Observar su estructura es observar una parte importante la la historia misma de la exploración espacial, al menos en lo que se refiere a la NASA, que pese a todo sigue liderando este esfuerzo cada vez más internacional. Nació para ser la base de partida de las misiones Apolo, y quizás de un programa de exploración lunar más amplio que nunca llego, para posteriormente renacer para acoger a los transbordadores espaciales, desde donde despegaron durante tres décadas llenas de sueños, de grandes logros, pero también de esperanzas incumplidas. Y cuando estos llegaron a su final, el silencio cayó de nuevo sobre ella.¿Definitivo? No, porque un nuevo jugador entró en escena.
En Septiembre de 2014 la pujante Space X firmaba un contrato de arrendamiento de 20 años , iniciándose con ello las modificaciones necesarias para poder albergar a su cohete Falcon 9 (así como al futuro Falcon Heavy). Y poco más de dos años después de este histórico acuerdo el fulgor de un lanzamiento espacial regresó a la plataforma 39A.
Después del aplazamiento vivido el día anterior, a las 1439 GMT de este 19 de Febrero iniciaba su vuelo el primer Falcon 9 lanzado desde este lugar, dando así inicio a una nueva etapa vital para estas históricas instalaciones. Minutos después la primera etapa del cohete regresaba a tierra, aterrizando de forma impecable a pocos kilómetros de distancia, en la llamada LZ-1 (Landing Zone 1), dentro del recinto del Cape Canaveral Air Force Station. Y mientras todo esto ocurría, la DragOn se separaba de la segunda etapa, desplegaba los paneles solares y ponía rumbo a la ISS, a la que llegarán dentro de 3 días. Lanzar y aterrizar, casi al mismo tiempo y de forma exitosa nuevamente. Quizás este es el mayor mérito de este empresa, el haber convertido en rutinario algo que no deja de ser extraordinario.
En su interior transporta todo tipo de equipos y provisiones para sus habitantes, además de diversos experimentos científicos, como por ejemplo el que permitirá cristalizar un anticuerpo monoclonal que está actualmente bajo ensayos clínicos para el tratamiento de enfermedades inmunológicas, y que permitirá a los investigadores observar cómo las moléculas biológicas están dispuestos, lo que puede proporcionar nueva información sobre cómo funcionan en el cuerpo. Algo realizado también en tierra, pero donde el ambiente gravitatorio no permite a dichos cristales desarrollarse tanto, además de ser de muy baja calidad. También se incluye el instrumento SAGE III (Stratospheric Aerosol and Gas Experiment), que permitirá examinar los niveles de ozono, aerosoles, nitrógeno, Co2 y vapor de agua en la Troposfera y la Estratosfera.
Space X parece haber regresado a lo grande, y en ese camino nos trajo de vuelta a la plataforma 39A, la que durante tantos años fue escenario de tantos momentos claves de la historia, para lo bueno y para lo malo. El rugido de un despegue, la luz y el humo que marcan el instante en que ya no hay vuelta atrás, envuelve de nuevo estas instalaciones. Antes eran por esfuerzos públicos, de una agencia espacial gubernamental. Ahora bajo la batuta de una compañía privada como Space X. Un signo de los tiempos, guste o no.
Las 3 eras de 39A.
El inicio de una nueva era, ahora bajo el control de Space X.
Después de una serie de aterrizajes en el mar, especialmente por razones de seguridad y burocráticos, Falcon 9 aterrizó de nuevo en tierra firme.
Dragon, por su parte, también cumplió con todas las etapas previstas, incluido el crítico despliegue de sus paneles solares. Y se encuentra de camino a la ISS, donde llegará en 3 días.
Así es el doble viaje del Falcon 9: La 1º etapa regresó a tierra, mientras la segunda siguió su camino hacia el espacio, impulsando a Dragon.
SpaceX Launches 1st Private Rocket from Historic NASA Pad — Then Sticks a Landing
2 comentarios:
Bien por Space X!!!
Expetacular
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