sábado, noviembre 10, 2012

Destellos desde el reino del fuego

Los avances en los sistemas ópticos terrestres permite seguir las erupciones volcánicas de Io.

Fue para casi todos un descubrimiento asombroso, totalmente inesperado excepto para los pocos que, a partir de cálculos teóricos, había llegado a la conclusión de que las mareas gravitatorias a las que estaba sometido convertiría a este pequeño mundo apenas mayor que La Luna en algo muy diferente al lugar antiguo y llena de cráteres que se esperaba...bien al contrario, anunciaron que podrían existir incluso volcanes activos, lo que sin duda debió parecer como mínimo muy fantasioso por el resto de colegas que participaban en las misiones de las Voyager 1 y 2, que lo observarían de cerca en 1979.


La realidad daría la razón a esos pocos, superando incluso las expectativas más increíble, con plumas volcánicas que se extendían decenas o centenares de Kilómetros de altura...era la primera vez que se observaban volcanes en otro mundo del Sistema Solar y sin duda fue el primer aviso de que los planetas exteriores y su enorme familia de satélites guardaba maravillas que en ese momento estábamos lejos ni de imaginar, como los hallazgos en Europa, Encelado, Titán o Tritón irían mostrando en los años siguientes. Io era, y sigue siendo, algo extraordinario.


Las misiones posteriores, en especial de la Galileo, que permaneció en órbita alrededor de Júpiter de 1995 a 2002, han mostrado un mundo con centenares de volcanes activos en todo momento y coladas de lava que se extienden centenares de Kilómetros, que lo convierte en el más activo del Sistema Solar, por encima incluso de La Tierra, fruto del calor generado en su interior por las tensiones gravitatorias generadas tanto por el gigante joviano como por las otras 3 grandes lunas. Y por ello dinámico, con una superficie joven y cambiante, tanto se merecería una observación próxima y continua, algo que solo en ese periodo de 7 años fue una realidad.


Afortunadamente los avances en los sistemas de observación de los grandes telescopios terrestres, con la aparición de nuevas tecnologías que permiten anular la distorsión causada por las turbulencias de nuestra atmósfera, están permitiendo observar con cierto detalles Io y monitorizar su constante evolución. Esta lejos de lo que significaría tener una sonda cerca de el, pero es suficiente para permitir a los científicos planetarios seguir y estudiar este mundo extraño desde La Tierra, algo impensable hace solo unos años.

Este es el caso de la amplia campaña de observación de Io que se lleva realizado desde casi el principio de la década pasada por parte de tres grandes telescopios terrestres, el W. M. Keck II y el Gemini North en Hawaii y el Very Large Telescope, Chile, en ondas de infrarrojo cercano y que han permitido observar focos volcánicos de apenas 100 kilómetros de diámetro, un logro notable si se tiene en cuenta las distancias. Y revelador, ya que si la mayor parte de ellos parecen relacionados con los aproximadamente 160 volcanes identificados anteriormente por las cámaras de las diversas sondas, también se han encontrado señales de actividad en una región que hasta ahora parecía libre de ella. Un ejemplo de los cambios que se están viviendo continuamente en Io.

Dejando de lado a Juno, que llegará en 2016 y cuya atención se centrará en exclusiva en el propio planeta, ninguna sonda visitará Júpiter en un futuro cercano, y por ello estas amplias campañas de observación desde La Tierra permiten cubrir el vacío a la espera de tiempo mejores. El reino de los volcanes, aunque sea desde tanta distancia, merece el esfuerzo.

Io observado desde La Tierra en dos frecuencias de infrarrojos. El punto luminoso que se observa cerca del Polo Norte corresponde a la caldera volcánica de Tvashtar Catena, mientras que la de Mayo de 2004 sigue sin tener nombre. en Agosto de 2007 se detectó una nueva erupción en Pillan Patera y otra en Loki Pater el Julio de 2009.

Tvashtar Catena observado por la Galileo, donde los cambios en la erupción son evidentes de un año a otro. Los tonos rojizos son añadidos a partir de los datos térmicos recogidos por la sonda.

Una extraordinaria secuencia obtenida por la New Horizons durante su aproximación a Júpiter, donde observamos una pluma de material de unos 330 Kilómetros de altura procedente de Tvashtar.

Erupciones de Pillan Patera (fotografía superior) y Prometheus.

Empezando desde arriba: Very Large Telescope, Gemini North y W. M. Keck II

Monitoring Io’s Insane Volcanic Activity from the Comfort of Earth

2 comentarios:

DDB dijo...

¡Qué pena da saber que tenemos estas maravillas tan cercas y no les queremos prestar la atención debida! Una sondita en IO nos costaría menos que tres o cuatro fichajes de esos de relumbrón del fútbol. Yo jo, que soy futbolero, pero de verdad que no entiendo como podemos estr perdiéndonos tantas cosas fascinantes.

Anónimo dijo...

ya te digo, necesitamos una onda en Io pero ya mismo. imaginate HIRiSE lo que podria sacar...