Sabemos que el Sol presenta diversos ciclos de actividad, tanto el conocido de 11 años como otros mucho más largos. Desde 1610 existen registros fiables de las manchas solares, mientras que el estudio de los anillos de crecimiento de los arboles, así como la presencia de variables radiactivas de elementos como el carbono y el berilia, tanto en estos como en núcleos de hielo, han permitido elaborar una imagen clara de hasta 9.000 años de antigüedad. Sin embargo eso es solo un instante en la vida de nuestra estrella, que se alarga ya unos 4500 millones de años.
Para intentar extender esa imagen a tiempos más remotos elevamos nuestra mirada hacia las estrellas "solares", es decir, aquellas que son parecidas a la nuestra. Eso hizo recientemente el Instituto Max Planck, buscando astros con temperaturas, composición química, masa, edad y periodo de rotación equivalente al Sol. Especialmente importante esto último, ya que es el motor que alimenta la dinamo interna, la fuente última de sus campos magnéticos, que son la fuerza que domina su actividad y determina fenómenos como las manchas solares y grandes erupciones.
En total, 384 estrellas superaron esta criba, y este estudio, solo posible ahora gracias al inmenso catálogo de variaciones de brillo estelar ofrecido por observatorios como el Kepler, ofreció un escenario inesperado. Así, mientras el brillo solar, entre las diversas fases del ciclo solar, variaba solo un 0.07%, las de estas hermanas eran más acusabas, hasta cinco veces superior. O diciéndolo del forma inversa, el Sol es inusualmente tranquilo, incluso entre las de su propia clase. Y aunque existe cierta incertidumbre en algunos parámetros (por ejemplo, no se conoce la rotación de alguna de ellas, y se extrapoló de otros factores) lo cierto es que nos lleva a un escenario cuanto menos curioso.
No es que el Sol sea siempre una estrella tranquila, y tenemos ejemplos como el evento Carrington, ocurrido en 1859, donde una llamarada solar masiva provocó una tormenta solar de proporciones nunca vistas, golpeando la Tierra con una fuerza inusitada y provocando, por ejemplo, sobrecargas eléctricas en las líneas de telégrafos. Que este tipo de infraestructuras eléctricas fueran aún tan escasas redujo los daños, pero de ocurrir hoy día tendría efectos devastadores sobre nuestra civilización tecnológica. Y tenemos señales de otros anteriores. Afortunadamente son muy esporádicos.
Sin embargo las hermanas solares estudiadas seguramente producen este tipo de eventos de forma más habitual. Puede que el Sol esté en una fase inusualmente tranquila? Quizás hay algún mecanismo interno desconocido que impide algo semejante? No los sabemos, aunque de momento no hay señales de que nuestra estrella vaya a reactivarse hasta el punto de ponerse a la altura de sus hermanas. De momento. Más motivo aún para estudiar y vigilo sin descanso.
The Sun is less active magnetically than other stars
No hay comentarios:
Publicar un comentario