Dentro de las amplias nubes moleculares que encontramos en la Constelación de Orión, conocidas como nebulosas oscuras al no estar relacionada ni iluminada por ninguna estrella cercana, es sin duda la más conocida, a pesar de ser relativamente pequeña, apenas 3.5 años-luz de diámetro, y posiblemente, en un futuro aún por llegar, se convertirá en el lugar de nacimiento de nuevas generaciones de estelares, desvaneciéndose en la nada y dejando como legado para la posteridad nuevos soles, nuevos mundos y, quién sabe, nueva vida.
Y precisamente esta figura tan familiar se convirtió en el objetivo del telescopio espacial Hubble, que para celebrar su 23º aniversario en órbita centró su atención en ella, captándola en longuitudes de onda infrarroja. El resultado es que esta figura celeste, que en luz visible aparece como masa oscura, se muestra aquí con todo detalle, revelando su naturaleza como un gigante de gas y polvo estelar que parece elevarse entre las estrellas que le rodean. Una imágen asombrosa, tanto por la capacidad de este veterano observador del Universo de seguir dejándonos sin palabras como por la inmensa y la mismo tiempo delicada estructura cósmica.
La Nebulosa en luz visible. A causa de la gran luminosidad de fondo esta nube de gas y polvo se recorta como una enorme figura oscura.
El cinturón de Orión formada por las estrellas Alnitak, Alnilam, Mintaka. Justo por debajo de esta se extiende la Nebulosa IC 434, sobre la cual se recorta la figura de laNebulosa Cabeza de Caballo.
Hubble Sees a Horsehead of a Different Color
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