El 22 de Agosto de 2016 una bola de fuego explotó sobre el desierto de este continente, aunque a suficiente altura como para no afectar a la superficie. No es un fenómeno poco habitual, ya que cada año se producen cientos de entradas en la atmósfera terrestre por parte de visitantes interplanetarios, desde objetos no más grandes que un grano de arena, hasta grandes rocas del orden de metros, de tamaño suficiente para generar grandes bolas de fuego, meteoros de un resplandor inusitado. Algunos son captados por cámaras de vigilancia, pero la mayoría ocurren sobre los océanos o zonas poco o nada habitadas, por lo que pasan inadvertidos. Así y todo vemos las suficientes como para tener una idea de su número.
El conocido como DN16082203 fue uno de ellos, observado sobre los cielos de Australia en 2016. Se podría considerar otro meteoro más, sin embargo la trayectoria y velocidad del objeto en su entrada en la atmósfera, y que pudo calcularse gracias a las numerosas imágenes recogidas por las cámaras del DFN (Australia's Desert Fireball), instaladas precisamente para intentar "cazar" este tipo de eventos, sugieren que no era un siempre objeto recién llegado desde las profundidades del espacio, sino que estaba en órbita alrededor de la Tierra hasta que finalmente fue fatalmente atraída hacia la atmósfera y se incineró en ella. Es decir, era una minúscula luna terrestre.
Aunque pueda parecer sorprendente, es un fenómeno recién descubierto y del que tenemos otros ejemplos. En 2006 se descubrió al pequeño asteroide 2006 RH120, de 2 o 3 metros de diámetro, en órbita alrededor de la Tierra, situación que se mantuvo durante 11 meses, hasta que finalmente se rompieron los lazos gravitatorios y este visitante siguió su camino. Se habían descubierto las minilunas, asteroides que quedaban atrapados en órbita terrestre temporalmente, convirtiéndose en lunas de nuestro planeta durante meses. Es la única conocida de momento, pero es seguro que esto ha ocurrido antes y seguirá ocurriendo en el futuro.
DN16082203 , junto con otro meteoro visto sobre Europa en 2014, son dos evidencias que esto es así, ya que todo indica que estaban en órbita terrestre hasta que ardieron en nuestros cielos. Eso implica ya tres las conocidas, aunque dos de ellas solo las descubrimos con su final, cuando esas desconocidas lunas ardieron en el cielo.
El final de DN160822_03 visto desde las diversas cámaras de la red de seguimiento de meteoros australiana.
2006 RH120, la "otra luna" de la Tierra durante 11 meses.
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