Se habían convertido ya en una maravillosa rutina, una sucesión de éxitos que ya no eran noticia, quizá la mejor señal de que todo marchaba a la perfección para Space X y sus ambiciosos planes de futuro, especialmente cuando 2017 debe ser el año en que haga se debut el Falcon 9 Heavy, su siguiente gran paso. Pero acceder al espacio nunca es algo simple o completamente seguro, ya que en cada lanzamiento entran en juego innumerables factores, y solo con que alguno de ellos falle todo puede precipitarse hacia un desastre absoluto. El 28 de Junio de 2015 la pérdida de un Falcon 9 durante el vuelo, incluida la nave Dragón que debía impulsar hacia la ISS, marcaba un primer recordatorio de esta realidad.
El 2 de Septiembre de 2016 marcó un momento donde se hizo necesario aprender nuevamente esa dura lección. Ese día otro Falcon 9 explotaba, aunque esta vez en la rampa de lanzamiento, y no durante el despegue, sino varios días antes, cuando todo estaba listo para realizar una prueba de encendido de los nueve motores Merlin de la primera fase del cohete. El accidente fue tan inesperado, en circunstancias que no se veían desde hace décadas, que generaron todo tipo de hipótesis, incluida algunas tan extravagantes como la idea de un francotirador de la competencia, que Space X hasta tuvo en consideración. Una demostración de su desorientación ante lo ocurrido. Lo único claro es que la actividad quedó suspendida de forma indefinida. No se regresaría a ella hasta descubrir el origen de esa detonación y corregirlo.
5 meses después, y una vez la intensa campaña de investigación que sacó a la luz al culpable (como era previsible por un fallo interno) y permitió aplicar las medidas correctoras, Space X recibió luz verde para reiniciar sus lanzamientos. Y el primero de ellos, realizado desde la Base de Vandenberg (California), con el objetivo de poner en órbita diez satélites Iridium NEXT, no pudo transcurrir de más tranquila y sin sobresaltos. Incluido el aterrizaje de la primera fase del Falcon 9, que una vez concluida su función y separada de la segunda etapa, inició su viaje controlado hacia la Just Read the Instruction, una de las barcazas de la compañía acondicionadas como plataforma de aterrizajes marítima. En este caso en el Pacífico.
Y con total elegancia y exactitud aterrizaba en ella, solo 7 minutos después del lanzamiento, mientras que la segunda etapa también cumplía su cometido, con el despliegue de los Iridium NEXT (telecomunicaciones), los primeros 10 de los 60 de llevará a la órbita terrestre en sucesivos vuelos. Elon Musk y su gente pudieron respirar tranquilos, y más en un año marcado como el del inicio de los vuelos del Falcon 9 Heavy. Para seguir adelante necesitan retomar el buen camino y mantener un buen ritmo de lanzamientos, porque eso genera confianza. De ahí la importancia extra del realizado este pasado 14 de Enero. Space X está de vuelta. Y esa es una gran noticia.
SpaceX Falcon 9 Comes Roaring Back to Life with Dramatically Successful Iridium Fleet Launch and Ocean Ship Landing
El regreso del Falcon 9: lanzados diez satélites Iridium y recuperación de la primera etapa
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