Aunque hoy día es básicamente un desierto helado, al menos en superficie, todo indica que Marte tuvo tiempos mejores, épocas más acogedoras y con una atmósfera más densa capaz de mantener largo tiempos masas de agua líquida. No hay que imaginarnos días cálidas en el sentido más literal de la palabra, sino quizás algo más parecido a la Antártida actual en sus meses de Verano. Es decir, capaz de tener agua liquida, de sustentar vida, pero sin dejar de ser un lugar gélido. Puede parecer que no era panorama muy alentador, pero seguía siendo mucho más acogedor que en la actualidad.
Uno de los protagonistas de esa era perdida era el llamado Oceanus Borealis, un inmenso mar que cubría la que actualmente se conoce como Vastitas Borealis. Al menos así se supone, porque sigue en discusión muchos aspectos de su existencia, por no decir su existencia misma. La no detección de los enormes depósitos de minerales "acuosos", que por lógica deberían estar presentes en la zona, ni de unas aparentes lineas costeras definidas juegan en su contra, y aunque lo primero se podría explicar por los episodios de vulcanismo masivo que tuvieron lugar posteriormente a su desaparición, lo segundo sigue siendo un muro dificil de superar. O quizás no, según un nuevo estudio internacional basado en imágenes térmicas de las llanuras norteñas de Marte que ofrece una explicación aparentemente bien argumentada así como espectacular: 2 enormes tsunamis, desatados posiblemente por el impacto de grandes asteroides en el océano, habrían destrozado las antiguas líneas costeras, cubriéndolas de capas de sedimentos.
"Nuestro trabajo confirma la presencia de océanos estables y extensos en Marte, al menos hasta hace 3.000 millones de años", subraya Alberto G. Fairén, coautor del trabajo e investigador en el Centro de Astrobiología (CAB) en Madrid y la Universidad Cornell en Nueva York. "Además confirmamos que los océanos habrían sido muy fríos. Es decir, no hay que imaginar playas como las de Levante en el Marte primitivo, sino un entorno más similar al océano Glacial Ártico".
Según Mario Zarroca y Rogelio Linares, geólogos de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) que también han participado en el trabajo. "Nuestros resultados indican que las olas provocadas por los tsunamis podrían haber alcanzado 120 metros de altura en la línea de costa, penetrando en el continente distancias de hasta 200 y 700 km". La suave topografía de las tierras bajas del norte, así como la baja gravedad marciana, habrían propiciado que las distancias de inundación fueran, en comparación, mucho mayores que las vistas en nuestro planeta.
Básicamente parecen distinguirse dos eventos, separados por un período de algunos millones de años, en pleno proceso de progresiva desaparición de este océano y con un clima cada vez más frío. Su origen parece estar el impacto de varios grandes asteroides, descartándose terremotos de por la magnitud del fenómeno. El 1º arrastró bloques de roca de más de 10 metros de diámetro, dejando a su paso grandes extensiones de depósitos caóticos y canales excavados al retirarse las aguas, mientras que el 2º generó lóbulos ricos en hielo, algunos de 250 km de longitud. Así lo defienden sus descubridores en las conclusiones ahora presentadas.
Esto último es realmente interesante, ya que dichos lóbulos probablemente se traten de salmueras congeladas de este antiguo océano. Las aguas saladas y frías pueden ofrecer un refugio para la vida en ambientes extremos, ya que las sales disueltas podrían ayudar a mantener el agua líquida. "Por lo tanto, si existió vida en Marte, estos lóbulos helados de cientos de kilómetros de longitud son buenos candidatos para buscar biomarcadores", añade Fairén.
Evidentemente, como es normal en ciencia, podrían existir otras explicaciones a lo observado, algo de lo que son conscientes los autores:"Ofrecemos una nueva pieza que podría ayudar a resolver este rompecabezas: los depósitos generados por los tsunamis pudieron modificar la línea de costa de los océanos primitivos de Marte, contribuyendo a la elevación desigual –dice Fairen–, aunque hay otras posibilidades, como la presencia de inmensos campos glaciares sobre la línea de costa, el flujo de agua desde las tierras altas hacia las bajas o cambios en la estructura térmica de la litosfera". Posiblemente seremos testigos de numerosas discusiones a partir de estos datos y sus conclusiones, pero ciertamente estas parecen bastante coherentes. Y la visión que nos genera sobrecogedora.
El modelo de elevación del área de estudio muestra los dos líneas de costa propuestas para el Oceanus Borealis hace 3.400 millones de años. A la derecha, las áreas cubiertas por los tsunamis.
Imagen de la región noroeste de Arabia Terra tomada por el Mars Reconnaissance Orbiter. En ella se aprecian detalles, como depósitos lobulares y canales, quizás formado por el retroceso posterior de las aguas, que parecen apoyar la idea de los tsunamis.
El 2º tsunami cubrió el terreno de lóbulos ricos en hielo, reflejo de un océano más parecido al Ártico y Antártico que al Mediterráneo.
Penetración de tsunami marciano de 120 metros de altura tierra adentro, teniendo en cuenta lo liso del terreno y el ambiente de menor gravedad, y recreación de la inundación que causaría en las costas de Barcelona.
Posibles visiones de lo que habría sido el Oceanus Borealis visto desde el espacio. La que muestra un océano cubierto de hielo posiblemente sea la más cercana a la realidad.
Con sus concesiones al guión, la película Deep Impact presentaba el impacto de un cometa en el océano, generando un enorme tsunami que arrasaba las costas y avanzaba hasta muy tierra adentro. Algo parecido, aunque no igual, podría haber pasado realmente en Marte.
Tsunamis gigantes arrasaron las costas de Marte
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