Los astrónomos cada vez están más convencidos de su origen más allá del Sol, y por ello se está convirtiendo en el centro de atención, deslazando y casi haciendo olvidar al Oumuamua, cuyo momento de fama y gloria ha sido fugaz ante la llega de otro visitante aún más interesante. Es un cometa más allá de toda duda, y como ocurre con los nacidos en el Sistema Solar, forma parte de los restos del nacimiento de algún otro sistema planetario. En definitiva, una oportunidad única que explorar otros mundos sin movernos de casa.
Se le conoce como C/2019 Q4 (Borisov), y los primeros datos sobre su naturaleza nos llegan a partir de un equipo formando por miembros del IAC (Instituto de astrofísica de Canarias), integrado por Julia de León, Miquel Serra-Ricart y Javier Licandro. Utilizando el instrumento OSIRIS en el Gran Telescopio Canarias (GTC) han logrado descifrar la composición del visitante interestelar. No fue tarea sencilla, pero los resultados muestras que pese a todo, aunque veamos sistemas planetarios de lo más variados y extraños, existen lazos comunes.
Tal como explica Miquel Serra Ricart, "la imagen de C/2019 Q4 muestra que se trata de un objeto de apariencia cometaria, con coma y cola bien definidas". Por otra parte, Julia de León concluye que "el espectro del objeto es del mismo tipo que el que muestran los cometas de nuestro sistema solar, lo que claramente indica que tiene una composición similar". Es decir, aunque viene de otro sistema planetario, su composición es parecida a los "autóctonos".
C/2019 Q4 fue descubierto el 30 de agosto de 2019 por G. Borisov (de ahí su nombre) desde el Observatorio Astrofísico de Crimea. Basado en las observaciones disponibles se determinó que el cometa se mueve en una trayectoria claramente hiperbólica y se está acercando al Sol a gran velocidad. Pasará por la cercanía de nuestra estrella antes de final de año para luego alejarse y no volver nunca más. Algo que tiene muy claro los autores de este estudio: "Nuestras integraciones de N-cuerpos usando la solución orbital más reciente ponen a C/2019 Q4 más allá de la esfera de influencia gravitatoria Solar con una velocidad unas 500 veces superior a la velocidad de escape relativa al Sistema Solar a esa distancia. Es difícil considerar otra explicación que no incluya un origen extrasolar".
Lo que nos enseña Borisov es que los cometas de otras estrellas son similares a los nuestros y nacieron fruto de los mismos procesos formativos. Son lugares muy diferentes, pero las fuerzas que les han dado forma son las mismas. Diferentes por fuera, pero con el mismo corazón.
La comparativa entre el espectro de este cometa y el que solemos encontrar en cometas solares muestras una evidente similitud.
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