Por fósil se entiende, en biología, los restos de un antiguo organismo, conservando en piedra, y que guarda para aquellos que sepan estudiarla, información sobre la evolución de la vida, abriendo puertas a un pasado lejano y ofreciendo pistas de como esta se abrió paso hasta la actualidad, y por encima de todo, hasta nosotros, un fruto más, aunque posiblemente el más excepciona, de la larga historia de La Tierra. Y eso mismo también se aplica en astronomía. Allí, muchas veces solo visibles para aquellos que saben lo que están buscando, se esconden estructuras cósmicas que son auténticas reliquias de épocas pasadas.
Terzan 5 se encuentra a 19.000 años luz de la Tierra, en la constelación de Sagitario y en dirección del centro galáctico. Conocido desde hace unos cuarenta años, se le clasifica como un cúmulo globular (agrupación de varios cientos de miles de estrellas ligadas gravitatoriamente entre ella), pero ahora hemos descubierto que es diferente a los demás cúmulos globulares conocidos. Así lo delata recientes observaciones, que han determinado la existencia de dos familias distintas de estrellas en su interior, que no sólo difieren en los elementos que contienen, sino que tienen una diferencia de edad enorme, aproximadamente de 7.000 millones de años. O lo que es lo mismo, no nació de una sola y explosiva llamarada de nacimientos estelares, sino de dos, que le dieron su forma y naturaleza definitiva.
"Esto implica que el antepasado de Terzan 5 debía contar con grandes cantidades de gas para tener una segunda generación de estrellas y ser bastante masivo. Por lo menos 100 millones de veces la masa del Sol", explica el coautor del estudio Davide Massari, investigador del INAF (Italia) y de la Universidad de Groningen.
Estas inusuales propiedades lo convierten en un objeto de interés máximo para los astrónomos, ya que indica que estamos ante el candidato ideal para ser un fósil viviente de los inicios de la Vía Láctea. Las teorías actuales sobre la formación de esta última asumen que, para formar el bulbo primordial (su zona central), fue necesaria la interacción entre ingentes masas de gas y estrellas que, durante el proceso, acabaron fusionándose y disolviéndose. "Creemos que algunos restos de estas masas gaseosas podrían seguir existiendo, relativamente inalterados y embebidos en la galaxia", explica Francesco Ferraro, de la Universidad de Bolonia (Italia) y autor principal del estudio. "Estos fósiles galácticos permiten a los astrónomos reconstruir una parte importante de la historia de nuestra Vía Láctea".
Una de los indicios más claro es que, aunque diferente a los otros cúmulos globulares, Terzan 5 en muy similar a las de la población estelar que se encuentra en el bulbo galáctico. Además, la masa original necesaria para crear dos poblaciones estelares debió ser igual a lo de los grandes cúmulos que se supone que dieron lugar al bulbo durante la formación de la galaxia, hace alrededor de 12.000 millones de años. Todo indica, por tanto, que es una reliquia fosilizada de los primeros tiempos galácticos, que logró sobrevivir sin ser alterada durante miles de millones de años y se ha conservado como un remanente del pasado distante.
"Algunas características de Terzan 5 se asemejan a las detectados en los cúmulos gigantes que vemos en galaxias con formación estelar con un alto desplazamiento al rojo (es decir, situadas en un pasado lejano), sugiriendo que, durante la época de formación de las galaxias, tanto en el universo local como en el universo distante, se produjeron procesos de formación similares", continúa Ferraro. Por lo tanto, este fósil abre las puertas a una visión sin precedentes de la complicada historia de la Vía Láctea. Y por extensión, de la formación de las galaxias en su conjunto. Como los fósiles terrestres abre caminos hacia la comprensión de nuestros orígenes.
Terzan 5, una reliquia de otro tiempo.
Los cúmulos globulares son agrupaciones de cientos de miles de estrellas, tan densamente apretadas que los cielos de planetas situados en su interior tendrían firmamentos nocturno tan iluminados que la noche como tal apenas existiría.
Un equipo de astrónomos descubre una extraña reliquia fósil de la Vía Láctea temprana
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