Questo sì che è un trasporto eccezionale #ExoMars #TGO #ThalesAleniaSpace #IlViaggio #LifeOnMars #Finmeccanica pic.twitter.com/3BVQCF07A2
— Finmeccanica (IT) (@finmeccanicaIT) 22 desembre, 2015
ExoMars llega a Baikonur para su lanzamiento este próximo Marzo.
Antes de viajar entre los planetas hay que viajar por las carreteras y rutas aéreas de la Tierra. cruzando el territorio que separa el lugar donde se construye la sonda de la base de lanzamiento elegida, lo que potencialmente puede ser incluso más peligroso. Al fin y al cabo, una vez en el espacio difícilmente tendremos que superar accidentes de tráfico, o densos campos de niebla que no te dejan ver a dos pasos. Quizás el momento de máxima tensión siempre será el lanzamiento propiamente dicho, pero antes, y es algo que suele pasar desapercibido, también existen los nervios del traslado. Se toman todas las precauciones posibles, se viaja en convoy y en las horas poco transitadas. Pero como sabe cualquiera que conduzca, la seguridad total nunca es posible.
Y es que el viaje de la sonda ExoMars (oficialmente TGO) y el módulo de aterrizaje Ciapareli, que saliendo en convoy desde las instalaciones de Thales Alenia Space en Cannes (Francia), en dirección a Turin, donde esperaba un avión de carga Antonov An-225, que los transportaría hasta Baikonur, no fue todo lo calmado que debería haber sido. El incendio de un camión en uno de los túneles que debían cruzar detuvo el tráfico, obligando al convoy a dejar la autopista y tomar una carretera secundaria, que tampoco fue un camino sencillo, ya que densos campos de niebla obligaron a reducir aún más la velocidad. Podemos imaginar al personal que acompañaba a ExoMars en su viaje imaginando lo absurdo que sería que todo el proyecto se perdiera ahora por un accidente sin ni tan solo hacer salido de la Tierra.
No hubo, por suerte, más contratiempos, y a las 5 de la madrugada, 10 horas después de partir, se llegaba al aeropuerto de Turin, donde el Antonov esperaba para recoger su carga e iniciar el viaje hacia la lejana Baikonur, que se hizo sin mayores problemas. El viaje más desconocido, pero no por ello el menos peligroso, de una sonda se había completado. En Marzo llegará su momento. Mucho más mediático que el casi anónimo viaje que la llevó a cruzar miles de Kilómetros de nuestro planeta.
La sonda ExoMars en su contenedor especial, diseñado para mantener la temperatura y niveles de humedad adecuados, sea cual sea el ambiente exterior.
El módulo Schiaparelli en un contenedor menos aparatoso, pero igualmente diseñado para preservar las condiciones ambientes interiores a niveles ideales para su valiosa carga.
El viaje más corto, pero en algunos aspectos el más peligroso.
Tranportando a la ExoMars y la Schiaparelli al avión Antonov.
Parada en Moscu, momento para comprobar que todos los parámetros de los contenedores están dentro de lo previsto.
Antes de viajar entre los planetas hay que viajar por las carreteras y rutas aéreas de la Tierra. cruzando el territorio que separa el lugar donde se construye la sonda de la base de lanzamiento elegida, lo que potencialmente puede ser incluso más peligroso. Al fin y al cabo, una vez en el espacio difícilmente tendremos que superar accidentes de tráfico, o densos campos de niebla que no te dejan ver a dos pasos. Quizás el momento de máxima tensión siempre será el lanzamiento propiamente dicho, pero antes, y es algo que suele pasar desapercibido, también existen los nervios del traslado. Se toman todas las precauciones posibles, se viaja en convoy y en las horas poco transitadas. Pero como sabe cualquiera que conduzca, la seguridad total nunca es posible.
Y es que el viaje de la sonda ExoMars (oficialmente TGO) y el módulo de aterrizaje Ciapareli, que saliendo en convoy desde las instalaciones de Thales Alenia Space en Cannes (Francia), en dirección a Turin, donde esperaba un avión de carga Antonov An-225, que los transportaría hasta Baikonur, no fue todo lo calmado que debería haber sido. El incendio de un camión en uno de los túneles que debían cruzar detuvo el tráfico, obligando al convoy a dejar la autopista y tomar una carretera secundaria, que tampoco fue un camino sencillo, ya que densos campos de niebla obligaron a reducir aún más la velocidad. Podemos imaginar al personal que acompañaba a ExoMars en su viaje imaginando lo absurdo que sería que todo el proyecto se perdiera ahora por un accidente sin ni tan solo hacer salido de la Tierra.
No hubo, por suerte, más contratiempos, y a las 5 de la madrugada, 10 horas después de partir, se llegaba al aeropuerto de Turin, donde el Antonov esperaba para recoger su carga e iniciar el viaje hacia la lejana Baikonur, que se hizo sin mayores problemas. El viaje más desconocido, pero no por ello el menos peligroso, de una sonda se había completado. En Marzo llegará su momento. Mucho más mediático que el casi anónimo viaje que la llevó a cruzar miles de Kilómetros de nuestro planeta.
La sonda ExoMars en su contenedor especial, diseñado para mantener la temperatura y niveles de humedad adecuados, sea cual sea el ambiente exterior.
El módulo Schiaparelli en un contenedor menos aparatoso, pero igualmente diseñado para preservar las condiciones ambientes interiores a niveles ideales para su valiosa carga.
El viaje más corto, pero en algunos aspectos el más peligroso.
Tranportando a la ExoMars y la Schiaparelli al avión Antonov.
Parada en Moscu, momento para comprobar que todos los parámetros de los contenedores están dentro de lo previsto.
ExoMars Trace Gas Orbiter and Schiaparelli lander travel safely to Baikonur
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