Muchos son los proyectos espaciales que se asoman ya en el horizonte, aún lejano pero ya no situados en un futuro muy distante. De todos ello uno destaca sobre todos los demás, ya que implica dar un salto adelante que hasta ahora parecía aún tierra de sueños. Colocar una estación orbital en órbita lunar, que sirviera de apoyo a futuras misiones a la superficie, al mismo tiempo que se convirtiera en un punto de repostaje para viajes aún más lejanos, es una idea que lleva dando vueltas en el mundo de los sueños, casi tan antiguo como la exploración espacial. Pero recientemente dejó de ser simple imaginación para convertirse en un proyecto real. Su nombre, estación Gateway.
Fruto de un esfuerzo multinacional, que busca dar el siguiente paso después de la ISS, la Gateway deberá ir siendo ensamblada a lo largo de la próxima década. No será un proyecto rápido, ya que hablamos de la órbita terrestre, sino de trasladar sus componentes, módulo a módulo, hasta la Luna. Un esfuerzo sin duda titánico, pero que si no se tuerce con los ya conocidos giros de la política internacional que tanto afecta a estas empresas conjuntas, promete llevar a la Humanidad a dar ese paso más allá de la Tierra que no se daba desde los Apolo. Y esta vez, definitivo.
Se lleva trabajando en ello ya desde hace tiempo, y poco a poco los detalles se van clarificando. El más reciente de ellos, fruto del trabajo conjunto entre planificadores de la NASA y la ESA, ha sido establecer que tipo de órbita deberá seguir, cual es la que concentra las mayores ventajas, tanto a la hora de construirla como en accesibilidad, energía necesaria para alcanzarla y cobertura de comunicaciones. La ganadora es la que se conoce "órbita de halo casi rectilínea" (NRHO), una órbita muy excéntrica, que en su punto más cercano, pasará 3000 km de la superficie lunar y en su punto más lejano, se alejará 70.000 km, con una duración de cada órbita de siete días. Este período se eligió para limitar el número de eclipses.
Ninguna órbita lunar del todo estable, y necesitará pequeños ajustes periódicos para mantenerla en su posición, pero esta desventaja es superada ampliamente por las ventajas. Para escapar de la fuerza gravitacional de la Tierra se necesita una gran cantidad de energía, y para aterrizar en la Luna tenemos que reducir la velocidad al perder esa misma energía. Podemos ahorrar algo de esta energía dejando partes de la nave en órbita, llevando solo lo que necesitamos a la superficie lunar. Gateway actuará como un puesto de preparación, desde donde se pueden dejar, recoger y ensamblar las partes.
Después del despegue, solo se necesitará una maniobra moderada para reducir la velocidad de para encontrarse con ella, y desde ahí se transportará a la gente, los robots y la infraestructura a la superficie cuando pase por su punto más cercano, lo que ocurrirá aproximadamente cada siete días. Del mismo modo, se abrirá una ventana de transferencia cada siete días para el viaje de regreso.
Gateway será, de completarse, una pieza fundamental para nuestro regreso a La Luna y cualquier aspiración a destinos más lejanos. La próxima década promete ser ajetreado en las vecindades de nuestro satélite.
La futura Gateway, como la ISS construida a partir de ir ensamblado módulo.
Una puerta a La Luna y más allá.
Angelic halo orbit chosen for humankinds first_lunar_outpost
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