Que se ponga en servicio un nuevo cohete lanzador es una noticia importante, aunque ya forma parte de una normalidad cada vez más asentada que hace que lo veamos con cierto distanciamiento. Y aún más cuando se pone órbita un nuevo satélite en órbita, teniendo en cuenta que estos existen ya a centenares, y que son aún en mayor medida una faceta básica de la actual civilización tecnológica. Pero el que vimos despegar desde la base espacial de Wenchang, el pasado 3 de noviembre a las 12:43 UTC, marca un antes y un después para el papel de una potencia espacial en expansión como China. Y quizás el punto de partida de una nueva era.
¿Que hace tan importante al Larga Marcha CZ-5? Que con el China se dota de un lanzador capaz de poner en órbita baja masas de hasta 23 Toneladas, y 14 en órbita geoestacionaria. O lo que es lo mismo, se pone a la altura de EEUU, Rusia y Europa, que hasta ahora eran los únicos que disponían de lanzaderas con tal capacidad. El CZ-5 puede codearse con el Delta IV Heavy (EEUU), Falcon 9, los Angará A5 y Protón-M rusos o el Ariane 5, y casi en la cima en cuanto a su capacidad de carga, solo superado por ese primero. Y eso es clave para los futuros planes chinos.
Su exitoso vuelo deja el camino despejado para los 3 ejes principales actuales del programa espacial chino. Y es que el CZ-5 es el cohete lanzador (3 etapas, la 1ª de la cual con motores criogénicos) elegido para poner en órbita los módulos Tianhe, Wentian y Mengtian, que deberán dar forma a la estación espacial permanente Tiangong a principio de la próxima década, lanzar las sondas lunares Chang’e 4 (2018) y Chang’e 5 (2017), con la cara oculta y la extracción de muestras como sus respectivos objetivos, y aún más notable, el que deberá impulsar su primera y ambiciosa misión a Marte (2020), que incluye una sonda orbital y un rover en superficie. Solo esto ya pone en perspectiva lo importante de lo logrado por China este pasado día 3 de Noviembre.
No será la última noticia relacionada con esta saga, ya que en el horizonte futuro ya se encuentra el gigantesco Larga Marcha CZ-9, un equivalente al igualmente colosal SLS de los EEUU. Pero para el futuro a más corto plazo, con las metas puesta en la exploración de la Luna y Marte, así como la construcción de la Tiangong, el pilar sobre el que se asienta todo ello es ya una realidad.
La misión a Marte y la construcción de su propia estación orbital permanente también se basa en la disponibilidad del CZ-5. De ahí la importancia de su lanzamiento con éxito.
El gran salto adelante de China: primer lanzamiento del Larga Marcha CZ-5
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