martes, abril 11, 2017

Fuegos de destrucción

ALMA capta la colosal colisión entre estrellas en pleno proceso de formación.

Las grandes explosiones estelares se asocian habitualmente con el energético final de una estrella masiva, lo que llámanos supernovas. Es lógico que así sea, ya que así mueren las mas masivas, consumiéndose a si mismas en un abrir y cerrar de ojos. Pero al otro lado de este ciclo vital, en el interior de las grandes "guarderías estelares", donde nacen las nuevas generaciones, grandes deflagraciones nos recuerdan que su génesis también puede ser violenta y explosiva.

La Nebulosa de Orión, la más cercana  a la Tierra, así nos lo enseña ahora con toda su crudeza, de la mano de un  equipo de astrónomos liderado por John Bally (Universidad de Colorado, EE.UU.), que mediante las antenas del observatorio ALMA para mirar dentro del corazón de la conocida como Nube Molecular de Orión 1 (OMC 1), una de sus más intensas "fábricas de estrellas". Y lo que vieron dista de ser una tranquila y aplacible guardería estelar. En su lugar tomó forma a lo que parece una versión cósmica de fuegos artificiales con serpentinas gigantes que salían disparadas en todas direcciones.

Gracias a estas observaciones, sumadas a las realizadas años atrás por el Submillimeter Array, en Hawái, y en el infrarrojo cercano por el telescopio Gemini Sur permiten construir un panorama general  bastante sólida de lo que está ocurriendo: Hace unos 100.000 años, varias protoestrellas comenzaron a formarse en las profundidades de OMC-1. La gravedad comenzó a atraerlas entre sí a una velocidad cada vez mayor, hasta que, hace 500 años, dos de ellas acabaron entrando en contacto. No se sabe si simplemente rozándose o protagonizando un choque directo. Lo que si estamos seguros es del resultado, una potente deflagración que lanzó en todas direcciones tanto a las protoestrellas cercanas como a cientos de colosales chorros de gas y polvo, a velocidades superiores a los de 150 kilómetros por segundo.

Unos "fuegos artificiales" de una energía tremenda, equivalente, por poner un ejemplo, a la que el Sol emitirá en 10 millones de años. Un evento sin duda colosal, que posiblemente, al disipar la nube de gas y polvo dentro de la cual se estaban gestando, interrumpió el nacimiento de nuevas estrellas. Un increíble espectáculo celeste que esconde un cataclismo a todos los niveles. El principio del camino, como podemos ver, en ocasiones puede ser tan destructivo como su final.
 
Los "fuegos artificiales" tal como los captó ALMA.

Combinando los datos de ALMA conuna imagen infrarroja obtenida con el instrumento HAWK-I, instalado en el VLT (Very Large Telescope) de la ESO. 

Unos dramáticos fuegos celestes.

Viajando hasta esta explosiva región. 

ALMA capta unos impresionantes fuegos artificiales estelares.

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