En Marte esta teniendo lugar una dura batalla, en la que el ingenio humano se enfrenta a la naturaleza del planeta rojo. Por un lado la InSight, que debía desplegar el HP3, un sensor de calor que debía adentrarse unos 3 metros bajo la superficie para medir el flujo térmico que llega desde el interior del planeta, y por otro un suelo extraño que desde el principio no pareció querer aceptar a este recién llegado. Una lucha que hasta ahora está ganando el segundo, impidiendo que el taladro avance. Una situación que una persona ahí presente podría arreglar fácilmente, pero que desde la distancia y sin los instrumentos adecuados para ello se convierte en todo un desafío imposible. O Casi.
Sin embargo, por fin, llegan noticias esperanzadoras. Todo resultado de una nueva estrategia, alcanzada después de extensas pruebas en la Tierra, que descubrió que un suelo inesperadamente fuerte está frenando su progreso. Este taladro o topo necesita la fricción del suelo circundante para moverse: Sin él, el retroceso de su acción de auto martilleo hace que simplemente rebote. Por ello se desarrollo la idea de presionar al propio topo, aún parcialmente al descubierto, con brazo robótico, una nueva técnica llamada "fijación" para darle así la fricción que necesita para seguir excavando.
Y está dando resultado. 2 centímetros pueden parecernos pocos, pero es el primer avance en meses, demuestra que esta técnica funciona y, lo que es más importante, parece señalar que no existe una roca subsuperficial que estuviera bloqueando su paso, lo que si sería definitivo. En su lugar este pequeño movimiento demuestra que no existe tal obstáculo, y que la causa de todo era, efectivamente, la falta de fricción debido a un terreno más duro de lo que se había calculado en la planificación previa.
"Ver el progreso del topo parece indicar que no hay rocas bloqueando nuestro camino", explica el investigador principal de HP3, Tilman Spohn, de DLR (Centro eaeroespacial alemán)."¡Es una gran noticia!". Los ingenieros continúan probando qué sucederá si se hunde por bajo el alcance del brazo robótico. Si deja de progresar, se podrían mover material y acumularlo sobre el, agregando masa para bloquear su retroceso.
"El topo aún tiene mucho camino por recorrer, pero todos estamos encantados de verlo cavar nuevamente", dijo Troy Hudson de JPL,ingeniero y científico que ha liderado el esfuerzo de recuperación. "Cuando nos encontramos por primera vez con este problema, fue aplastante. Pero pensé: 'Quizás haya una posibilidad; sigamos presionando'. Y ahora, me siento mareado". Las próximas semanas y meses deberá decidir si todo esto valió la pena, y uno de los esfuerzos de recuperación interplanetaria más extraordinario de los últimos tiempos se corona con éxito. Los triunfos son escasos, pero hasta hace unas semanas eran inexistentes. Y eso ya es mucho.
La pala del brazo robótico se diseñó para realizar diversas actividades, pero nunca para convertirse en un instrumentos de recuperación, moviendo el terreno y presionando al taladro directamente. Un ejemplo extraordinario de improvisación.
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