¿Quedará el 5 de Diciembre como el día que marcó un antes y un después en la historia espacial de los EEUU? O quizás, como ocurrió con el primer lanzamiento de prueba del cohete Ares, como una simple anécdota, un simple recuerdo de lo que pudo ser y finalmente no fue? Existirá un futuro sólido para este nuevo vehículo tripulado, pensado para la exploración del espacio profundo? O quizás terminará precipitándose en el olvido junto al gigantesco SLS, que tantas dudas sigue generando a pesar de que su construcción sigue adelante? Estamos ante un salto hacia algún lugar o una simple huida hacia adelante? Son preguntas que los próximos años tendrán respuesta. De momento solo queda disfrutar del espectáculo que representa cualquier lanzamiento espacial.
A las 12:05 UTC despegaba, desde la rampa LC-37B de la Base Aérea de Cabo Cañaveral, un Delta IV Heavy, el cohete más potente que existe actualmente, transportando en su cima la primer cápsula Orión construida. Era un prototipo, lejos del estado final que deberá tener una vez esté en activo, ya que crecía del módulo de servicio y su torre de escape no era totalmente operativa, transportando poco más de la mitad de los sistemas necesarios para afrontar un vuelo tripulado, pero suficiente para probar su capacidad de maniobra y orientación en órbita, de afrontar una entrada atmosférica y de desplegar su sistema de paracaídas para frenar y amerizar de forma segura en las aguas del océano Pacífico. El nombre de la misión, EFT-1 (Exploration Flight Test 1), ya deja claro cuales eran sus objetivos.
Y estos pasos se cumplieron con éxito a lo largo de un viaje de algo más de 4 horas, incluida 2 órbitas alrededor de La Tierra, la segunda de las cuales, lograda gracias a la impulsión realizada por la segunda fase del Delta IV Heavy, lo llevó hasta los 5.700 Kilómetros de distancia, lo más lejos que una nave tripulada (aunque en este caso no lo estuviera) había llegado desde la época de los Apolo. Finalmente, después de superar la fricción atmosférica durante su reentrada, y durante la cual se alcanzaron temperaturas de hasta 2.200 Cº, y desplegar adecuadamente sus paracaídas, tocaba suavemente, a solo 27 km/h, las aguas oceánicas a unos 1.000 Kilómetros de las costas de California y bajo la vigilancia de los buques USS Salvor y USS Anchorage, siendo este último el encargado de recuperar la cápsula.
¿Y ahora? Con este primer vuelo completado con éxito parece aclararse el camino de Orión, pero lo cierto es que, a pesar de las muestras de entusiasmo y que se hable ya de viajes a Marte, el futuro sigue esta lleno de brumas. De momento el plan previsto indica que la siguiente misión, la EM-1, despegaría en 2018, estando protagonizada por una Orión no tripulada que viajará hacia La Luna, mientras la EM-2 partiría en 2021 en una misión aún por determinar. Ambas por el colosal y discutido SLS, así como los módulos de servicio proporcionado por la ESA. La diferencia de tiempo entre ambas ya evidencia uno de los problemas de este primero.
Solo nos queda esperar hasta donde nos llevará este camino. El primer paso es una realidad. Ahora queda ver si habrá otras que lo seguirán.
Así fue el primer vuelo de Orión.
Recuperación de la cápsula por parte del USS Anchorage.
La Orión completa, con el módulo de servicio europeo. Así deberá afrontar sus primeros vuelos "oficiales".
El primer vuelo de la nave Orión de la NASA (EFT-1)
NASA’s New Orion Spacecraft Completes First Spaceflight Test
No hay comentarios:
Publicar un comentario