Es mucho más que un vehículo dedicado al estudio de la geología del planeta rojo y la habitabilidad pasada del planeta rojo. Es también una estación meteorológica móvil, que gracias a REMS (Environmental Monitoring Station), la gran aportación española al proyecto y construido por el Centro de Astrobiología, sigue los movimientos del clima de Marte prácticamente desde su llegada y hasta día de hoy de forma ininterrumpida. Y que ahora marca un hito importante, al haberse cubierto dos ciclos estacionales completos de observaciones.
Esto es extremadamente importante, ya que para los científicos de la misión, tener datos que cubran grandes periodos de tiempo es clave para distinguir lo que son patrones estacionales de lo que en realidad son fenómenos puntuales sin repetición. Por ejemplo, durante primer Otoño en Gale, Curiosity detectó un notable pico de concentración de Metano, pero al llegar segundo Otoño, esto no se repitió, lo que significa que no tiene relación con el paso de las estaciones, por lo que a día de hoy de donde salió sigue siendo un gran enigma. Sin embargo el Metano "de fondo", el que se detecta de forma continua pero en cantidades mucho menores, si que parece seguir una relación estacional. ¿Significa que ambos fenómenos tiene origen diferente, que existen diversas fuentes de este gas? Con una captación de datos más limitada en el tiempo no sería posible llegar a este punto. De ahí su importancia.
Lo mismo vale para mediciones de la temperatura, presión, luz ultravioleta que llega a la superficie y el vapor de agua presente en la atmósfera, que siguen, como muestra REMS, fuertes cambios de forma cíclica. Y que complementan las investigaciones geológicas que realiza Curiosity sobre el terreno buscando conocer la habitabilidad del planeta hace varios miles de millones de años. En aquel entonces, el cráter Gale tenía lagos y aguas subterráneas que podrían haber sido buenos hogares para formas de vida simple, si es que estas hicieron acto de aparición. Hoy Marte es mucho mas seco y menos hospitalario, pero los factores ambientales siguen siendo dinámicos, como seguramente lo fueron en el pasado, como un eco de un mundo casi perdido. Nuevamente esto resalta la importancia de la faceta "meteoróloga" de este rover. Lejos de ser un pequeño capricho o un añadido extra, está condiciones de igualdad con el resto de instrumentos.
La inclinación similar de los ejes de rotación de la Tierra y Marte dan a ambos un ritmo anual en forma de estaciones bastante similar. Sin embargo, existen algunas notables diferencias, como es la brecha existente entre temperaturas diurnas y nocturnas. Incluso durante los días más cálidos del año en Gale, en que REMS midió hasta unos más que notables +15.9 Cº, veían como con la llegada de la noche las temperaturas se desplomaban hasta los -90 Cº, ya que la atmósfera marciana es mucho más tenue que la terrestre, y por tanto retiene mucho menos calor. Además, la órbita más elíptica de Marte exagera las estaciones del hemisferio sur.
"Marte es mucho más seco que nuestro planeta, y en particular el cráter Gale, cerca del ecuador, es un lugar muy seco", explica Germán Martínez, del equipo científico de Curiosity. "El contenido de vapor de agua es entre 1.000 y 10.000 veces menos que en la Tierra". Aún así, al ser una atmósfera tan fina, por poca que haya es suficiente como para saturarla. Curiosity registró en las noches invernales humedades relativas de hasta el 70 por ciento, lo suficientemente alta para que en teoría se forma escarcha.
Igualmente destacable son los datos de la presión atmosférica, donde su fluctuación al ritmo estacional es claro. Y extremo, con diferencias del 25%, algo impensable (por suerte) en la Tierra."Hay grandes cambios debido a la captura y liberación del dióxido de carbono en los casquetes polares", explicó Martínez. La mayor parte de la atmósfera de Marte es el dióxido de carbono. Durante el invierno de cada polo, millones de toneladas de este gas se congelan y precipitan en forma de hielo seco, sólo para ser liberados de nuevo en la primavera.
Finalmente otro fenómeno que ahora se comprueba que es recurrente es la cantidad de polo en suspensión (responsable de que su cielo tenga un tono rosado), menor en Invierno, para aumentar claramente en Primavera y Verano. Otoño, por su parte, parece ser una estación ventosa. Todo esto hace que la visibilidad sea mínima en Verano, y notablemente más amplia en épocas invernales.
Curiosity aún tiene por delante muchos años de actividad, y durante todos ellos seguirá tomando mediciones climáticas del planeta rojo, mediciones directas que las sondas orbitales, lógicamente, no pueden realizar. Es nuestro gran meteorólogo marciano.
Los ciclos climáticos estacionales, registrados por REMS a lo largo de estos dos años marcianos.
La estación meteorológica REMS, la aportación española a Curiosity.
Second Cycle of Martian Seasons Completing for Curiosity Rover
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