Marte sigue jugando con nosotros. Y nada lo muestra más claramente que el famoso misterio del metano, cuya presencia y ausencia, según el caso y el punto de observación, sigue siendo un puzle de difícil solución. Así, mientras la sonda ExoMars, al menos de momento, no es capaz de detectar cantidades significativas en la atmósfera a nivel global, a escala mucho más local y limitada, como es la que explora Curiosity, lo detecta de forma episódica. Y la última, ocurrida esta semana, marca un nuevo récord.
21 partes por mil millones. O lo que es lo mismo, por cada mil millones de moléculas del aire, 21 eran de metano. Puede parecer poca cosa, pero es la mayor concetración jamás detectada por el gran rover desde su llegada a Marte, en lo que parece la manifestación de las llamadas plumas transitorias, que, como su nombre indica, parecen aparecer y desaparecer sin ningún patrón concreto, y se diferencian claramente de la concentración estacional de fondo, que presenta un patrón estacional regular. El porque de este comportamiento sigue sin entenderse, al igual que sus fuentes de origen.
Desgraciadamente Curiosity no tiene instrumentos que nos puedan decir definitivamente cuál es la fuente."No tenemos forma de saber si es biologíco o geologíco, o incluso si es antiguo o moderno", explica Paul Mahaffy, investigador principal de SAM (Sample Analysis at Mars), responsable de esta nueva detección. Se esperan, sin embargo, que los resultados de nuevos análisis programados permitan dar un contexto a estos resultados. Y en los cielos, que los instrumentos de la ExoMars finalmente encuentren el camino y puedan, ellos si, señalar donde puede estar la respuesta correcta. Hasta que eso ocurra, Marte seguirá jugando con nuestros sueños.
Todas las posibles fuentes de metano marciano, necesarias ya que este sobrevive poco tiempo a la radiación solar. La biológica es solo una de las opciones, aunque evidentemente la más emocionante. Otras, como las interacciones entre rocas y agua, pueden tener mayor opción de ser la respuesta correcta.
Curiosity Detects Unusually High Methane Levels
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