Comprender el mundo que nos rodea, expandir nuestras fronteras, movernos hasta los límites de nuestro conocimientos y ser capaces de cruzar ese muro para seguir adelante...la Humanidad busca siempre avanzar en el camino del conocimiento, en ocasiones de manera más rápida y en otras de forma más lenta o incluso sufriendo momentaneos retrocesos, pero al final, y en una prespectiva amplia, siguiendo una linia ascendente.
Una tendencia global pero al mismo tiempo basado muchas veces en la fuerza individual...como un motor que necesita una chispa para ponerse en marcha, los grandes avances del conocimientos suelen nacer en las mentes de personas concretas, en ocasiones nadando a contracorriente ante la sociedad que les rodea, que plantan las semillas cuyos frutos muchos otros, posteriormente y a veces de forma póstuma, recogen, difunden y popularizan. Eratóstenes, Galileo, Kepler, Darwin...todos ellos y muchos otros son el ejemplo de esas fuerzas iniciales que hoy día nos siguen impulsando, gracias al esfuerzo de tanta y tanta gente que, de forma anónima, hacen honor al legado de estos pioneros.
Pasar desde la Tierra plana hasta el Universo actual, alejándonos con ella cada vez más de la ilusión de ser el centro de la realidad...veamos el pocas imágenes este viaje del conocimiento...
La Tierra es redonda: Contrariamente a lo que podemos creer, esta idea es muy antigua, y se puede remontar hasta unos 2500 años, cuando evidencias como el cambio en la posición de las constelaciones registradas por los navegante al moverse al Norte o al Sur, o la sombra proyectada en los eclipses lunares, hicieron que las mentes más despiertas e imaginativas de la Grecia Clásica sospecharan que la idea del mundo plano, generalmente aceptada como algo natural, era equivocada, y que este era en realidad esférico.
Entre estos destacó Eratónstenes ( Cirene, 276 a.C.- Alejandría, 194 a.C.), que realizó la primera estimación del diámetro terrestre a partir de las diferencias en las sombras proyectadas en dos puntos situados en latitudes diferentes (Siena y Alejandía)...obteniendo una estimación extraodinariamente cercana a la realidad. Aunque esta idea tardaría aún siglos en imponerse definitivamente la semilla del cambio ya estaba plantada.
La Tierra es un planeta: Durante mucho tiempo nuestro mundo fue visto como algo único, un mundo rodeado de una serie de esferas perfectas que transportaban a los distintos planetas, y finalmente un fondo de estrellas fijas como el límite de la creación...un concepto de herencia Aristotélica que encajaba perfectamente con la visión religiosa de la realidad y por ello asumido por la iglesia católica practicamente como dogma de fe.
Kepler y Galileo, gracias a la aparición de los primeros telescopios, dieron "jaque mate" a este visión, mostrando que La Tierra era un planeta más dentro de una familia de mundos, y que ni tan solo estábamos en el centro de todos ellos, sino que este puesto lo ocupaba el Sol. Como es lógico en cualquier cosa que afecta a conceptos aceptados durante tanto tiempo, y que además tenía el handicap de su importancia religiosa, estos cambios encontraron fuerte resistencia, en especial entre las autoridades eclesiásticas...pero las evidencias eran demasiado fuerte para ignorarlas y un siglo después incluso estas últimas habían aceptado los hechos.
Las estrellas son Soles, el Sol es una estrella: El siguiente paso acabó con la idea de las estrellas como pequeños objetos brillantes de un fondo fijo y demostró que eran cuerpos como nuestro Sol...
Fue Friedrich Bessel quién logró medir por primera vez el paralaje (es decir, el movimiento aparente de una estrella con respecto a las más lejanas situadas detrás de ella causado por el desplazamiento de la Tierra) de una de ellas, 61 Cygni, deduciendo que su distancia era de 10.4 años/luz. Precisamente la aparente ausencia de este efecto (dado que es extremadamente dificil de medir) había sido el principal argumento racional usado contra este idea incluso en la Grecia clásica. Con estas mediciones se derribó el mayor obstáculo para la aceptación de que el Sol y las estrellas eran en realidad el mismo tipo de objetos celestes.
Para terminar de afianzar este nuevo modelo, la aparición de los espectrógrafos permitió descubrir la composición química del Sol y las estrellas.
Una de tantas galaxias: Con la abertura del firmamento y el avance de los medios de observación, pronto se comprendió que vivíamos en una agrupación de estrellas, una galaxia (del griego γαλαξίας, lechoso), una idea que ya tomo forma desde el siglo XVII de la mano de Galileo, que imaginç, correctamente, que la Vía lactea, la banda brillante que cruza el cielo nocturno, estaba formada por inumerables estrellas, tan lejanas que no podíamos distingirlas individualmenta.
La expansión de nuestras fronteras se detuvo aquí durante varios siglos, llegando hasta principios del Siglo XX...nuestra galaxia se veía como la única que existia, una isla estelar flotando en la oscuridad. Sería Edwin Hubble quién demostraría en 1925 lo erroneo de esta idea, y que lo que se consideraban simples nebulosas satélites estaban mucho más lejos de lo estimado y que, en realidad, eran otras galaxias.
El reino de los supercúmulos: Inicialmente fue una concentración de aparentes nebulosas en dirección a la constelación de Virgo, que posteriormente se conviertieron en galaxias gracias a los descubrimientos de Hubble.
Fue entonces cuando surgió la idea de que, lejos de estas distribuidad de forma aleatoria, las galacias se agrupaban en cúmulos que a su vez se relacionaban entre ellos para formar estructuras mayores...que se vería reafirmada con los trabajos del astrónomo R. Brent Tully, que analizó las distancias entre los diferentes cuerpos galácticos, demostrando que formaban parte de una estructura organizada más amplia.
Filamentos y vacios: Pocos años después de los trabajos de R. Brent Tully, en 1989, los astrónomos Margaret Geller y John Huchra descubrieron el primer de los llamados filamentos galacticos, que llamaron "Great Wall" (gran muralla) porque realmente parecía eso, un muro cósmico formado por inumerables galáxias. A este descubrimiento le seguiría, en 2003, el de la aún mayor Sloan Great Wall.
El Universo se revelaba ahora como una especie de red, con las galaxias (aunque sería mejor hablar de cúmulos y supercúmulos) reunidas y formando filamentos que se extienden cientos de millones de años luz, rodando espacios practicamente vacios.
En los límites de la realidad: Uno de los conceptos más sobrecogedores al avanzar hacia las profundidades del espacio es su misma inmensidad...tanta que solo podemos ver una pequeña parte, delimitado por un horizonte final, una frontera más alla de la cual no sabemos, y quizás no sabremos nunca, que es lo que existe.
El Universo observable abarca una esfera de 93.000 millones de años-luz, es decir que el límite se situa a unos 47.000 millones de años-luz en cualquier dirección, y si bien se calcula que este nació hace más de 13.000 millones de años, su expansión acelerada, muy por encima de la velocidad de la luz (el límite de la luz se aplica a cualquir cosa que viaje por el espacio-tiempo, no al espacio-tiempo en si mismo) situa su borde mucho más lejos de lo que podamos pensar.
No podemos percibir la totalidad del Universo porque incluso luz resulta lenta en comparación a la inmensidad que debe recorrer y, por lo tanto, a partir de cierta distancia, simplemente no ha tenido tiempo, desde el nacimiento del cosmos, en llegar hasta nosotros y posiblemente no lo haga nunca dada su expansión ¿Que hay más alla de la frontera final? Es posible que un Universo mucho más vasto de lo que podemos imaginar, pero no deja de ser simple especulación...porque para nosotros esta es la frontera de la realidad.
The History & Structure of the Universe
3 comentarios:
Y viendo las 2 últimas fotos alguno pensará que, a fin de cuentas, realmente somos el centro del Universo
Muchas gracias por la información lo de los 93 k millones me ha dejado patidifuso...
Una pequeña corrección:
Me temo que debería decir "vasto" (grande,inmenso) en lugar de "basto" (poco fino).
Gracias de nuevo.
Anónimo 1: Es la misma sensación que alguien podría tener en un barco navegado por el Océano, mire hacia donde mire el horizonte le rodea y parece que el esté en en centro de todo. Aunque es solo una ilusión.
En el caso de la última imágen, ciertamente estamos en el centro porque, al fin y al cabo, hablamos del Universo observable desde nuestro punto de vista.
Anónimo 2: Gracias por el aviso, ya está corregido.
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