Marte suele ser un lugar bastante tranquilo, donde solo las grandes tormentas de polvo y los Dust Devil rompen la lógica monotonía de un mundo donde la actividad tectónica y meteorológica, al menos si la comparamos con la terrestre, hace tiempo que se convirtió en un recuerdo, un eco lejano. Sin embargo, para un hipotético futuro explorador humano, visitar cualquiera de las zonas polares en el momento en que el Invierno deja paso a la Primavera podría convertirse en una experiencia inolvidable, puede que incluso peligrosa, lo suficiente para darse cuenta de que el planeta rojo no es tan calmado como se podría haber imaginado.
Sería la veterana Mars Odyssey, con su cámara Themis (Thermal Emission Imaging System) la que daría las pistas definitivas sobre la naturaleza de lo que tanto ella como sondas anteriores, como la Mars Global Surveyor, estaban viendo en algunas zonas polares de Marte, que con la llegada de temperaturas más cálidas, se cubrían de extrañas formaciones de tonos oscuros que posteriormente desaparecían en Verano. Y esta no podía ser más espectacular, ya que se trataban de grandes erupciones de gas carbónico, auténticos geisers que rompían la cubierta aún helada y escapaban hacia el exterior, arrastrando con ellas grandes cantidades de polvo que quedaba sobre la superficie, en ocasiones después de haber sido arrastrado por los vientos dominantes.
Un fenómeno espectacular que parece tener su motor en la forma en que la cubierta de hielo carbónico se sublima al aumentar las temperaturas, ya que esta no ocurre primero en la blanca superficie sino en la que se encuentra con contacto con el oscuro suelo sobre el que se deposita al llegar el Invierno, ya que este se calienta más rápidamente. El gas que se va acumulando, finalmente, rompe la cubierta externa y sale al exterior de forma violenta, puede que incluso explosiva. Pasear por uno de los Polos marcianos en Primavera, como vemos, no sería muy seguro.
La Mars Reconnaissance Orbiter, con su extraordinario sistema óptico HiRISE, nos está ofreciendo imágenes espléndidas de este dinámico fenómeno, desde sus primeros indicios de cambios, pasando por las grietas que se producen en el terreno por acción del gas, la expansión del material oscuro, las avalanchas en dunas inicialmente cubiertas por el hielo y, finalmente, la desaparición de toda evidencia de lo ocurrido cuando la capa helada se desvanece. La llegada del Invierno, y con el temperaturas más bajas, reinicia el ciclo con la formación de una nueva capa de hielo carbónico.
Con 3 años marcianos completos (6 terrestres) observando Marte, los datos de la MRO están permitiendo dar forma a un cuadro cada vez más completo de estos procesos, aunque la misma velocidad con que ocurren hace que seguirlos sea todo un reto, por lo que solo ahora estamos entendiendo, de forma global, que ambos hemisferios nos están contando una historia parecida, la de un planeta cuya mejor época quizás ya forma parte del pasado pero que, pese a todo, se niega a morir por completo.
Los efectos de estas erupciones de gas sobre un campo de dunas situado en el Polo Norte a lo largo del cambio de estación.
Una imágen interesante, ya que podemos ver no solo el material oscuro arrastrado hacia el exterior, sino también algunas manchas brillantes, que se formaron al condensar de nuevo el Co2 fruto de las condiciones térmicas externas que existían en ese momento.
La Mars Odyssey también nos ofrece una amplia variedad de formas relacionadas con estas erupciones de gas
La cámara MOC (Mars Observer Camera) de la Mars Global Surveyor captó lo que parecen Geisers en plena actividad.
NASA Findings Suggest Jets Bursting From Martian Ice Cap
Dry Ice Drives Dramatic Changes on Mars
Thawing 'Dry Ice' Drives Groovy Action on Mars
Geysers Discovered on Mars
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