Como Juno dejó al descubierto nuestro desconocimiento sobre Júpiter.
Las Voyager y las Pioneers lo sobrevolaron, la Galileo permaneció en órbita años, los telescopios terrestres lo han observado y estudiado innumerables veces, y siguen haciéndolo hoy día. Pero en contra de lo que podamos pensar eso no nos llevó tan cerca de comprenderlo como podíamos creer, y lo mismo se aplica al resto del Sistema Solar. La realidad es demasiado compleja y pronfunda para ser develada tan fácilmente, y muchas de las ideas prevías, cuando se contrasta con nuevos descubrimienos, se derrumban rápidamente y obliga a rescrbirlas, cuando no empezar de cero. Y Júpiter, como el mayor planetas de nuestro sistema, no es una excepción.
Cuando Juno se lanzó rumbo al gigante gaseso los astrónomos creían tener una idea más o menos precisa sobre su naturaleza. Quedaban incógnitias que se esperaba resolver con esta nueva sonda interplanetaria, pero el cuadro general se creía controlado. O al menos eso pensaba hasta que los datos compenzaron a llegar."Nuestras ideas eran totalmente erróneas sobre la estructura interior, sobre la atmósfera, incluso sobre la magnetosfera", resume Scott Bolton, investigador principal de la misión Juno. Y no se queda corto.
Los astrónomos creían que Júpiter tenía un núcleo muy pequeño y denso, o quizás ningún núcleo en absoluto. Pero los datos revelaron que en lugar de ello tiene un núcleo enorme y difuso. Esta discrepancia sugiere que lo mucho que aún no sabemos sobre planetas gaseosos gigantes. Y no es la única.
Durante sus primeros encuentros cercanos Juno reveló extraños racimos de ciclones que azotaban los polos norte y sur, y los científicos de la misión no esperaban que se vieran tan extraños y caóticos."Si alguien me hubiera mostrado una foto del polo hace 10 años, nunca hubiera adivinado que era Júpiter".
Las mediciones del campo magnético arrojaron más sorpresas. Los astrónomos sabían que tiene el más fuerte de todos los planetas del Sistema Solar, pero no que fuera el foble de potente de lo estimado. Al igual que el terrestre, el joviano canaliza las partículas cargadas (principalmente electrones) hacia los polos magnéticos del planeta, donde interactúan con la atmósfera para crear brillantes auroras.
Pero hay algo más, ya que parecen estar impulsadas por una misteriosa fuerza física que los astrónomos no han podido identificar. Según los cálculos matemáticos, deberían ser de 10 a 30 veces más energéticas que las de la Tierra, pero Juno ha visto auroras que son cientos de veces más fuertes sin razón aparente. Y para hacer las cosas aún más extrañas, las auroras de Júpiter parecen apagarse por la noche cuando los polos giran en la oscuridad. Esto significa que se comportan de manera diferente en cada polo, a diferencia de las auroras terrestes.
Son las últimos sorpresas ,no las definitivas. Juno sigue a pleno rendimiento y seguro que aún tiene mucho que decirnos. Pero su mensaje está claro. No importa cuanto avancemos, ni las sondas que lancemos al encuentro de otro mundo. Simpre habrán nuevos descubrimientos, nuevas ideas que necesitarán ser escritas y viejas que deberán ser revalualdas. Siempré existirá algo más, nuevas fronteras, nuevos caminos y nuevos misterios.
Diagrama de la posible estructura interior de Júpiter. Los
datos de gravedad de Juno sugieren, por ejemplo, que Júpiter puede
tener un núcleo sorprendentemente grande y parcialmente disuelto, según
han dicho los miembros del equipo de misión.
Una imagen
de la aurora sur de Júpiter, obtenida por el espectrógrafo ultravioleta de Juno (UVS) el 2 de febrero de 2017. Esta imagen superpone a tres gamas de longitudes de onda diferentes y los
codifica por colores de modo que rojo, verde y azul indican electrones
de alta, media y baja energía incidiendo en la atmósfera, con mezclas de colores que indican una mezcla de energías. La raya en la esquina superior izquierda es causada por la luna Io.
El caótico polo sur de Júpiter. El mar de ciclones observados en ambos polos resultó una de las primeras grandes sorpresas que nos tenía reservabas el gigante joviano.
'Totally Wrong' on Jupiter: What Scientists Gleaned from NASA's Juno Mission
sábado, enero 13, 2018
Mundo error
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jueves, enero 11, 2018
Al encuentro de la oscuridad
Cuenta atrás para la primera imágen de un agujero negro.
Se le conoce proyecto EHT (Event Horizon Telescope), y bajo ese nombre se esconde un proyecto internacional que busca lo que nunca nadie a logrado hasta ahora. Porque se conoce su existencia por los fenómenos que generan a su alrededor, que solo puede ser explicados por la concentración de una masa inmensa en una espacio extremadamente reducido, más allá de cualquier forma de materia conocida, y con un campo gravitatorio del cual no la luz puede escapar. De ahí en nombre que reciben, ya que se les puede representar como pozos gravitatorio sin fondo. Pero siempre faltó un último paso, la de una imagen directa de la más profunda oscuridad. Pero esa espera está cerca de llegar a su final.
El pasado Abril el EHT coordinó la observación simultanea de Sagitario A, el que se cree colosal agujero negro que habita en el centro de la Vía Láctea, por parte de ocho radiotelescopios, ubicados en el Polo Sur, Hawai, México, Chile, Arizona, Groenlandia y España. El objetivo, convertirlos en un solo radiotelescopio del tamaño de la propia Tierra, y combinando sus datos sacar a la luz la oscuridad más absoluta, su silueta amenazante, la sombra que proyecta a su alrededor. Y para saber si se había logrado se tenía que esperar que toda esta información se reuniera y analizara. Y así se hizo con todos excepto los Polo Sur, que quedaron almacenados hasta que el largo Invierno Antártico llegara a su fin y se reanudaran los vuelos con el mundo exterior, permitiendo así que la valiosa carga fuera transportada su punto de destino.
Sin ellos el trabajo estaba incompleto, falta la última pieza del puzzle. Pero ahora todo el tesoro está reunido el instituto Max Planck de Astronomía en Bonn, para ser procesado. Ahora si llega el momento definitivo que podría mostrarnos el primer cuadro de un agujero negro, la primera vez que veamos uno directamente, más allá de los simples indicios y pruebas indirectas. En cuestión de semanas este largo viaje llegará a su final. Todos listo para un momento para la historia. La oscuridad llama ya a nuestra puerta.
Los radiotelescopios que han participado en el proyecto EHT, trabajando de forma conjunta como si fuera un solo observatorio de tamaño planetario.
A la derecha lo que podríamos esperar ver, una oscura sombra recortada sobre el brillante entorno que lo rodea. Un abismo rodeado de luz.
"Cazando" un agujero negro.
Expectación ante la primera foto de un agujero negro
Se le conoce proyecto EHT (Event Horizon Telescope), y bajo ese nombre se esconde un proyecto internacional que busca lo que nunca nadie a logrado hasta ahora. Porque se conoce su existencia por los fenómenos que generan a su alrededor, que solo puede ser explicados por la concentración de una masa inmensa en una espacio extremadamente reducido, más allá de cualquier forma de materia conocida, y con un campo gravitatorio del cual no la luz puede escapar. De ahí en nombre que reciben, ya que se les puede representar como pozos gravitatorio sin fondo. Pero siempre faltó un último paso, la de una imagen directa de la más profunda oscuridad. Pero esa espera está cerca de llegar a su final.
El pasado Abril el EHT coordinó la observación simultanea de Sagitario A, el que se cree colosal agujero negro que habita en el centro de la Vía Láctea, por parte de ocho radiotelescopios, ubicados en el Polo Sur, Hawai, México, Chile, Arizona, Groenlandia y España. El objetivo, convertirlos en un solo radiotelescopio del tamaño de la propia Tierra, y combinando sus datos sacar a la luz la oscuridad más absoluta, su silueta amenazante, la sombra que proyecta a su alrededor. Y para saber si se había logrado se tenía que esperar que toda esta información se reuniera y analizara. Y así se hizo con todos excepto los Polo Sur, que quedaron almacenados hasta que el largo Invierno Antártico llegara a su fin y se reanudaran los vuelos con el mundo exterior, permitiendo así que la valiosa carga fuera transportada su punto de destino.
Sin ellos el trabajo estaba incompleto, falta la última pieza del puzzle. Pero ahora todo el tesoro está reunido el instituto Max Planck de Astronomía en Bonn, para ser procesado. Ahora si llega el momento definitivo que podría mostrarnos el primer cuadro de un agujero negro, la primera vez que veamos uno directamente, más allá de los simples indicios y pruebas indirectas. En cuestión de semanas este largo viaje llegará a su final. Todos listo para un momento para la historia. La oscuridad llama ya a nuestra puerta.
Los radiotelescopios que han participado en el proyecto EHT, trabajando de forma conjunta como si fuera un solo observatorio de tamaño planetario.
A la derecha lo que podríamos esperar ver, una oscura sombra recortada sobre el brillante entorno que lo rodea. Un abismo rodeado de luz.
Expectación ante la primera foto de un agujero negro
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miércoles, enero 10, 2018
Año nuevo en los límites de nuestro mundo
A un año vista del encuentro de la New Horizons con MU69.
Estamos en los primeros días de 2018. En estas mismas fechas de 2019 se habrá completando el sobrevuelo de lo que se considera un fragmento casi inalterado desde los orígenes del Sistema Solar, y los datos e imágenes, tal como ocurrió con Plutón, empezarán a fluir hacia la Tierra lentamente, extendiendo la emoción del descubriendo mucho más allá que el momento fugaz en que pasaremos rozando, mucho más cerca de lo que jamás estuvimos del antiguo 9ª planeta. La cuenta atrás ya ha comenzado, y con ello su equipo humano y todas las instituciones implicadas están ya calentado motores, presentando y afinando el que será el plan de vuelo y actuación que se afrontará los próximos meses.
"Los Voyager y las Pioneers volaron a través del Cinturón de Kuiper en un momento en que no sabíamos que esta región existía", explica Jim Green, director de la División de Ciencias Planetarias de la NASA."New Horizons busca conocer estos objetos, e invitamos a todos a que afronten el próximo año con la emoción de explorar lo desconocido"."Nuestro sobrevuelo de MU69 en la víspera de Año Nuevo y el día de Año Nuevo 2019 será una emocionante secuela del encuentro con Plutón en 2015", agregó Alan Stern, investigador principal de New Horizons "Nunca antes se había explorado nada como el MU69".
Al igual que con los cientos de miles de otros pequeños mundos del Cinturón de Kuiper, MU69 está envuelto en el misterio. De hecho, todo lo que sabemos sobre él proviene del Telescopio Espacial Hubble (a 2014) y una campaña de observación realizada el pasado Verano, y en el que se aprovecho la ocultación de tres estrellas por parte de este cuerpo desconocido para extraer información sobre su naturaleza, y del que se desveló que podría estar formado por objetos, ser un cuerpo vinario, o quizás incluso estar acompañado por una luna."Todo esto nos dice que MU69 tendrá muchas sorpresas reservadas para la New Horizons", explica Marc Buie, miembro del equipo científico. "Vamos a ver algo que se remonta a la formación del Sistema Solar".
New Horizons tiene previsto pasar a solo 3500 Kilómetros de distancia, 3 veces más cerca que Plutón, suficiente para que sus cámaras puedan observar detalles no mayores que una cancha de baloncesto. Sin embargo las operaciones comenzarán 6 meses antes, cuando la sonda despierte de su actual hibernación el 4 de Junio. Después de comprobar el estado de todos sus instrumentos y dejarlos listos para la acción, a finales de Agosto o principios de Septiembre tomará las primeras imágenes MU69 (así como de otros KBO más lejanos), aunque a esa distancia será a apenas un punto de luz y su objetivo será ajustar su trayectoria. A principios de Diciembre se iniciará la búsqueda de potenciales amenazas (lunas o anillos) para la sonda, y a finales de ese mes, a pocos días del encuentro, se tomará la decisión final, de seguir con el plan previsto o adquirir alguna de las trayectorias alternativas previstas.
El plan de vuelo actual, con la sonda despertando ea principios de Junio, tomando las primeras imágenes a finales de Agosto, así como de otros objetos de Kuiper, realizando una serie de correcciones de trayectoria entre Octubre y mediados de Diciembre, decisión final días sobre su trayectoria antes del sobrevuelo y en encuentro mismo, el ano nuevo de 2019. Después comenzará la descarga de las imágenes y datos, con una pausa entre el 4 y el 9 de Enero por causa de una conjunción solar.
El viaje de la New Horizons hasta MU69.
El objetivo de la New Horizons en la distancia, como una estrella extremadamente tenue. Esto cambiará de forma radical el 1 de Enero de 2019.
Pasado, presente y futuro de la misión New Horizons, presentado por miembros de su equipo de misión en el encuentro de la American Geophysical Union realizada el pasado 12 de Diciembre.
Spend Next New Year’s Eve with New Horizons
Estamos en los primeros días de 2018. En estas mismas fechas de 2019 se habrá completando el sobrevuelo de lo que se considera un fragmento casi inalterado desde los orígenes del Sistema Solar, y los datos e imágenes, tal como ocurrió con Plutón, empezarán a fluir hacia la Tierra lentamente, extendiendo la emoción del descubriendo mucho más allá que el momento fugaz en que pasaremos rozando, mucho más cerca de lo que jamás estuvimos del antiguo 9ª planeta. La cuenta atrás ya ha comenzado, y con ello su equipo humano y todas las instituciones implicadas están ya calentado motores, presentando y afinando el que será el plan de vuelo y actuación que se afrontará los próximos meses.
"Los Voyager y las Pioneers volaron a través del Cinturón de Kuiper en un momento en que no sabíamos que esta región existía", explica Jim Green, director de la División de Ciencias Planetarias de la NASA."New Horizons busca conocer estos objetos, e invitamos a todos a que afronten el próximo año con la emoción de explorar lo desconocido"."Nuestro sobrevuelo de MU69 en la víspera de Año Nuevo y el día de Año Nuevo 2019 será una emocionante secuela del encuentro con Plutón en 2015", agregó Alan Stern, investigador principal de New Horizons "Nunca antes se había explorado nada como el MU69".
Al igual que con los cientos de miles de otros pequeños mundos del Cinturón de Kuiper, MU69 está envuelto en el misterio. De hecho, todo lo que sabemos sobre él proviene del Telescopio Espacial Hubble (a 2014) y una campaña de observación realizada el pasado Verano, y en el que se aprovecho la ocultación de tres estrellas por parte de este cuerpo desconocido para extraer información sobre su naturaleza, y del que se desveló que podría estar formado por objetos, ser un cuerpo vinario, o quizás incluso estar acompañado por una luna."Todo esto nos dice que MU69 tendrá muchas sorpresas reservadas para la New Horizons", explica Marc Buie, miembro del equipo científico. "Vamos a ver algo que se remonta a la formación del Sistema Solar".
New Horizons tiene previsto pasar a solo 3500 Kilómetros de distancia, 3 veces más cerca que Plutón, suficiente para que sus cámaras puedan observar detalles no mayores que una cancha de baloncesto. Sin embargo las operaciones comenzarán 6 meses antes, cuando la sonda despierte de su actual hibernación el 4 de Junio. Después de comprobar el estado de todos sus instrumentos y dejarlos listos para la acción, a finales de Agosto o principios de Septiembre tomará las primeras imágenes MU69 (así como de otros KBO más lejanos), aunque a esa distancia será a apenas un punto de luz y su objetivo será ajustar su trayectoria. A principios de Diciembre se iniciará la búsqueda de potenciales amenazas (lunas o anillos) para la sonda, y a finales de ese mes, a pocos días del encuentro, se tomará la decisión final, de seguir con el plan previsto o adquirir alguna de las trayectorias alternativas previstas.
Y cuando el mundo esté celebrando el paso del 2018 al 2019, mientras el resto del mundo celebra la llegada del nuevo año, New Horizons sobrevolará este fragmento de la historia de nuestro sistema planetario. Para su gente, así como para astrónomos de todo el mundo, posiblemente será una de las fiestas de año nuevo más tensa y cargada de esperanza jamás celebrada.
El viaje de la New Horizons hasta MU69.
El objetivo de la New Horizons en la distancia, como una estrella extremadamente tenue. Esto cambiará de forma radical el 1 de Enero de 2019.
Spend Next New Year’s Eve with New Horizons
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martes, enero 09, 2018
Belleza mortal
Juno nos maravilla de nuevo con las imágenes de su último encuentro.
"Jupiter es todo lo hermoso que un planeta puede llegar a ser, pero si te acercas demasiado te matará". Así lo definía Seán Doran, uno de los muchos que participan y disfrutan del proyecto común de la JunoCam, la pequeña cámara de la sonda Juno, instalada como parte de un proyecto extra para aproximar al gran público a la exploración interplanetaria, y no solo como espectadores, sino de forma activa, a través de una página web desde la cual no solo se pueden votar por los objetivos sino trabajar libremente con las imágenes enviadas para dotarlas de la máxima belleza posible. Y a todos los efectos la iniciativa es un éxito sin precedentes. Nadie lo hubiera dicho inicialmente, pero ahora no podemos imaginarnos a esta misión sin su pequeña cámara. Lo que era complementario ahora es el símbolo de su triunfo.
El pasado 16 de Diciembre Juno completó un nuevo sobrevuelo de Júpiter, rozando nuevamente sus capas de nubes más exteriores, y nuevamente con todos sus instrumentos en funcionamiento, todo un logro teniendo en cuenta que cada uno de estos viajes la somete a niveles de radiación extrema, que nos mataría rápidamente. Realmente sus diseñadores y constructores hicieron un buen trabajo. Y también lo estuvo la JunoCam, que sigue resistiendo esta dura prueba y trabajando a pleno rendimiento, mantenido viva así esta maravillosa iniciativa. Y viendo los resultados, podemos decir que por suerte.
Nuevamente la visión de Júpiter, realzada por el incansable trabajo de tantos voluntarios, que dotan las imágenes de un esplendor increíble, nos dejan sin palabras. Ante nosotros un mar de nubes, de tormentas de forma ovaladas, cinturones nubosos impulsados por los vientos, tenues nubes de amoníaco que parecen flotar sobre ellos...ciertamente es lo más hermoso que un planeta puede ser. Una belleza hipnótica, pero también mortal. Poco a poco Juno está muriendo en su letal abrazo. Pero lo hará rodeada de uno de los paisajes más hermosos y espectaculares del Sistema Solar.
La belleza hecha imágen. Gracias a JunoCam estamos descubriendo hasta que punto Júpiter es espectacular, un cuadro planetario.
El último sobrevuelo de Júpiter, el 10º desde su llegada al planeta gigante, recreado a partir de 20 imágenes de la JunoCam.
La sonda Juno volvió a completar una órbita alrededor de Júpiter, y las fotos son alucinantes
"Jupiter es todo lo hermoso que un planeta puede llegar a ser, pero si te acercas demasiado te matará". Así lo definía Seán Doran, uno de los muchos que participan y disfrutan del proyecto común de la JunoCam, la pequeña cámara de la sonda Juno, instalada como parte de un proyecto extra para aproximar al gran público a la exploración interplanetaria, y no solo como espectadores, sino de forma activa, a través de una página web desde la cual no solo se pueden votar por los objetivos sino trabajar libremente con las imágenes enviadas para dotarlas de la máxima belleza posible. Y a todos los efectos la iniciativa es un éxito sin precedentes. Nadie lo hubiera dicho inicialmente, pero ahora no podemos imaginarnos a esta misión sin su pequeña cámara. Lo que era complementario ahora es el símbolo de su triunfo.
El pasado 16 de Diciembre Juno completó un nuevo sobrevuelo de Júpiter, rozando nuevamente sus capas de nubes más exteriores, y nuevamente con todos sus instrumentos en funcionamiento, todo un logro teniendo en cuenta que cada uno de estos viajes la somete a niveles de radiación extrema, que nos mataría rápidamente. Realmente sus diseñadores y constructores hicieron un buen trabajo. Y también lo estuvo la JunoCam, que sigue resistiendo esta dura prueba y trabajando a pleno rendimiento, mantenido viva así esta maravillosa iniciativa. Y viendo los resultados, podemos decir que por suerte.
Nuevamente la visión de Júpiter, realzada por el incansable trabajo de tantos voluntarios, que dotan las imágenes de un esplendor increíble, nos dejan sin palabras. Ante nosotros un mar de nubes, de tormentas de forma ovaladas, cinturones nubosos impulsados por los vientos, tenues nubes de amoníaco que parecen flotar sobre ellos...ciertamente es lo más hermoso que un planeta puede ser. Una belleza hipnótica, pero también mortal. Poco a poco Juno está muriendo en su letal abrazo. Pero lo hará rodeada de uno de los paisajes más hermosos y espectaculares del Sistema Solar.
La belleza hecha imágen. Gracias a JunoCam estamos descubriendo hasta que punto Júpiter es espectacular, un cuadro planetario.
La sonda Juno volvió a completar una órbita alrededor de Júpiter, y las fotos son alucinantes
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lunes, enero 08, 2018
Un futuro marrón brillante
SIMP0136, la enana marrón que será objetivo prioritario del James Webb.
A principios de 2019, si no se interpone un nuevo retraso en el calendario, el telescopio espacial más potente y complejo jamás construido iniciará su viaje hacia el Punto de Lagrange 2, desde donde promete revolucionar nuestro conocimiento del Universo cercano y lejano. Sus capacidades son tales y las esperanzas puestas en el son de tal calibre que la lista de peticiones científicas que ya acumula, incluso ahora, a un año del lanzamiento, supera ampliamente cualquier otra cosa vista anteriormente. Por eso resulta interesante saber cuales serán los primeros agraciados, y aún más cual es el objetivo prioritario así que abra sus ojos. Y este ya tiene nombre.
SIMP0136 es lo que llamamos una enana marrón, una estrella fallida que no llegó a tener masa suficiente para iniciar reacciones de fusión en su núcleo y solo resplandece en el espectro infrarrojo por el calor acumulado por su formación. Lo que para el James Webb, que tendrá en esta parte del espectro su campo de observación, la convierte en un objeto facilmente observable, ya que además está relativamente cerca de la Tierra. Esto por si solo no explicaría que esté marcado como objetivo prioritario así que entre en funcionamiento. El punto importante no es tanto lo que es como lo que podemos aprender de cara a otros mundos mucho más interesantes.
Observaciones anteriores, liderados por Étienne Artigau y unequipo de la Universidad de Montreal, encontraron evidencia que sugiere que tiene una atmósfera nublada, y su objetivo es utilizar los instrumentos espectroscópicos del James Webb para aprender más sobre la composición de dichas nubes. "Webb nos permite probar características, como la absorción de agua, que son inaccesibles desde el suelo a este nivel de precisión", explica Artigau. Y lo que se aprenda de SIMP0136 podrá aplicarse a otros mundos potencialmente más interesantes desde el punto de vista biológico, sentando las bases de como se deben estudiar los datos que se obtengan de mundos con atmósferas con cubiertas nubosas (como la Tierra).
"La enana marrón SIMP0136 tiene la misma temperatura que varios planetas que se observarán en la espectroscopia de tránsito con Webb, y se sabe que las nubes afectan este tipo de medición; nuestras observaciones nos ayudarán a comprender mejor las cubiertas de nubes en las enanas marrones y las atmósferas planetarias en general". Así está cálida estrella fallida, con su tenue resplandor de un pasado que nunca fue, se convertirá en la luz que iluminará el futuro que un día será. Ciertamente una relación curiosa.
Las enanas marrones, más masivas que Júpiter pero sin llegar a la masa necesaria para convertirse en estrellas. Resplandecen en el infrarrojo por el calor acumulado durante su formación.
James Webb se situará en el Punto de Lagrange 2 (L2), desde donde explorará tanto el Sistema Solar exterior como el espacio profundo y los límites mismos del Universo observable.
Una misteriosa enana marrón, prioridad para el telescopio James Webb
A principios de 2019, si no se interpone un nuevo retraso en el calendario, el telescopio espacial más potente y complejo jamás construido iniciará su viaje hacia el Punto de Lagrange 2, desde donde promete revolucionar nuestro conocimiento del Universo cercano y lejano. Sus capacidades son tales y las esperanzas puestas en el son de tal calibre que la lista de peticiones científicas que ya acumula, incluso ahora, a un año del lanzamiento, supera ampliamente cualquier otra cosa vista anteriormente. Por eso resulta interesante saber cuales serán los primeros agraciados, y aún más cual es el objetivo prioritario así que abra sus ojos. Y este ya tiene nombre.
SIMP0136 es lo que llamamos una enana marrón, una estrella fallida que no llegó a tener masa suficiente para iniciar reacciones de fusión en su núcleo y solo resplandece en el espectro infrarrojo por el calor acumulado por su formación. Lo que para el James Webb, que tendrá en esta parte del espectro su campo de observación, la convierte en un objeto facilmente observable, ya que además está relativamente cerca de la Tierra. Esto por si solo no explicaría que esté marcado como objetivo prioritario así que entre en funcionamiento. El punto importante no es tanto lo que es como lo que podemos aprender de cara a otros mundos mucho más interesantes.
Observaciones anteriores, liderados por Étienne Artigau y unequipo de la Universidad de Montreal, encontraron evidencia que sugiere que tiene una atmósfera nublada, y su objetivo es utilizar los instrumentos espectroscópicos del James Webb para aprender más sobre la composición de dichas nubes. "Webb nos permite probar características, como la absorción de agua, que son inaccesibles desde el suelo a este nivel de precisión", explica Artigau. Y lo que se aprenda de SIMP0136 podrá aplicarse a otros mundos potencialmente más interesantes desde el punto de vista biológico, sentando las bases de como se deben estudiar los datos que se obtengan de mundos con atmósferas con cubiertas nubosas (como la Tierra).
"La enana marrón SIMP0136 tiene la misma temperatura que varios planetas que se observarán en la espectroscopia de tránsito con Webb, y se sabe que las nubes afectan este tipo de medición; nuestras observaciones nos ayudarán a comprender mejor las cubiertas de nubes en las enanas marrones y las atmósferas planetarias en general". Así está cálida estrella fallida, con su tenue resplandor de un pasado que nunca fue, se convertirá en la luz que iluminará el futuro que un día será. Ciertamente una relación curiosa.
Las enanas marrones, más masivas que Júpiter pero sin llegar a la masa necesaria para convertirse en estrellas. Resplandecen en el infrarrojo por el calor acumulado durante su formación.
James Webb se situará en el Punto de Lagrange 2 (L2), desde donde explorará tanto el Sistema Solar exterior como el espacio profundo y los límites mismos del Universo observable.
Una misteriosa enana marrón, prioridad para el telescopio James Webb
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domingo, enero 07, 2018
Post Vintage (252): El Plutón del futuro
Publicado el conjunto de imágenes en la mayor resolución posible de este pequeño planeta.
Hubo un tiempo, a partir de su descubrimiento en 1930 hasta entrada la década de los 90, que era un simple punto en la distancia, del cual, ampliando la imágen hasta los limites de lo posible, fuimos capaces de extraer alguna información, como era la existencia de Caronte, o los enigmáticos cambios de luminosidad que revelaban una superficie compleja y variada, aunque sin saber exactamente de que forma. Después llegó el Hubble. Las cosas mejoraron, pero no demasiado. No dejaba de ser un cuerpo más pequeño que nuestra luna a 6.000 millones de Kilómetros de distancia, por lo que el avance en nuestro conocimiento de su misteriosa naturaleza fue limitado, aunque suficiente para desvelar la existencia de una atmósfera, y que viajaba acompañado por un sistema de satélites múltiples. Pero básicamente seguía siendo poco más que un lienzo en blanco.
Uno donde todos, en mayor o menor medida, dibujamos nuestro propio Plutón. Su fascinante lejanía y la equivocada creencia arraigada durante tanto tiempo de que era el último habitante del Sistema Solar (cometas a un lado), casi como un guardián de la frontera final, lo hacía inevitable. Y por eso mismo que existiera no pocos astrónomos, que seguro en su infancia soñaron con ese lejano mundo, que lucharon una y otra vez para hacer realidad a la New Horizons.
Esta sonda significó el principio de una era, pero también el final de un largo camino. El que todos recorrimos, en un momento u otro, a lo largo de nuestra vida. Sus cámaras, como el pincel de un artista cósmico, llenaron ese lienzo vacío con imágenes para la historia, al mismo tiempo que lanzaba al baúl de los recuerdos el Plutón que cada uno de nosotros construimos en nuestros sueños. En parte triste, porque significaba decir adiós a una especie de "amigo imaginario" que nos acompañó tanto tiempo. En parte feliz porque habíamos encontrado uno nuevo, esta vez real y aún más maravilloso.
Con la publicación del mosaico más amplio y con mayor resolución que quizás nunca más veremos de nuevo, resultado de la continua descarga de información desde la New Horizons que aún continúa, hemos llegado al final de lo que comenzó una fría noche de un 18 de febrero de 1930 el astrónomo Clyde William Tombaugh, cuando estudiando placas fotográficas tomadas el 23 y 29 de enero de ese mismo año, detecto un diminuto punto que se movía sobre el fondo de estrellas. Y comenzamos otro, donde sumergiéndonos una y otra vez en las imágenes tomadas ese 14 de Julio de 2015, buscando nuevos detalles e imaginado como sería caminar por esa extraña superficie, soñaremos con el día que podamos regresar. El futuro justo acaba de comenzar.
Nuestra mejor visión de Plutón, un viaje desde un extremo a otro de la superficie a una resolución de 80 metros/pixel, formada de imágenes tomadas 23 minutos antes del momento de máxima aproximación.
El Plutón de pasado. El final de una viaje y el principio de otro.
New Horizons' Best Close-Up of Pluto's Surface
Hubo un tiempo, a partir de su descubrimiento en 1930 hasta entrada la década de los 90, que era un simple punto en la distancia, del cual, ampliando la imágen hasta los limites de lo posible, fuimos capaces de extraer alguna información, como era la existencia de Caronte, o los enigmáticos cambios de luminosidad que revelaban una superficie compleja y variada, aunque sin saber exactamente de que forma. Después llegó el Hubble. Las cosas mejoraron, pero no demasiado. No dejaba de ser un cuerpo más pequeño que nuestra luna a 6.000 millones de Kilómetros de distancia, por lo que el avance en nuestro conocimiento de su misteriosa naturaleza fue limitado, aunque suficiente para desvelar la existencia de una atmósfera, y que viajaba acompañado por un sistema de satélites múltiples. Pero básicamente seguía siendo poco más que un lienzo en blanco.
Uno donde todos, en mayor o menor medida, dibujamos nuestro propio Plutón. Su fascinante lejanía y la equivocada creencia arraigada durante tanto tiempo de que era el último habitante del Sistema Solar (cometas a un lado), casi como un guardián de la frontera final, lo hacía inevitable. Y por eso mismo que existiera no pocos astrónomos, que seguro en su infancia soñaron con ese lejano mundo, que lucharon una y otra vez para hacer realidad a la New Horizons.
Esta sonda significó el principio de una era, pero también el final de un largo camino. El que todos recorrimos, en un momento u otro, a lo largo de nuestra vida. Sus cámaras, como el pincel de un artista cósmico, llenaron ese lienzo vacío con imágenes para la historia, al mismo tiempo que lanzaba al baúl de los recuerdos el Plutón que cada uno de nosotros construimos en nuestros sueños. En parte triste, porque significaba decir adiós a una especie de "amigo imaginario" que nos acompañó tanto tiempo. En parte feliz porque habíamos encontrado uno nuevo, esta vez real y aún más maravilloso.
Con la publicación del mosaico más amplio y con mayor resolución que quizás nunca más veremos de nuevo, resultado de la continua descarga de información desde la New Horizons que aún continúa, hemos llegado al final de lo que comenzó una fría noche de un 18 de febrero de 1930 el astrónomo Clyde William Tombaugh, cuando estudiando placas fotográficas tomadas el 23 y 29 de enero de ese mismo año, detecto un diminuto punto que se movía sobre el fondo de estrellas. Y comenzamos otro, donde sumergiéndonos una y otra vez en las imágenes tomadas ese 14 de Julio de 2015, buscando nuevos detalles e imaginado como sería caminar por esa extraña superficie, soñaremos con el día que podamos regresar. El futuro justo acaba de comenzar.
El Plutón de pasado. El final de una viaje y el principio de otro.
New Horizons' Best Close-Up of Pluto's Surface
sábado, enero 06, 2018
Aquel país desconocido
Recreando el posible camino de Oumuamua antes de que llegara al Sistema Solar.
El extraño visitante se aleja, avanzando hacia las estrellas de donde vino a unos 26 Kilómetros/Segundo. Muy rápido para nosotros, pero en realidad no tan lejos de los 17 a los que se desplaza la Voyager 1, una velocidad asumible hasta el punto de que existen propuestas para enviar alguna sonda a su encuentro, que sea capaz de atrapar al visitante antes de que se aleje más allá de lo que hoy día somos capaces de abarcar. Pero mientras algunos miran hacia adelante, sobre su destino y posible exploración, otros miran hacia atrás, intentando saber de donde vino, cual fue su largo viaje antes de que nos encontráramos. Un "de donde venimos" aplicado a un inesperado visitante.
Este es el objetivo del nuevo estudio publicado en arXiv, del investigador de la Universidad de Hertfordshire Fabo Feng. En el, a partir de la trayectoria conocida de Oumuamua, se realizó una proyección hacia atrás en el tiempo, que da como resultado un viaje complejo y un punto de origen que podría llevarlo hasta el cúmulo de estrellas que nosotros conocemos como las Pleyades.
En el camino trazado por esta simulación, Oumuamua se aproximó a 109 estrellas a una distancia de 16 años luz o inferior, y de ellas 5 formaban parte de las Pléyades, con respecto a las cuales se desplazaba a una velocidad relativa extremadamente baja. En realidad se sigue desplazando más lento de lo que podríamos considerar la velocidad promedio de las estrellas otros astros de la Vía Láctea, que suelen varias con el tiempo a medida que acumulan encuentros con otros astros. Lo que indica que podría hacer relativamente poco tiempo desde que se desprendió del sistema estelar del que formaba parte, a una velocidad apenas la justa para provocar la ruptura. De lo contrario esta ya habría sido alterada, como de hecho le ocurrió con su encuentro rasante con el Sol.
Eso lleva de nuevo a esos 5 sistemas estelares de las Pléyades respecto a las cuales se movía tan lentamente. Este estudio considera que alguna de ellas podría ser el punto de origen de este viajero interestelar. Teniendo en cuenta la juventud de estas estrellas, de que tiene un color rojizo por efecto de la interacción con los rayos cósmicos, pero a un nivel que indica que solo lleva sometido a esta situación desde hace unos cientos de millones de años, junto con su trayectoria y velocidad, hacen esa opción verosímil. Pero aún más importante, ya que como indica Feng, Oumuamua podría ser solo la punta del iceberg. Allí fuera, en aquel país desconocido, podrían esconderse una cantidad imaginable de otros como el, viajeros solitarios de la oscuridad.
Simulando la trayectoria de Oumuamua antes de que llegara hasta nosotros.
¿De dónde viene el misterioso asteroide Oumuamua?
El extraño visitante se aleja, avanzando hacia las estrellas de donde vino a unos 26 Kilómetros/Segundo. Muy rápido para nosotros, pero en realidad no tan lejos de los 17 a los que se desplaza la Voyager 1, una velocidad asumible hasta el punto de que existen propuestas para enviar alguna sonda a su encuentro, que sea capaz de atrapar al visitante antes de que se aleje más allá de lo que hoy día somos capaces de abarcar. Pero mientras algunos miran hacia adelante, sobre su destino y posible exploración, otros miran hacia atrás, intentando saber de donde vino, cual fue su largo viaje antes de que nos encontráramos. Un "de donde venimos" aplicado a un inesperado visitante.
Este es el objetivo del nuevo estudio publicado en arXiv, del investigador de la Universidad de Hertfordshire Fabo Feng. En el, a partir de la trayectoria conocida de Oumuamua, se realizó una proyección hacia atrás en el tiempo, que da como resultado un viaje complejo y un punto de origen que podría llevarlo hasta el cúmulo de estrellas que nosotros conocemos como las Pleyades.
En el camino trazado por esta simulación, Oumuamua se aproximó a 109 estrellas a una distancia de 16 años luz o inferior, y de ellas 5 formaban parte de las Pléyades, con respecto a las cuales se desplazaba a una velocidad relativa extremadamente baja. En realidad se sigue desplazando más lento de lo que podríamos considerar la velocidad promedio de las estrellas otros astros de la Vía Láctea, que suelen varias con el tiempo a medida que acumulan encuentros con otros astros. Lo que indica que podría hacer relativamente poco tiempo desde que se desprendió del sistema estelar del que formaba parte, a una velocidad apenas la justa para provocar la ruptura. De lo contrario esta ya habría sido alterada, como de hecho le ocurrió con su encuentro rasante con el Sol.
Eso lleva de nuevo a esos 5 sistemas estelares de las Pléyades respecto a las cuales se movía tan lentamente. Este estudio considera que alguna de ellas podría ser el punto de origen de este viajero interestelar. Teniendo en cuenta la juventud de estas estrellas, de que tiene un color rojizo por efecto de la interacción con los rayos cósmicos, pero a un nivel que indica que solo lleva sometido a esta situación desde hace unos cientos de millones de años, junto con su trayectoria y velocidad, hacen esa opción verosímil. Pero aún más importante, ya que como indica Feng, Oumuamua podría ser solo la punta del iceberg. Allí fuera, en aquel país desconocido, podrían esconderse una cantidad imaginable de otros como el, viajeros solitarios de la oscuridad.
Simulando la trayectoria de Oumuamua antes de que llegara hasta nosotros.
¿De dónde viene el misterioso asteroide Oumuamua?
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jueves, enero 04, 2018
Regreso a Chariklo
Nuevos datos sobre el primer asteroide conocido que dispone de anillos.
En 2013 Saturno y el resto de planetas gigantes perdieron, utilizando términos habituales en la economía actual, la exclusiva sobre uno de sus elementos más característicos, que hasta ahora parecían tener el monopolio sobre ellos. Ese año un pequeño habitante de la región que se extiende sobretodo entre Saturno y Neptuno, habitado por una familia de pequeños cuerpos conocidos como los Centauros, por aparentemente combinar características tanto de asteroide como de cometa, sorprendía a la comunidad astronómica mundial cuando una ocultación estelar reveló que el también disponía de un sistema de anillos. De repente estos demostraron ser más comunes de lo que se creía.
Se le conoce como Chariklo, un centauro, en realidad el mayor de todos ellos, más cerca de ser un asteroide que un cometa y uno 240 kilómetros de diámetro. A su alrededor, como delataron las caídas del brillo de la estrella protagonista de dicha ocultación estelar y que se reiteraron a ambos lados del cuerpo principal, descartando que fuera una pequeña luna, se extiende un relativamente complejo sistema anillado doble."Si observas desde el ecuador de Chariklo, no los verás porque son muy delgados, y los verás de frente. Por el contrario, si observas en los polos, verás una tira brillante de un ancho aproximadamente del diámetro de la luna llena", explica Diane Berard, del Observatorio de París.
Desde entonces un equipo liderado por Berard ha realizado numerosas campañas de observación desde telescopios de todo el mundo, que permitió ir sacando a la luz nuevos detalles, así como ajustar los datos disponibles. Se confirmó la presencia de los dos anillos delgados y circulares, un de ellos, denominado C1R, de entre 5 a 7,5 kilómetros de ancho, con bordes internos y externos afilados, y otro, llamado C2R, mucho más tenue, con un anchura que no supera el kilómetro. Entre uno y otro se extiende un vacío de unos 15 kilómetros.
¿Cual es su origen? Todo sugiere que el material que lo forma procede del propio Chariklo, aunque los astrónomos no han encontrado de momento indicio de algún tipo de actividad geológica que pudiera estar detrás de su formación.También se buscó, aunque en este caso de forma infructuosa, la presencia de otros anillos, así como la presencia de alguna pequeña luna que explicara porque los bordes de los ya observados parecen mantenerse estable, al estilo de las lunas pastoras de los de Saturno. No se encontró ninguno, al menos con diámetros superiores a los 2 kilómetros. De existir simplemente serían demasiado diminutas para observarlas.
Los anillos de Chariklo representan un excelente "campo de pruebas" para los astrónomos, donde pueden intentar encontrar una respuesta a su origen que pueda extrapolarse a los mucho más grandes y complejos de Saturno. De momento todas las opciones, desde material recogido durante su viaje alrededor del Sol hasta la destrucción de una antigua luna o un impacto parecido al que se cree está detrás del nacimiento de nuestra Luna, están abiertas.
Una representación de como podría verse los anillos desde algún punto cerca de la superficie de Chariklo.
Los centauros, una familia a medio camino entre los asteroides y los cometas que se extiende entre Júpiter y Neptuno. Chariklo es el mayor de ellos.
Observaciones determinan cómo son los anillos del centauro Chariklo
En 2013 Saturno y el resto de planetas gigantes perdieron, utilizando términos habituales en la economía actual, la exclusiva sobre uno de sus elementos más característicos, que hasta ahora parecían tener el monopolio sobre ellos. Ese año un pequeño habitante de la región que se extiende sobretodo entre Saturno y Neptuno, habitado por una familia de pequeños cuerpos conocidos como los Centauros, por aparentemente combinar características tanto de asteroide como de cometa, sorprendía a la comunidad astronómica mundial cuando una ocultación estelar reveló que el también disponía de un sistema de anillos. De repente estos demostraron ser más comunes de lo que se creía.
Se le conoce como Chariklo, un centauro, en realidad el mayor de todos ellos, más cerca de ser un asteroide que un cometa y uno 240 kilómetros de diámetro. A su alrededor, como delataron las caídas del brillo de la estrella protagonista de dicha ocultación estelar y que se reiteraron a ambos lados del cuerpo principal, descartando que fuera una pequeña luna, se extiende un relativamente complejo sistema anillado doble."Si observas desde el ecuador de Chariklo, no los verás porque son muy delgados, y los verás de frente. Por el contrario, si observas en los polos, verás una tira brillante de un ancho aproximadamente del diámetro de la luna llena", explica Diane Berard, del Observatorio de París.
Desde entonces un equipo liderado por Berard ha realizado numerosas campañas de observación desde telescopios de todo el mundo, que permitió ir sacando a la luz nuevos detalles, así como ajustar los datos disponibles. Se confirmó la presencia de los dos anillos delgados y circulares, un de ellos, denominado C1R, de entre 5 a 7,5 kilómetros de ancho, con bordes internos y externos afilados, y otro, llamado C2R, mucho más tenue, con un anchura que no supera el kilómetro. Entre uno y otro se extiende un vacío de unos 15 kilómetros.
¿Cual es su origen? Todo sugiere que el material que lo forma procede del propio Chariklo, aunque los astrónomos no han encontrado de momento indicio de algún tipo de actividad geológica que pudiera estar detrás de su formación.También se buscó, aunque en este caso de forma infructuosa, la presencia de otros anillos, así como la presencia de alguna pequeña luna que explicara porque los bordes de los ya observados parecen mantenerse estable, al estilo de las lunas pastoras de los de Saturno. No se encontró ninguno, al menos con diámetros superiores a los 2 kilómetros. De existir simplemente serían demasiado diminutas para observarlas.
Los anillos de Chariklo representan un excelente "campo de pruebas" para los astrónomos, donde pueden intentar encontrar una respuesta a su origen que pueda extrapolarse a los mucho más grandes y complejos de Saturno. De momento todas las opciones, desde material recogido durante su viaje alrededor del Sol hasta la destrucción de una antigua luna o un impacto parecido al que se cree está detrás del nacimiento de nuestra Luna, están abiertas.
Una representación de como podría verse los anillos desde algún punto cerca de la superficie de Chariklo.
Los centauros, una familia a medio camino entre los asteroides y los cometas que se extiende entre Júpiter y Neptuno. Chariklo es el mayor de ellos.
Observaciones determinan cómo son los anillos del centauro Chariklo
miércoles, enero 03, 2018
Un mundo desde abajo
Marte en una perspectiva poco habitual.
Es algo intrínseco del Ser Humano en interpretar el mundo que lo rodea bajo los parámetros y la "normalidad" con la que hemos crecido. Arriba, es arriba, abajo es abajo, el norte es la parte superior de un planeta, y el sur en su parte inferior. Si vamos hacia latitudes septentrionales, solemos decir que "subimos a", y si nos dirigimos en dirección contrario, que "bajamos hacia" tal lugar, ciudad o país. Y también hasta cierto punto hacemos lo mismo con los planetas, norte y sur, parte superior y parte inferior. Y en ambos casos no deja de ser una visión ficticia, generada por nuestro cerebro, siempre dispuesto a dar un sentido a lo que vemos. Es algo que hacemos sin ni tan solo pensarlo, y solo esforzándonos podemos intentar superar esa ilusión.
Incluso los astrónomos en ocasiones caen en ello, y cuando vemos fotografías de otros mundos realizadas por las sondas interplanetario solemos verlas de una forma que nos pueda parecer lógica, con el hemisferio norte en la parte superior y el hemisferio sur en la inferior. No son todas ni mucho menos, pero ciertamente, cuando hay que presentarlas, solemos buscar lo que percibimos como la normalidad. Pero en el espacio no hay arriba y abajo, y si tuviéramos que marcar algo parecido, sería el Sol es que está al fondo de su pozo gravitatorio, y todos los planetas, la Tierra incluida, moviéndose encima de el.
Pero en ocasiones esa ficción, por suerte, se rompe. Aunque no con motivos tan elevados, ya que no dejaba de ser un ejercicio de calibración de su sistema óptico de alta resolución mientras volaba desde el polo norte hasta el ecuador, Mars Express nos ofreció una serie de imágenes que ofrecen una perspectiva poco habitual, como si llegáramos desde la parte inferior del planeta. Pero para esta sonda es evidente que no existe arriba ni abajo, ni el hemisferio norte se encuentra en la parte superior, porque no existe nada superior o inferior realmente. Todo depende de la perspectiva con que miremos y como queramos interpretar lo que vemos.
La panorámica en contexto. En primer término el arremolinado casquete polar norte, mezcla de hielos de agua y carbónico, fruto de la acción de los vientos dominantes. En la distancia, cerca del ecuador, aparece la enorme llanura elevada de Tharsis, hogar de los mayores volcanes de Marte. Olympus Mons, el mayor de todos ellos, quedó fuera de encuadre.
La misma panorámica sobre un mapa topográfico, donde la elevación de Tharsis destaca en toda su enormidad.
Mars upside down
Es algo intrínseco del Ser Humano en interpretar el mundo que lo rodea bajo los parámetros y la "normalidad" con la que hemos crecido. Arriba, es arriba, abajo es abajo, el norte es la parte superior de un planeta, y el sur en su parte inferior. Si vamos hacia latitudes septentrionales, solemos decir que "subimos a", y si nos dirigimos en dirección contrario, que "bajamos hacia" tal lugar, ciudad o país. Y también hasta cierto punto hacemos lo mismo con los planetas, norte y sur, parte superior y parte inferior. Y en ambos casos no deja de ser una visión ficticia, generada por nuestro cerebro, siempre dispuesto a dar un sentido a lo que vemos. Es algo que hacemos sin ni tan solo pensarlo, y solo esforzándonos podemos intentar superar esa ilusión.
Incluso los astrónomos en ocasiones caen en ello, y cuando vemos fotografías de otros mundos realizadas por las sondas interplanetario solemos verlas de una forma que nos pueda parecer lógica, con el hemisferio norte en la parte superior y el hemisferio sur en la inferior. No son todas ni mucho menos, pero ciertamente, cuando hay que presentarlas, solemos buscar lo que percibimos como la normalidad. Pero en el espacio no hay arriba y abajo, y si tuviéramos que marcar algo parecido, sería el Sol es que está al fondo de su pozo gravitatorio, y todos los planetas, la Tierra incluida, moviéndose encima de el.
Pero en ocasiones esa ficción, por suerte, se rompe. Aunque no con motivos tan elevados, ya que no dejaba de ser un ejercicio de calibración de su sistema óptico de alta resolución mientras volaba desde el polo norte hasta el ecuador, Mars Express nos ofreció una serie de imágenes que ofrecen una perspectiva poco habitual, como si llegáramos desde la parte inferior del planeta. Pero para esta sonda es evidente que no existe arriba ni abajo, ni el hemisferio norte se encuentra en la parte superior, porque no existe nada superior o inferior realmente. Todo depende de la perspectiva con que miremos y como queramos interpretar lo que vemos.
La panorámica en contexto. En primer término el arremolinado casquete polar norte, mezcla de hielos de agua y carbónico, fruto de la acción de los vientos dominantes. En la distancia, cerca del ecuador, aparece la enorme llanura elevada de Tharsis, hogar de los mayores volcanes de Marte. Olympus Mons, el mayor de todos ellos, quedó fuera de encuadre.
La misma panorámica sobre un mapa topográfico, donde la elevación de Tharsis destaca en toda su enormidad.
Mars upside down
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Los viajeros Estelares,
Marte
martes, enero 02, 2018
El fragmento de un gran sueño
La pequeña historia de la única pieza de la sonda Cassini que aún sobrevive hoy día.
El 15 de Septiembre de 2017 algo en nosotros se apagó para siempre, cuanto menos entre aquellos que seguimos su odisea a lo largo de más de una década. Ese día la Cassini se desintegraba completamente en la atmósfera de Saturno, dejando para la posteridad un inmenso tesoro de datos e imágenes. Pero de ella no quedó ni rastro. O casi. Porque algo de ella sobrevive aún, y no hablamos de la Hyugens, que aunque la acompañó en su viaje durante muchos años era una sonda independiente. Sino de una parte de la Cassini propiamente dicha, aunque la abandonara poco después de salir de la Tierra.
Fue en 1997, cuando con la sonda ya de camino hacia Saturno, se decidió activar uno de sus instrumentos, el Cosmic Dust Analyzer (CDA), con el objetivo de medir la densidad de polvo presente a lo largo y ancho del Sistema Solar. Para ello se le ordenó expulsar la carcasa de aluminio que protegía a dicho instrumento. Y así lo hizo. Cassini continuó su camino, pero esta pieza, expulsada en un momento tan inicial del viaje, no la acompañaría en su viaje hasta Saturno, quedando en su lugar aparcada en una órbita solar, situada entre la Tierra y Venus, realizando aproximaciones tanto a una como a otra. A finales de 2017 se aproximó a nuestro planeta, pasando a 4 millones de Kilómetros de distancia. Y algún día regresará de nuevo.
Así, mientras la Cassini ya es un recuerdo, algo de ella permanece realmente ahí fuera. Y lo estará durante mucho tiempo, porque en principio las posibilidades de que algún día se encuentre de lleno con la Tierra y se desintegre en su atmósfera es nula, al menos a 50 años vista. No deja de ser una simple curiosidad, pero para quienes acompañamos a esta sonda durante tantos años, saber que algo de ella aún permanece. Y mientras exista siempre podremos soñar con que un día seamos capaces de recuperarla como pieza de la historia espacial en que se habrá convertido.
El instrumento CDA, cubierto por su"dorada" mata de protección térmica.
El CDA, visible en la parte superior por su blanca cobertura circular, que sería expulsada una vez ya en ruta hacia Saturno. La sonda ya no existe, pero esta pieza sigue orbitando al Sol y visitándonos de forma regular.
Lost in Space: A Part of Cassini is Still Out There
El 15 de Septiembre de 2017 algo en nosotros se apagó para siempre, cuanto menos entre aquellos que seguimos su odisea a lo largo de más de una década. Ese día la Cassini se desintegraba completamente en la atmósfera de Saturno, dejando para la posteridad un inmenso tesoro de datos e imágenes. Pero de ella no quedó ni rastro. O casi. Porque algo de ella sobrevive aún, y no hablamos de la Hyugens, que aunque la acompañó en su viaje durante muchos años era una sonda independiente. Sino de una parte de la Cassini propiamente dicha, aunque la abandonara poco después de salir de la Tierra.
Fue en 1997, cuando con la sonda ya de camino hacia Saturno, se decidió activar uno de sus instrumentos, el Cosmic Dust Analyzer (CDA), con el objetivo de medir la densidad de polvo presente a lo largo y ancho del Sistema Solar. Para ello se le ordenó expulsar la carcasa de aluminio que protegía a dicho instrumento. Y así lo hizo. Cassini continuó su camino, pero esta pieza, expulsada en un momento tan inicial del viaje, no la acompañaría en su viaje hasta Saturno, quedando en su lugar aparcada en una órbita solar, situada entre la Tierra y Venus, realizando aproximaciones tanto a una como a otra. A finales de 2017 se aproximó a nuestro planeta, pasando a 4 millones de Kilómetros de distancia. Y algún día regresará de nuevo.
Así, mientras la Cassini ya es un recuerdo, algo de ella permanece realmente ahí fuera. Y lo estará durante mucho tiempo, porque en principio las posibilidades de que algún día se encuentre de lleno con la Tierra y se desintegre en su atmósfera es nula, al menos a 50 años vista. No deja de ser una simple curiosidad, pero para quienes acompañamos a esta sonda durante tantos años, saber que algo de ella aún permanece. Y mientras exista siempre podremos soñar con que un día seamos capaces de recuperarla como pieza de la historia espacial en que se habrá convertido.
El instrumento CDA, cubierto por su"dorada" mata de protección térmica.
El CDA, visible en la parte superior por su blanca cobertura circular, que sería expulsada una vez ya en ruta hacia Saturno. La sonda ya no existe, pero esta pieza sigue orbitando al Sol y visitándonos de forma regular.
Lost in Space: A Part of Cassini is Still Out There
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