Herschel descubre grandes cantidades de agua en una nube molecular que está empezado su colapso para formar una nueva estrella del tamaño de nuestro Sol.
Las estrellas se forman en el seno de frías nubes de gas y polvo, núcleos
pre-estelares que contienen todos los ingredientes necesarios para crear
sistemas planetarios como el nuestro. Esa es una realidad observable a lo largo y ancho de la galaxia, donde podemos encontrarlas en todos las estapas de su vida, desde su nacimiento y juventud, pasado por su etapa estable (como es el caso del Sol) y sus diversos finales, dependiendo de su masa, desde las casi eternas Enanas rojas hasta las gigantes azules, destinadas a la muerte más espectacular posible. A diferencia de la evolución biológica, que se basa en un duro trabajo de búsqueda de nuevas pistas escondidos que permitan reconstruir el camino seguido por la vida, la estelar esta delante de nosotros.
Pero pese a ello estamos lejos de comprender plenamente tanto su linea vital como el proceso que está detrás de algo tan importante como la formación de nuevos sistemas planetarios, y por ello seguimos explorando y estudiando cada vez con mayor detalle, a medida que la tecnología avanza y disponemos de instrumentos más y más potentes, los primeros pasos que se esconden detrás de unos pasos que posiblemente fueron los mismos que nuestro Sol empezó a recorrer hace más de 4.000 Millones de años.
Lynds 1544, en la constelación de Tauro, es un ejemplo de una estrella en sus inicios...de hecho ni tan solo existe como tal pero la nube de gas y polvo está empezando un lento proceso de colapso que le llevará finalmente a dar forma a un nuevo Sol muy parecido al nuestro, lo que la hace aún más interesante, ya que bien puede que estemos observando un reflejo de como se inició nuestra historia. Y es que en su interior el telescopio espacial Herschel de la ESA descubrió inesperadamente vapor de agua, en tal cantidad que podría llenar 2.000 océanos terrestres, y que fue liberado de las partículas de polvo
congelado por la acción de los rayos cósmicos de alta energía que
atraviesan la nube.
"Para generar tal cantidad de vapor, tiene que haber suficiente agua
congelada en la nube como para llenar tres millones de océanos
terrestres. Antes de realizar este descubrimiento, pensábamos que no se podría
detectar vapor de agua en estas regiones, ya que la temperatura es tan
baja que toda el agua tendría que estar congelada. Ahora tenemos que revisar nuestras hipótesis sobre los procesos
químicos que se desarrollan en estas regiones de alta densidad y, en
particular, el papel que juegan los rayos cósmicos para mantener una
cierta cantidad de agua en estado gaseoso" explica Paola Caselli, de la Universidad de Leeds.
Las observaciones mostraron que el agua está iniciando el camino que, en un futuro lejano, quizás la lleve, al menos parte de ella, a dar forma a nuevos océanos en nuevos mundos, ya que está
fluyendo hacia el centro de la nube, lo que podría indicar que acaba de
comenzar su colapso gravitatorio."A día de hoy no existe ningún indicio de estrellas en el interior de la
nube, pero al estudiar las moléculas de agua descubrimos que existe
movimiento en la región, lo que podría indicar que la nube está
empezando a colapsar. La nube contiene suficiente material como para formar una estrella tan
masiva como nuestro Sol, por lo que también podría dar lugar a un
sistema planetario similar al nuestro", concluye Caselli.
"Gracias a Herschel somos capaces de seguir el ‘rastro del agua’ desde
una nube molecular en el medio interestelar, a través de todo el proceso
de formación de las estrellas, y hasta un planeta como la Tierra, en el
que el agua es un ingrediente indispensable para la vida", explica
Göran Pilbratt, científico del proyecto Herschel para la ESA.
Lynds 1544 representa el principio de un largo camino y las ingentes cantidades de agua que contiene es la que, si la estrella que nazca de su interior dispone de un planeta semejante a La Tierra, llenará sus océanos...los mismos que brillarán bajo la luz del amanecer de su joven Sol mucho después de que otros, situados a 450 años-luz de distancia en un mundo que un día estuvo lleno de vida y curiosidad, agonicen bajo el atardecer de un Sol ya moribundo.
Lynds 1544 y su espectro de agua. El pico del gráfico muestra un exceso de brillo, o de emisión, mientras que el canal presenta un déficit, o absorción. Estas características se utilizan para indicar la densidad y los movimientos de las moléculas de agua dentro de la nube.
Herschel, un observatorio orbital de la Agencia Espacial Europea, preparado para observar la Bóveda celeste en infrarrojo lejano y ondas submilimétricas. Estudiar estrellas en pleno proceso de nacimiento e incluso los pasos anteriores al colpaso gravitatorio de las grandes nubes de gas y polvo es uno de sus objetivos.
Quizás un día, dentro de millones de años.
Herschel descubre grandes cantidades de agua en el amanecer de una nueva estrella
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