Llega la temporada de las avalanchas marcianas.
La Primavera está avanzando en el hemisferio Norte de Marte, y las temperaturas cada vez son más altas. Siguen siendo gélidas desde nuestro punto de vista, pero suficientemente altas para que sus efectos se dejen sentir el casquete polar, una combinación de hielo de agua y hielo carbónico, permanente en el caso del primero, estacional en el caso del segundo. Y es este último, al sublimarse con la llegada de un ambiente más cálido, el que está desapareciendo. Un proceso que afecta a la estabilidad del conjunto, generando uno de los fenómenos más espectaculares a los que podemos asistir en el planeta rojo.
Imaginad grandes bloques de hielo y polvo desprendiéndose y precipitándose unos 500 metros hasta estrellarse en el fondo de un acantilado, generando una inmensa nube de polvo capaz de ser vista desde el espacio. Un acontecimiento espectacular que podemos disfrutar gracias a la presencia de la sondas como la Mars Reconnaisance Orbiter, no la única pero si la que tiene el sistema óptico más potente.
Cada nueva Primavera marciana se producen desprendimientos, pero captarlos es cuestión de suerte, ya que son imprevisibles. La MRO lleva en su lista de logros no pocas imágenes como está, conseguidas porque tuvieron lugar en el momento en que la HiRISE (su cámara principal) estaba observando la zona. Así es que no difícil imaginar que se producen muchas otras, que aparecen y se desvanecen sin que nadie las observe. Lo que tenemos es un solo una pequeña muestra. Quien sabe si, en un futuro lejano, exploradores o colonizadores humanos pueden verlas en directo, y sentirlas en toda su magnitud.
Cuando ruge la avalancha.
La MRO, una sonda veterana pero que sigue siendo los mejores ojos que tenemos sobre Marte.
Avalanche Season
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