Más vale tarde que nunca. Podrían aplicar este famoso refrán a la más antigua de las sondas actualmente en órbita marciana, que llegó un ya lejano 2001 y que hoy día sigue trabajando a pleno rendimiento, además de ser aún una pieza clave por su capacidad de actuar como relé de comunicaciones entre la superficie de Marte y la Tierra. Hay otras, más modernas y potentes, pero en esto último esta veterana entre veteranas sigue estando por encima del resto.
Durante estos largos 18 años nunca ha dejado de reinventarse, de buscar nuevos retos y formas de ir un paso más allá de lo que nadie esperaba de ella, todo ello, evidentemente, fruto del esfuerzo constante de su equipo humano, siempre dispuestos, conociendo como conocen lo que pueden o pedirle, a llevarla hacia metas inéditas. Y una de ellas, aparentemente intrascendente, pero de notable interés para los astrónomos, era que nunca había podido observar Fobos completamente iluminado por el Sol, lo que podríamos llamar una "luna llena" marciana.
La clave por la cual era tan interesante lograrlo es THEMIS (Thermal Emission Imaging System), su cámara de visión calorífica, capaz de medir con gran precisión la temperatura de la superfice de Fobos, lo que a su vez permite a los científicos extraer información sobre su composición y textura, que a su vez nos permite abrir una ventana para intentar comprender su origen. Y así lo había hecho en diversas ocasiones, pero nunca en fase llena. Es decir, en la panorámica de su huella térmica faltaba una única, pero clave, pieza para completar el puzzle. Y eso es lo que logró el pasado 24 de Abril. Más vale tarde que nunca, como ya hemos dicho.
Para los científicos de Mars Odyssey, la "fase llena" es la mejor para estudiar la composición del material, mientras que la "media luna" es preferible para determinar las texturas de la superficie. Ahora, con esta inédita observación, se puede combinar ambas cosas para obtener una visión más completa, relacionando formaciones geológicas con su abundancia en metales, como el hierro y el níquel. Dependiendo de qué tan abundantes sean y cómo se mezclen con otros minerales, estos datos podrían ayudar a determinar si estamos ante un asteroide capturado o en realidad son los restos del material eyectado por un antiguo gran impacto en Marte.
Nada es tan sencillo, y solo con esto no se dará con la respuesta definitiva, pero si puede ayudar a señalas las zonas interesantes para una futura exploración, así como las más adecuadas para la futura sonda japonesa MMX, que debería partir en 2024, y que tiene como uno de sus objetivos clave el conseguir tomar muestras de la superficie de Fobos. "Al estudiar las características de la superficie, estamos aprendiendo dónde están los lugares más rocosos y dónde está el polvo fino y esponjosos. Identificar los peligros de aterrizaje y comprender el entorno espacial podría ayudar a futuras misiones", explica Joshua Bandfield, que lidera el equipo detrás de THEMIS.
Casi dos décadas de trabajo constante, de capacidad de reinventarse y de seguir siendo, a pesar del paso del tiempo, una pieza clave en la exploración de Marte y sus lunas, tanto presente como futura. Así es la Mars Odyssey.
Tres vistas de Fobos obtenidas por THEMIS. Cada color representa un rango de temperatura diferente, y permite extraer datos sobre su composición y textura.
Mars Odyssey, una veterana a la que no le faltan las ganas se seguir progresando.
La japonesa MMX espera explorar ambas lunas de Marte, y traer muestras de Fobos. Los datos de Odyssey podrían ayudar a planificar esa delicada operación.
Why This Martian Full Moon Looks Like Candy
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