Cuando aún resuenan los ecos de su vuelo rasante a través de sus famosos géisers, reuniendo datos que aún están siendo analizados por los científicos de la misión y de los que esperamos pronto novedades, llega la hora de cerrar una era en la historia de la exploración interplanetaria. Nos habíamos acostumbrado, a lo largo de estos 10 años, a visitarla de forma regular, a disfrutar de nuevas imágenes y detalles sabiendo que siempre habría un mañana y una próxima ocasión, de que volveríamos. Una situación maravillosa, un sueño hecho realidad, pero los sueños tarde o temprano deben terminar.
Será este próximo 19 de Diciembre cuando Cassini afronte su 22º encuentro con Encélado. Y también el último. Aunque su misión continuará hasta Septiembre de 2017 su largo idilio con esta luna termina aquí, con un sobrevuelo a cierta distancia (4.999 Kilómetros) con el objetivo de permita que el instrumento CIRA (composite Infrared Spectrometer) reúna información sobre el flujo de calor que emana del Polo Sur, allí donde se concentra su actividad geológica."La distancia de este sobrevuelo es perfecta para mapear el calor que llega desde el dentro de Encelado. Ni demasiado cerca, ni demasiado lejos. Nos permitirá tener una buena resolución de la mayor parte de la intrigante región sur".
Esta, aunque se encontraba bien iluminada por el Sol cuando Cassini llegó a Saturno en 2004, al estar en pleno Verano, y por tanto ideal para observaciones en luz visible, actualmente se encuentra sumida en la oscuridad del Invierno. Eso implica una total ausencia de calor solar (ya que no existe una atmósfera que lo pueda transportar hacia el hemisferio nocturno), la que hace que ahora sea mucho más sencillo captar el calor del propio Encélado. De ahí que esta última aproximación y observación infrarroja del polo sur sea igualmente valiosa, y ofrezca nuevas piezas (y las últimas) para intentar completar el puzzle que representa este luna. A partir de ahora los científicos tendrán que trabajar ahora con todos este material, sin esperar nada nuevo. Su estudio en profundidad, sin embargo o como es habitual en la exploración interplanetaria, seguramente seguirán dando lugar a nuevos hallazgos.
Cassini no dejará se observar a Encélado, pero como un antiguo amor a la cual no podemos olvidar, será desde la distancia, sin aproximarnos de nuevo. Es el fin de una era, un maravilloso sueño que durante 22 emocionantes encuentros nos fue desvelado los secretos de una luna que, desde el principio, mostró ser mucho más de lo que nadie esperaba, y que pasó de ser un pequeño mundo helado sin mucho interés a codearse con Europa como uno de los lugares más prometedores para la existencia de vida fuera de la Tierra. El legado final de Cassini no es solo haber descubierto lo que se esconde bajo su gélida superficie y maravillarnos con sus espectaculares géisers, sino haber abierto el camino a la exploración de este y otros mundos de agua.
Llega la hora de un último baile a la luz de esta luna maravillosa. Y después será la hora de separarse para siempre. Ojala algún día alguien llegue desde un lejano planeta azul para reanudarlo.
Observar el flujo de calor que emana del polo sur, y que desafió todas las previsiones realizadas antes de la llegada de Cassini, es clave para entender lo que esta pasando en su interior. Las observaciones de este 19 de Diciembre, sacando partido a la distancia y la oscuridad total en la que ahora se encuentra, permitirá completar las observaciones realizadas hasta ahora y tener un mapa definitivo del flujo de calor que llega a la superficie.
Cassini Closes in on Enceladus, One Last Time
1 comentario:
Por lo tanto nunca más pasearemos
hasta las altas horas de la noche,
aunque el corazón siga enamorado,
y aunque siga brillando la luna.
Pues la espada sobrevive a la vaina
y el alma sobrevive al pecho,
y el hasta el corazón debe detenerse para tomar aliento
y el mismo amor debe descansar.
Aunque la noche fue hecha para amar,
y el día vuelve demasiado pronto
nunca más pasearemos
a la luz de la luna.
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