InSight completa la delicada operación para levantar el soporte del sensor térmico.
Se la podría conocer en el futuro como la primera operación de rescate realizada por una sonda marciana en la superficie, aunque ciertamente a nadie del equipo en tierra les gusta haber llegado a este punto, donde un muro invisible esta impidiendo al instrumento HP3, que debía medir el flujo de calor interno del planeta, realizar su trabajo. Debería haber penetrado en el suelo alrededor de 3 metros, pero se detuvo solo a 30 centímetros de profundidad, tan poco que en parte sigue por encima de la superficie. Todos los esfuerzos y tácticas previas fracasaron, ante lo cual toco afrontar planes mas radicales, y por tanto arriesgados.
La idea finalmente elegida, y testeada en simulaciones en la Tierra, era que el brazo robótico atrapara de nuevo el cuerpo del instrumento y lo levantara, dejando al descubierto el taladro propiamente dicho, permitiendo así mirar directamente su estado y intentar comprender que es lo que le ocurre ralamente. Era una operación delicada, algo totalmente improvisado ante acontecimientos inesperados, y que corría el riesgo de que, en el proceso, el taladro también fuera arrastrado al exterior, lo que sería fatal de necesidad.
Finalmente se enviaron los comandos y se dio luz verde a InSight. Una tensa espera que se saldó con un éxito total, como muestran las imágenes. El soporte fue levantado sin afectar al taladro, que quedó ahora a la vista de las cámaras de la sonda, y por tanto, de los técnicos que están intentando encontrar una solución. Mirar directamente el problema, en lugar de suponerlo por los datos, facilitará enormemente su trabajo.
Lo que se ve ofrece algunas pistas, como que alrededor del taladro se ha formado un vacío, un pequeño hoyo, lo que podría apoyar las pruebas realizadas por el DLR (centro espcial alemán, responsable de este instrumento), que indicar que el tipo de suelo podría no estar proporcionado el tipo de fricción para la que se diseñó, al ser más cohesivo de lo estimado. Sin dicha fricción para equilibrar el retroceso del auto martillado, el taladro simplemente rebotaría en lugar de cavar. Por lo tanto una de las soluciones que se quiera aplicar el presionar el cerca de este hoyo con la pequeña pala situada en el extremo del brazo robótico. La esperanza es que esto podría colapsarlo, y proporcionar así la fricción necesaria.
Esa causa ofrece una esperanza de recuperación. De ser, por el contrario, una gran piedra situada justo por debajo del suelo, posiblemente sería el punto y final, porque aunque está diseñada para apartar pequeñas piedras, nada podría hacer ante algo de mayor tamaño. Así que solo queda esperar que no sea esta la causa, y que la primer idea, la del suelo compacto, esté detrás de todo. Crucemos los dedos.
La operación para rescatar al instrumento térmico en plana acción. Al lado la cúpula que esconde el sensor sísmico, que a diferencia de su compañero, esta ya trabajando a pleno rendimiento.
Una mirada en detalle del taladro. Se aprecia el vacío que lo rodea, quizás fruto de un terreno más cohesionado de lo que se esperaba encontrar.
NASA's InSight Uncovers the 'Mole'
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