Así será el último viaje de Rosetta.
Estamos afrontando la fase final de una de las misiones más maravillosas de los últimos años. Aún perfectamente operativa pero con una decreciente cantidad de energía solar disponible, que pronto la habrían llevado a una hibernación de la que posiblemente no despertaría de nuevo, se decidió poner dar por concluido su viaje de la forma más espectacular, además de científicamente productiva, ya que seguirá enviando datos hasta cerca del final, y por tanto más cerca de lo que habría estado nunca en otras circunstancias.
Será a las 10:40 GMT del 30 de Septiembre cuando Rosetta tocará suavemente la superficie del cometa, en un punto situado en la región de Ma’at. En realidad existe un margen de 20 minutos, ya que los últimos momentos serán complicado, afrontando condiciones nunca antes experimentadas y con un campo gravitatorio irregular en extremo. Pero el reto lo vale, ya que es esta zona es el hogar de varios pozos activos de más de 100 m de diámetro y 50-60 m de profundidad, allí donde parecen nacer algunos de los chorros de gas y polvo más activos. Y será cerca de uno de ellos donde la sonda alcanzará su descanso eterno, el llamado informalmente Deir el-Medina.
Todo comenzará el 29 de Septiembre, cuando Rosetta inicie su último viaje hacia Churyumov–Gerasimenko, en una caída libre desde 20 Kilómetros de altura, tal como en su momento hizo Philae. Lenta, muy lentamente, para así permitir a los instrumentos de la sonda reunir toda la información posible y transmitirla a la Tierra (entre ella imágenes únicas y datos sobre el gas, polvo y plasma muy cerca de la cometa) se irá aproximando a la superficie. Hasta que en algún momento alrededor de las 10:40 GMT del 30 se Septiembre, se posará lentamente (ya que la gravedad es mínima) en algún punto dentro de una elipsis de 700 x 500 m cerca de Deir el-Medina. Aún así existe un nada despreciable margen de incertidumbre.
40 minutos después la señal del impacto llegará al centro de control de la misión en Darmstadt (Alemania), o mejor dicho, el silencio que llegará después de haber estado captando su señal de forma ininterrumpida desde Enero de 2014, cuando despertó de su hibernación. Existe la muy pequeña posibilidad de que pudieran mantenerse las comunicaciones posteriormente, dado que la sonda seguirá intacta, pero no es lo esperado, ya que para ello debería quedar orientada de forma adecuada, cosa improbable. Su señal desaparecerá de las pantallas, sabiendo así que ya descansa para siempre en la superficie del cometa.
Y siempre que miremos ese cometa, sabremos que allí, entre las luces del cometa, duermen para siempre Rosetta y Philae. Juntas para la eternidad.
El lugar elegido para dar descanso a Rosetta, una pequeña llanura cerca de uno de los profundos pozos por donde el cometa para "respirar".
El viaje final. El 29 de Septiembre iniciará una lenta caída de 20 Kilómetros, recogiendo y envinados datos hasta casi el mismísimo final.
La posición de Rosetta en su último. La gran distancia al Sol marca un descenso en la energía disponible que la sonda no puede afrontar con garantías de supervivencia. De ahí la decisión de enviarla a la superficie como misión final.
Y llegará el silencio.
Rosetta’s descent towards region of active pits
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