Era el primer momento culminante de este misión. Habíamos pasado por otros acontecimientos importantes, como el despliegue de diversos módulos y la primera toma de muestras, éxitos tremendos sin lugar a dudas. Pero todo ello palidecía ante el mayor de los desafíos, ser capaz de generar un cráter en la superficie, que implicaba maniobras de una delicadeza extraordinaria y tratar con lo que era, básicamente, una pequeña bomba. Todo ello desde la distancia que impedía a los técnicos manejar las acciones en directo. La Hayabusa 2 debía afrontar la aventura, por no decir el peligro, completamente sola.
Y lo hizo. La carga explosiva se separó de la sonda, esta inició inmediamente su camino de huida hacia el otro lado del asteroide como medida de protección, y 40 minutos después tenía lugar de detonación, que impulsó hacia la superficie de Ryugu un proyectil de Cobra de 2 Kilogramos de masa a unos 2 kilómetros/segundo. Hayabusa 2 no vio el impacto, pero si una pequeñá cámara autónoma que esta dejó atrás durante su retirada, que confirmaba que todo había transcurrido como estaba esperado. O al menos que la explosión y el impacto habían tenido lugar. Quedaba ver si realmente se había formado el esperado cráter, la puerta al material que se esconde bajo la superficie.
Y se formó. La JAXA hizo públicas las primeras imágenes de la zona de impacto, mostrando que realmente este había tenido lugar, y que en la zona ahora existía un cráter de unos 20 metros de diámetro, cifras aproximadas que deberán ser confirmadas más adelante. Aunque el término "cráter" quizás no es del todo exacto, y sería mejor hablar de zona alterada por el impacto, pero lo cierto es que el grado de "movimiento" es incluso mayor que lo estimado por el equipo de misión durante el diseño de esta misión, lo que es sin dudas una gran noticia.
El siguiente paso, el más esperado por encima de todo, es que la Hayabusa 2 se aproxime lo suficiente para tomar muestras. Y la recompensa puede ser inmensa, ya que la JAXA cree que el subsuelo de Ryugu contiene sustancias orgánicas y agua, así como material, apenas alterado y hasta ahora protegido, formado en los inicios del Sistema Solar. Japón, sin el ruido de los EEUU o la ambición de China, sigue haciendo historia espacial.
This video shows the descent of the SCI (Small Carry-on Impactor) made from images captured at 2 second intervals just after separation from Hayabusa2 by the onboard TIR (Thermal Infrared Camera). In the background, you can see the surface of Ryugu 500m away. pic.twitter.com/O5niPDb2XI— HAYABUSA2@JAXA (@haya2e_jaxa) 21 d’abril de 2019
La sonda Hayabusa 2 abre un cráter de 20 metros en el asteroide Ryugu
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