Es la historia de un escurridizo elemento, que aparece y desaparece ante nuestros ojos, que en ocasiones parece clara su presencia pero que, cuando miras de nuevo, ya no está, ante la fustración de los que intentan cazarlo. Esa es, de forma muy resumida, la larga carrera por el metano marciano, siempre a punto de ser confirmado, pero siempre con esa tendencia de escaparse de entre nuestras manos a la más mínima ocasión. Es como un fantasma.
Todo empezó con la veterana Mars Express, que pareció detectar su presencia, pero con una fiabilidad tan discutible que no pocos expertos consideraron que eran un simple espejismo, fruto de unos datos llenos de lo que se conoce como "ruido". Así y todo esa posibilidad era demasiado importante para desecharla por completo, y Curiosity llegó a Marte para, entre otras cosas, confirmar o no que este elemento estaba realmente en la atmósfera del planeta. Y después de largo tiempo buscando, pareció detectar una concentración anual, que seguía los ciclos estacionales, con cifras muy pequeñas (0,7 ppb, partes por mil millones) pero aparentemente claras, incluido picos de hasta 10 veces esta cifra. La larga búsqueda parecía haber concluido. O quizás no.
La llegada de la sonda ExoMars debería haber dado un respaldo definitivo, pero nada más lejos de la realidad. A día de hoy, no ha detectado nada.¿Podría ser que al final no hubiera nada? Que las detecciones de Curiosity, a través de su instrumento SAM, fuera producto de la contaminación orgánica terrestre que se sabe sufrió durante su montaje? Que al fin y al cabo el metano marciano siguiera siendo una quimera, un fantasma que se desvanece ante nuestros ojos? Afortunamente, y en un nuevo giro del destino, aquella con la que comenzó todo parece haber dado con la respuesta definitiva.
Tendremos que retroceder hasta el 15 de junio de 2013, cuando Curiosity detectó una de sus señales de metano más intensa. Al día siguiente la Mars Express pasaría por encima de Gale y su espectrómetro Planetario Fourier (PFS) escaneó la zona. Inicialmente sin nada destacable, pero ahora un nuevo análisis de los datos tomado entre finales de 2012 y mediados de 2014 revela que el 16 de Junio de 2013, al día siguiente de que el rover captara el esquivo fantasma, el PSF también lo detectó, unas 15 ppb aproximadamente, lo que equivale, según los autores de este estudio,"a la presencia de unas 46 toneladas de metano presente en el área de 49.000 kilómetros cuadrados observada desde nuestra órbita".
Es un hallazgo capital, porque hablamos de dos exploradores, un rover y una sonda, captando el mismo evento y confirmando el segundo lo descubierto por el primero, lo que reduce al mínimo las posiblidades de que sea un falso positivo.
Y quizás tengamos un punto de origen, que se cree se situó, aunque hay un amplio margen de error, a unos 500 kilómetros el este del cráter Gale. Casualidad o no, eso nos lleva a Aeolis Mensae, una zona con numerosas fallas geológicas, lo que indicaría que estaríamos ante una filtración de metano del subsuelo, donde sabemos que existen amplias reservas de hielo de agua, y quizás "detonadas" por impactos de meteoritos o por la reactivación transitoria de la actividad geológica, lo que explicaría su intermitencia. Los datos sísmicos de la InSight debería permitirnos saber hasta que punto es esta intensa en el Marte actual.
Nada de esto identifica la fuente última, si es fruto de diversos procesos geológicos o, por el contrario, está relacionado con una actividad biológica, actual o quizás ya desaparecida, y cuyos restos, en forma de metano, permanecen atrapados en el hielo y solo se liberan en momentos puntuales. Solo queda esperar que la ExoMars afine su olfato y se añada a la caza. El fantasma es real. Llega la hora de capturarlo de forma definitiva.
La confirmación del pico de metano detectado por Curiosity a través de la Mars Express, en que se saco partido de nueva técnica de observación que permite recoger varios cientos de
mediciones en un área durante un breve lapso de tiempo, además de afinar en su análisis, permitió marcar las zonas con mayor porcentaje de posibilidades de ser el punto de origen, al este de Gale.
Posibles fuentes del metano marciano.
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