sábado, septiembre 19, 2020

Los corazones de Encélado

Revelando el activo pasado de esta diminuta luna.

Cuando la misión Cassini llegó a su final dejó para la posteridad una cantidad increíble de descubrimientos, entre ellos quizás dos de los mundos más extraordinarios del Sistema Solar, la enorme Titán y la diminuta Encélado, que se revelaron, cada una a su manera, como lugares de un inmenso potencial biológico. Especialmente esta segunda, al que las mareas gravitatorias de Saturno y de las otras lunas hacen que su interior se mantenga permanentemente cálido, cuando por su pequeño tamaño debería haber provocado hace tiempo su total congelamiento. En su interior parece existir un océano de agua líquida global, con condiciones que son las más acogedoras conocidas para la vida fuera de la Tierra.

Nada ejemplifica mejor su extraordinaria naturaleza que las llamadas "rayas de tigre", fracturas en su polo sur por donde surgen sus famosos geiser, plumas de agua helada que Encélado expulsa al espacio. Buena parte del resto de la superficie parece más antigua, llena de cráteres, lo que indicaría que la actividad se centra en el hemisferio sur de forma permanente. O eso parecía hasta que nuevo análisis de los datos del espectrógrafo infrarrojo de la Cassini (VIMS) han revelado una historia diferente.

Y es que en ellos se revela que, al igual que en el hemisferio sur, donde son más claramente evidentes, en el hemisferio norte también se han descubierto esas mismas características en infrarrojo que denotan actividad, además de mostrar áreas de hielo relativamente fresco, que fue expulsando al exterior en tiempos recientes a escala geológica, lo que puede indicar que ahí se manifestaron géiser como los que ahora deslumbran en el sur, o por un movimiento más gradual del hielo a través de fracturas en la corteza, desde el océano hasta la superficie. 

"El espectro infrarrojo nos muestra que la superficie del polo sur es joven, lo cual no es una sorpresa porque conocemos los chorros que arrojan material helado", explica Gabriel Tobie, científico del VIMS."Ahora, gracias a estos ojos infrarrojos, podemos retroceder en el tiempo y decir que una gran región del hemisferio norte parece también joven y probablemente estuvo activa no hace mucho tiempo, en líneas de tiempo geológicas". Eso indica que esta luna, de apenas 500 kilómetros, es tremendamente dinámica y cambiante. Una nueva página más en este largo historia de maravillas.

Visión en infrarrojo de Encélado, con las zonas en rojo como las más jóvenes. Destacan de forma espectacular las "rayas de tigre", donde se concentra actualmente toda la actividad externa de esta luna, pero en el resto de la superficie hay indicios de pasada actividad.

Encélado mantiene en su interior, como señalan todos los indicios, recabados por Cassini a lo largo de decenas de sobrevuelos, un océano de agua global, que emerge al exterior a través de las "rayas del tigre", y que permitió a la sonda tomar datos directos de su composición, y que señalan un ambiente acogedor para la vida.

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