen las estrellas así donde las más masivas están llegan al final de su vida.

Andrómeda en diferentes frecuencias del espectro.

Herschel, con su espejo principal de 3.5 Metros de diámetro, es el mayor telescopio espaciao actualmente en servicio, lanzado el 14 de Mayo de 2009 y situado a 1,5 millones de km de la Tierra, en el segundo de los puntos de Lagrange del sistema Tierra-Sol. Esta especializado en el espectro infrarrojo lejano.

La cara más fría de Andrómeda

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