6 de Junio de 2002, el día en que un meteoro pudo haber provocado una guerra nuclear.
Nuestro siempre añorado Carl Sagan planteó en su libro Cosmos una posibilidad inquietante...la que un asteroide, quizas un pequeño cometa, al entrar en la atmósfera y explotar en una zona poblada, fuera confundido con la detonación un bomba nuclear y provocara el inició de una guerra, algo que en los años 80, en plena Guerra Fría entre los EEUU y la URSS, con miles de armas atómicas apuntándose mutuamente y listas para ser lanzadas, resultaba ciertamente aterrador. La Humanidad borrada del mapa de la manera más estúpida por un incidente aleatorio de orígen cósmico. Lo que quizás hubiera sido la forma más merecida.
Este tipo de acontecimientos fuertes liberaciones de enegía a gran altura que fueron inicialmente confundidos con posibles explosiones nucleares, han ocurrido más veces de lo que pensamos, por lo que la advertencia de Sagan sigue más vigente que nunca, en especial porque pueden causarlas objetos de no más de 10 metros de diámetro que no son detectados en su aproximación a La Tierra..
El ejemplo más claro de esta amenaza ocurrió no hace tanto, en 2002...la Guerra Fría era cosa del pasado, pero ahora eran dos potencias como India y Pakistán la que amenazaban con desencadenar una hecatombe, en una escalada de tensión entre países que disponían de un arsenal atómico...así, el 5 de Junio, el presidente pakistaní Musharraf declaró el derecho de Pakistan de usar su armamento nuclear, mientras que el ministro de asuntos exteriores Indio Jaswant Singh señalaba que la India nunca sería el primer en usar sus armas nucleares. El mundo contenía la respiración.
Y entonces ocurrió lo que se conoce como el Evento del Mediterráneo Oriental, una explosión detectada el 6 de Junio, a gran altura sobre el mar, en algún punto entre Libía y Grecia...con una potencia estimada de 26 Kilotones (el doble de la bomba de Hiroshima y aproximadamente la misma que la de Nagasaki), sería registrada por numerosas estaciones simográficas, y se atribuyó a la entrada y destrucción de un cuerpo celeste (posiblemente un pequeño cometa de unos 10 metros de diámetro) en la atmósfera terrestre. Es decir, algo muy parecido, aunque de menor potencia, que lo ocurrido en Tunguska.
La fortuna estuvo presente en dos ocasiones. Primero porqué de haber ocurrido en una zona habitada podría haber causado una auténtica tragedia, la segunda, y ya en relación directa con los vientos de guerra que llegaban del Este, es que la explosión se situó en la misma latitud que la región de Cachemira, zona de disputa entre India y Pakistán...solo que el objeto responsable hubiera entrado en la atmósfera 3 horas más tarde, esta hubiera ocurrido justo en esa zona, y dificilmente habría sido interpretado, en la alta tensión del momento, de otro forma que no fuera un ataque nuclear del adversario. Ciertamente el mundo se encontró a un paso de vivir el peor de los escenarios posibles..
El Evento del Mediterraneo Oriental, junto con otros ejemplos como el impacto de Vitim, ocurrido ese mismo año, nos recuerdan la importancia de conocer lo más ampliamente posible todos los objetos celestes de cierto que nos rodean, no solo para advertir a tiempo un posible riesgo como para evitar interpretaciones fatalmente equivocadas, tal como nos adviertió Sagan...el 6 de Junio de 2002 el mundo estuvo a solo 3 horas de una guerra nuclear, ciertamente regional pero no por ello menos terrorífica. Y la diosa Fortuna no siempre estará ahí para ayudarnos.
Lugar aproximado de la detonación. No parece que llegaran restos, y si así ocurrió acabaron en el fondo del mar.
Cachermira, zona de eterna disputa entre India y Pakistan...el Evento del Mediterraneo Oriental ocurrió en la misma latitud, por lo que el objeto causante, de haber llegado tres horas después, habría detonado sobre ella, y posiblemente identificado como un ataque nuclear del adversario.
Posibles objetivos en caso de haber estallado la guerra nuclear, con sus respectivas poblaciones.
El absurdo de la guerra.
El día que un cometa pudo haber provocado una guerra.
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