La sonda Dawn acaba de alcanzar su órbita más cercana, a poco más de 300 Kilómetros por encima de la superficie, y afronta lo que sin duda será la parte mas emocionante de toda su misión. Pero incluso antes de ello la corriente de datos científicos de todo tipo, especialmente los espectrales, que está enviado permite que poco a poco estemos aproximándonos a las respuestas sobre los enigmas que hasta ahora rodeaban ese pequeño mundo. Y posiblemente ninguno era tan conocido como el de los famosos puntos blancos, especialmente los del cráter Occator, donde estos, tan brillantes en comparación al mucho más oscuro terreno que los rodea, siguen desafiando una visión clara al saturar las cámaras con su resplandor.
Los datos obtenidos hasta ahora, son consistentes con un tipo de sulfato de magnesio llamado hexahidrita. Sales, cuya presencia, en la mayor parte de los casos dentro de cráteres de impacto, parece no ser casual. Estos habrían desenterrado un mezcla de hielo y sal, y al sublimarse este primero solo habría quedado esta última, los restos dejados atrás, formado estas manchas tan brillantes al reflejar una porción tan alta de luz solar. Lo que a su vez nos indicaría que Ceres "tiene una capa subterránea que contiene hielo de agua salobre", explica Andreas Nathues, del Max Planck Institute for Solar System Research.
Occator sería uno de los casos más recientes, ya que se les estima una edad por debajo de los 100 millones de años. Por eso mismo el proceso aún podría estar teniendo lugar, como indican las señales de formación de nieblas, de partículas de vapor de agua helada o polvo, cuya existencia parece salir reforzada por estos últimos estudios, y que se formaría por los efectos del calentamiento de la luz solar sobre las sales hidratadas.
Occator parece mostrar una neblina difusa, que lo podría estar asociado con la detección de emisiones de vapor de agua en Ceres por parte del observatorio espacial Herschel. Esta parece estar presente al mediodía, hora local, y ausente en el amanecer y el atardecer, lo que sugiere que el fenómeno se asemeja a la actividad en la superficie de un cometa, con vapor de agua levantando pequeñas partículas de polvo y hielo residual. Futuros datos y su análisis pueden probar esta hipótesis y revelar pistas sobre el proceso que causa esta actividad. "El equipo científico de Dawn todavía está discutiendo estos resultados y análisis de datos para comprender mejor lo que está sucediendo en Occator", dijo Chris Russell, investigador principal de la misión Dawn, con sede en la Universidad de California en Los Ángeles.
Junto a estos nuevos datos sobre las zonas brillantes de Ceres, Dawn también encontró, gracias a su espectrómetro de cartografía visible e infrarroja, que permite determinar determinar la composición química del terreno analizando la luz reflejada por este, arcillas ricas en hielo de amoníaco. Un descubrimiento extraño, ya que el Ceres actual es demasiado cálido como para que hielo compuesto de este elemento pueda permanecer estable, a menos que estén presentes en combinación con (es decir, unido químicamente a otros minerales). La presencia de compuestos amoniacales plantea la posibilidad de que Ceres no se originó en el cinturón principal de asteroides entre Marte y Júpiter, donde reside actualmente,sino que podría haber tenido un origen más lejano del Sol.
"La presencia de amoníaco sugiere que Ceres se compone de material de acreción originario en ambiente donde este y el nitrógeno fueron abundantes. En consecuencia, pensamos que este material se originó en el frío sistema solar exterior", dijo María Cristina De Sanctis, del Instituto Nacional de Astrofísica, Roma. La visión actual de como era nuestro reino planetario en sus primeras épocas defiende las migraciones planetarias, el desplazamiento de los planetas gigantes desde sus posiciones originarias a las actuales. Ceres podría haber sido una "víctima" , desplazado y enviado su órbita actual, de este caos.
Posibles respuestas, que a su vez desvelan nuevos enigmas. Dawn acaba de llegar a su órbita más cercana, desde donde intentará, ahora ya al máximo de sus posibilidades, responderlos. La aventura en Ceres aún nos deparará, y de eso podemos estar seguros, muchas sorpresas.
El cráter Occator en una de las últimas imágenes de Dawn, con un resplandor al reflejar la luz solar que sigue saturando las cámaras.
Mapa de Ceres que muestrala ubicación de cerca de 130 áreas brillantes en toda la superficie del planeta enano, resaltadas en azul. La mayoría se asocian con cráteres.
Esta representación del cráter Occator en falso color muestra las diferencias en la composición de la superficie. El rojo corresponde a una longitud de onda alrededor de 0,97 micrómetros (infrarrojo cercano), el verde a una longitud de onda alrededor de 0,75 micrómetros (rojo, la luz visible) y azul a un rango de longitudes de onda de alrededor de 0,44 micrómetros (azules, luz visible).
Occator visto justo en el limbo de Ceres. Algunas observaciones parecen indicar la presencia de brumas al mediodía, cuando la temperatura alcanza su punto máximo.
Las detecciones de vapor de agua realizadas por el telescopio Herschel, que podrían tener su origen en la sublimación del hielo de agua aún presente en algunas zonas brillantes.
New Clues to Ceres' Bright Spots and Origins
Dawn Spacecraft Unraveling Mysteries of Ceres Intriguing Bright Spots as Sublimating Salt Water Residues
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