El Sol es un astro solitario, una estrella que se desplaza alrededor del centro galáctico sin que ninguna otra la acompañe en su viaje. Pero que esté (más allá de sus compañeros planetarios) actualmente sola no significa que lo haya estado siempre así. Por el contrario, sabemos que estas suelen nacer en grupos, fruto del colapso gravitatorio de una nube de gas y polvo que dejan tras de sí toda una familia de cuerpos estelares, desde estrellas masivas hasta Enanas rojas y Enanas Marrones, estas últimas sin suficiente masa para iniciar reacciones de fusión en su núcleo, y permanecen juntas un tiempo, en forma de cúmulos abiertos, hasta que lentamente se van disgregando. A nuestro alrededor, afortunadamente, no falta ejemplos de ello para corroborar esta realidad.
El cúmulo IC 4651, ubicado dentro de la Vía Láctea en dirección a la constelación de Ara (el altar), a unos 3.000 años luz de distancia, es uno de ellos. Con una edad estimada 1.700 millones de años, IC 4651 fue descubierto por Solon Bailey, (pionero en el establecimiento de observatorios en los sitios secos y altos de los Andes), y fue catalogado en 1896 por el astrónomo danés-irlandés John Louis Emil Dreyer. Es uno de los más de 1000 descubiertos (por lo que podrían existir muchos más), extremadamente importante para los astrónomos, ya que permiten profundizar en nuestro conocimiento sobre la formación y evolución de la Vía Láctea y de las estrellas individuales que contienen, además de poner a prueba los modelos de evolución estelar.
Todas las estrellas de IC 4651 se formaron más o menos al mismo tiempo a partir de la misma nube de gas, hermanas que están débilmente ligadas entre sí por su atracción mutua y por el gas que hay entre ellas. Actualmente contiene una masa de 630 veces la masa del Sol, pero se piensa que inicialmente contenía al menos 8.300 estrellas, con una masa total de 5.300 veces la nuestra. Con el paso del tiempo la interacción con otros grupos y nubes de gas que hay en la galaxia, alrededor de ellas, y a medida que el gas que hay entre las estrellas se utilizó a su vez para formar nuevas estrellas o es expulsado fuera del cúmulo, la estructura del cúmulo empieza a cambiar. Finalmente la masa restante del cúmulo se redujo lo suficiente como para que las estrellas que lo componían comenzaran su lento escape.
No todas iniciaron su viaje hacia la plena independencia. 1700 millones de años es mucho más de lo que suelen vivir las estrellas más masivas, que agotan su combustible interno y exploran en forma de supernova en apenas un instante a escala cósmica, por lo que posiblemente IC 4651 haya sido testigo de más de una de estas muertes cataclísmicas. Sin embargo, la mayoría de las estrellas que faltan no ha muerto, sino que, sencillamente, se han trasladado, arrancadas del cúmulo por el paso de una nube de gas gigante, por un encuentro cercano con uno vecino o, simplemente, se han ido alejando. Algunas de ellas, como hijas que no quieren separarse del todo de su familia, puede que se mantengan tenuemente ligadas gravitacionalmente al cúmulo, girando a gran distancia.
El resto, simplemente, formando sistemas binarios o más complejos, o bien en solitario, se han desligado completamente y se han dispersado por toda la galaxia. Como hizo el Sol en su momento. Y allí, entre las estrellas de nuestra galaxia, algunas de sus hermanas viven su propia vida, quizás parecida a la suya, quizás completamente diferente, puede que solas o puede que formando lazos que nunca nadie podrá romper. Pero todas con el recuerdo de tiempos pasados, como, al igual que las familias humanas, vivieron juntas en tiempos quizás más felices.
Posición de IC 4651 en los cielos terrestres.
Estrellas hermanas
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