El encuentro de la New Horizons nos ofreció, y sigue haciéndolo, infinidad de imágenes de Plutón, tan extraordinarias y mostrando un mundo igualmente asombroso que uno no puede sino sentir asombro, así como tristeza por haberse limitado a un sobrevuelo fugaz. Pero esta sonda realizó un trabajo asombroso, reuniendo cantidades ingentes de información en muy corto espacio de tiempo, tanta que tardará tiempo en enviarla toda a la Tierra. Y entre ella podemos encontrar una inesperada sorpresa.
Su nombre es LEISA, el espectrómetro infrarrojos de la New Horizons, que toma imágenes 2-D al igual que una cámara normal, pero a través de un filtro lineal. Cada sección capta una longitud de onda específica de luz infrarroja, y cada fila de pixels puede ver una longitud ligeramente diferente, todo situado en un rango de entre las 1.25 y las 2,5 micras. Esta gama de longitudes de onda fue seleccionado debido a que los elementos presenten en Plutón tienen característica espectrales en dichas frecuencias que son claramente identificables, como una huella química delatora. Y este instrumento es la protagonista de esta historia
Cuando la sonda sobrevoló el planeta, LEISA literalmente escaneó la superficie, tomando innumerables imágenes de 256 x 256 pixeles al ritmo de 2 frames por segundo, que al irse desplazando acabaron cubriendo el hemisferio visible por completo, permitiendo tomar datos de cada zona en todas las diferentes longitudes de onda dentro del infrarrojo. Sería como mirar un objeto situado a otro lado de una vidriera policromada o vitral (como las que vemos, por ejemplo, en catedrales e iglesias) mientras nos movemos de un lado a otro. Y como resultado reunió una cantidad enorme imágenes, que en realidad son como los fotogramas de una película, pues todos juntos conforman la visión del sobrevuelo en movimiento, como si hubiéramos estado ahí contemplando el espectáculo.
Y esto es lo que el equipo de la New Horizons nos presenta ahora, aunque convirtiendo los datos en infrarrojo a un rango de longitud de ondas situado dentro de lo que el ojo humano puede observar. Es decir, todo el arco iris. Plutón se desplaza suavemente de un lado a otro del campo de visión de LEISA (la secuencia está acelerada 17 veces con respecto a lo que fue en realidad) mientras que el encendido de los propulsores de la sonda, para ajustar la trayectoria, hace que este no lo haga de forma completamente lineal, sino dando un ligero pero claramente perceptible bamboleo. Una visión sobrecogedora, así como científicamente reveladora, ya que la composición de la superficie se hace aquí evidente para el que sepa donde mirar: Las bandas oscuras verticales corresponden a la absorción de elementos específicos; muchas de ellas son debido a la presencia de hielo de metano sólido. Sin embargo estas bandas no están presentes sobre otros terrenos; en dichas áreas, el elemento responsable de la absorción está ausente.
La misión New Horizons nos sigue sorprendiendo por todo lo que logró en tan poco tiempo. Esta increíble secuencia, lo más cerca que quizás estemos nunca, o al menos en un futuro imaginable, de filmar una película en las fronteras del Sistema Solar exterior, no es más que el último ejemplo de ello y del nunca lo suficientemente reconocida labor realizada por sus gentes. Somos afortunados de haber sido capaces de ser testigos de algo así.
Dirección del escaneo de LEISA, que permitió el filtro lineal recorriera todo el rostro de Plutón, y por tanto extraer datos en toda una serie de frecuencias del espectro dentro del infrarrojo.
Así trabajaron los diferentes instrumentos ópticos de New Horizons. LEISA forma parte de Ralph.
Vidriera policromada (o también llamada Vitral) de la Catedral de Reims, en Francia. LEISA observó a Plutón de una forma equivalente, con su filtro ofreciendo una visión de ese planeta como si fuera a través de un vitral.
Pluto through a Stained Glass Window: a Movie from the Edge of Our Solar System
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