En 2012 una de las grandes noticias astronómicas del año, y por extensión de la historia reciente de la exploración espacial, fue el hallazgo de fuertes indicios de actividad en la superficie de esta luna, de geisers, plumas de partículas de agua elevándose hasta alturas estimadas de más de 160 Kilómetros de altura. Es decir, una actividad parecida a la que sabemos, y en este caso de forma contrastada, que ocurre en Encélado, y por tanto una puerta abierta a su océano interior, una masa de agua mayor que la de todos los océanos terrestre oculto bajo una gruesa corteza de hielo. Pero desde entonces no se habían encontrado de nuevo. Hasta ahora.
Así lo confirmó un equipo liderado por William Sparks, del Space Telescope Science Institut. El objetivo original de su campaña era saber si Europa dispone de una delgada atmósfera o exosfera, utilizando el mismo método de observación que se utiliza para detectarla en planetas que orbitan otras estrellas. Pero pronto quedó claro que si existían plumas de agua, dicho método sería ideal para detectarlas."La atmósfera de un planeta bloquea la luz estelar situada por detrás de el visto desde la Tierra", explicó Sparks. "Si hay una delgada atmósfera alrededor de Europa, tendría el potencial de bloquear parte de la luz de Júpiter, y podríamos verla como una silueta.Y buscamos señales de absorción alrededor de esta luna, ya que transitó sobre la cara de Júpiter". En total 10 veces a lo largo de 15 meses. Y de estas se encontraron señales de la posible existencia de géisers, elevándose a alturas estimadas de 200 Kilómetros.
Datos que parecen encajar con las de las observaciones de 2012. Pero que, como ellas, lejos de ser definitivas. Son evidencias, posibilidades, no algo contrastado sin margen de duda. El Hubble es una maravilla tecnológica, pero algo tan tenue en un pequeño mundo tan lejano esta al límite de sus capacidades. Ya es un logro extraordinario que haya podido intuir que puede estar ocurriendo en Europa. Deberemos esperar al James Webb para ir un paso más allá y confirmarlo. Y si este es el caso, las opciones de una misión por parte de la NASA se multiplicarían de forma exponencial, ya que implicaría la posibilidad de tener acceso a muestras de su océano interior. Solo necesitaríamos que la sonda cruzara a través de estas plumas de vapor, y que tuviera la capacidad de analizarlas directamente.
Este hallazgo de evidencias sólidas (aunque nuevamente remarcar que no definitivas) de la presencia de géisers en Europa pone otra vez a esta luna en el centro de todas las miradas, si es que lo dejó de estar en algún momento, y refuerza a los que defienden la necesidad de enviar una misión interplanetaria para explorarla en profundidad frente a las reticencias, cuando no oposición, de la actual administración norteamericana. La lucha, ahora más que nunca, está servida. Pero sus llamadas son cada vez más insistentes. No podremos seguir ignorándolas mucho más.
Una imágen de Europa colocada sobre las detecciones de vapor de agua captadas por el Space Telescope Imaging Spectrograph del Hubble. Esto permite tener una idea de donde ocurre, además de demostrar lo irregulares que son.
Dos imágenes de Europa creadas los descubrimientos de 2012 y 2014 por equipos de investigación independientes que utilizan diferentes métodos de observación. Revelan que actividad ocurre en un lugar común en Europa.
Lo que creemos que se esconde en Europa: Un océano interior, del cual, si se confirman los datos del Hubble, emanan al exterior plumas de agua. Una puerta abierta que podría permitirnos saber de primera mano las condiciones que allí existen.
De momento solo está asegurada para viajar a Júpiter la sonda JUICE de la ESA. Su objetivo es Ganímedes, pero sobrevolará varias veces Europa. Queda saber si la sonda de la NASA, que tendría esta última como objetivo, finalmente despegará pese a la oposición de la Casa Blanca y, de hacerlo, que equipo llevaría.
Hubble: Possible Water Plumes on Jupiter's Moon Europa
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