Huellas del aterrizaje y obstáculos inesperados.
Cuando InSight aterrizó en Marte, un 26 de noviembre de 2018, siguió un delicado proceso para lograr superar la dura prueba que representa la atmósfera marciana, demasiado tenue para frenar la caída solo con los paracaídas, demasiado densa para descender como lo haría una sonda lunar. Por ello, como sus predecesoras, una vez superada la entrada, desplegó un paracaídas para frenar, y después activo sus retroimpulsores durante los últimos momentos para frenar casi completamente y lograr posarse suevamente en la superficie. Es el proceso que todas, con éxito o no, han seguido desde la llegada de la Humanidad al planeta rojo.
Cuando se activaron, y ya durante los segundos finales, sus "soplos" excavaron dos pequeños agujeros en el suelo marciano. El 14 de diciembre la sonda usó su Cámara de Despliegue de Instrumentos (IDC), para mirar a sus pies y capturar esta imagen de la superficie, donde son claramente visibles dichas huellas excavados durante esos momento críticos. Al verlos es posible imaginar lo que pudo ser, visto desde el exterior, su llegada, y entender lo increíble que resulta enviar un vehículo robótico desde la Tierra a otro mundo, y que sea capaz de realizar maniobras tan extraordinarias.
Una escena mágica, que permite olvidarnos de que las cosas no están funcionado tan bien como deberíamos. Su instrumento para medir actividad sísmica permanece activo y a pleno rendimiento, pero la otra cara de la moneda, el sensor térmico sigue atascado. Los ingenieros de la NASA y del Centro Aeroespacial Aleman (DLR) están trabajando en el problema, y creen que el origen de todas las dificultades es que se han abierto cavidades entre el topo y el suelo. Dado que la acción de martilleo de este primera se apoya en la fricción con el suelo para penetrar hasta la profundidad requerida, dichas cavidades están creando problemas. Hasta ahora no ha sido capaz de avanzar más allá de los 30 centímetros.
Ante grandes problemas, soluciones arriesgadas. Los ingenieros intentarán usar el brazo robótico de InSight para levantar toda estructura. Una vez que lo hayan retirado parcialmente, podrán ver mejor el agujero y quizás saber cuál es el problema. Pero existe el riesgo, si no se va con extremo cuidado en lo que no deja de ser una improvisación, de que el topo salga al exterior, lo que significaría un punto y final sin vuelta atrás. No es posible instalarlo de nuevo. Es un todo o nada. Esperemos que sea lo primero.
La misma imagen con mayor contraste. La fuerza de los propulsores de InSight dejando sus señales en el planeta rojo.
Las pruebas que se está realizando en las instalaciones del JPL para buscar una solución.
La posición estimada del topo, parcialmente enterrado y desviado. Saber como se ha llegado a este punto es el primer objetivo de la delicada maniobra de levantar el soporte.
This is What the Ground Looked Like After InSight Landed on Mars
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