Itokawa, un asteroide con grandes cantidades de agua similar a la terrestre.
Hayabusa 2 está afrontando sus etapas más decisivas, que deberá concluir con su regreso a la Tierra con valiosas muestras del asteroide Ryugu, que los científicos esperan como un tesoro. Pero antes de ella, como indica el número que la acompaña, existió otra Hayabusa, más limitada, menos existosa y que afrontó mil problemas, pero que fue capaz, pese a todo, de regresar a nuestro planeta transportando algunas partículas extraídas, de forma accidental y con mucha fortuna, del asteroide Itokawa. Eso fue en 2010, y desde entonces estas no han dejado de ser estudiadas, hasta el punto que ya no parecían ser capaces de ofrecer nada más. Estábamos equivocados.
Científicos de la Arizona State University (ASU) querían ir más allá con el NanoSIMS (Nanoscale Secondary Ion Mass Spectrometer) del que disponían, y de los que solo existen 22 operativos en todo el mundo, para llevar la búsqueda a lo que principio parecía ausente de un cuerpo tan aparentamente seco como era Ryugu. Agua. Tanto que nadie, hasta ahora, se había focalizado en esta posiblidad, tal como explica Maitrayee Bose, parte del equipo responsable de este hallazgo."Fue un privilegio que la agencia espacial japonesa JAXA estuviera dispuesta a compartir cinco partículas de Itokawa con un investigador estadounidense. Hasta que lo propusimos, nadie pensó en buscar agua. Me complace informar que nuestra corazonada dio sus frutos".
La clase está en que se encontraron con el mineral conocido como piroxeno, que en la Tierra contienen agua dentro de su estructura cristalina.¿Podría ocurrir lo mismo con los de Itokawa? Eso es lo que quisieron determinar con el NanoSIMS, y el resultado ofrecido es que no solo efectivamente contenían agua, sino que esos granos eran inesperadamente ricos en este elemento, tan vital para la vida. No solo eso, sino también la proporción de deuterio/hidrógeno, una firma química que puede indicar el origen de un asteroide y qué tan similar es su agua al agua terrestre. "Los minerales tienen composiciones isotópicas de hidrógeno que son indistinguibles de la Tierra". Esto podría reforzar la idea de que buena parte del agua terrestre tiene su origen en asteroides, quizás hasta la mitad de la que llena nuestro océanos.
Itokawa esta clasificado como de tipo S, la clase más común del Sistema Solar, aunque su camino hasta la actualidad es complicado, ya que se cree que es el remanente de un cuerpo mayor. Durante su historia, se habría calentado a entre 550 y 800 ° C y habría sufrido múltiples impactos, con un gran evento que lo fragmentó. Dos de ellos se fusionaron para formarlo, asumiendo su tamaño y forma actuales hace unos 8 millones de años. Y pese a todo ello, de una historia tan agitada y cataclismica sus minerales aún mostraron evidencia de agua.
Años después de que se desintegrara en la atmósfera terrestre, sobreviviendo solo la cápsula con las muestras, la primera Hayabusa sigue dando resultados y descubrimientos clave. No es de extrañar que haya tantas esperanzas en los resultados su sucesora, así como en la sonda estadounidense OSIRIS-REx, de las que se espera vayan mucho más allá en su exploración de sus respectivos asteroides.. La clave de la evolución de la temprana Tierra, de como obtuvo los elementos clave que la permitirían ser el mundo que conocemos, se esconde en estos pequeños fragmentos del pasado.
Dos de las partículas de Itokawa que la JAXA entregó a la ASU para su estudio, y que llevó a descubrir que eran ricas en agua. Aunque su sistema de captura de muestras fracasó, de forma fortuita y afortunada terminó posándose suavemente durante unos minutos en la superficie, capturando casi "de rebote" unas 1500 diminutas partículas.
Los cosmoquímicos Maitrayee Bose (izquierda) y Ziliang Jin junto al espectrómetro NanoSIMS.
Hayabusa 1, una historia de dificultades y triunfo final.
Water Found in Tiny Dust Particles from Asteroid Itokawa
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