
El Pacífico, el Índico, el Atlántico, el Ártico...la masa acuática que cubre más del 70% de la superficie de nuestro mundo esta fragmentada en diversos Oceanos con unos límites mas o menos definidos, pero que no dejan de ser una división humana. En realidad, y más alla de las circunstancias meteorológicas de cada región, los mares forman un todo interelacionado que marca el ritmo clímatico del planeta. Y el más claro ejemplo de ello es la llamada "cinta transportadora global", que recorre todos los mares como si de un sistema sanguíneo planetario se tratara.
El esquema superior muestra el funcionamiento de esta autentica arteria oceánica, cuyo movimiento continuo distribuye el calor por todo el planeta, en especial hacia el Atlántico Norte, uno de los puntales de este sistema...allí las aguas cálidas (de la que la Corriente del Golfo forma parte) ascienden hasta Groenlandia y el Norte de Europa, donde se enfrían, descienden a mayor profundidad y se dirigen hacia el Índico y el Pacífico, en donde se calientan nuevamente y se reinicia así el ciclo. Todo ello tiene un efecto decisivo en el clima europeo atlántico, pues este transporte térmico hace que las costas europeas sean bastante más cálidas de lo que deberia ser...solo hay que observar que la costa este norteamericana suele tener inviernos más crudos que en el viejo continente a pesar de estar en la misma latitud.
Todo esto tiene su motor en la diferencia de salinidad entre las aguas cálidas y frías, una diferencia de "peso" responsable de que las primeras se muevan por la superficie y las segundas, más pesadas, lo hagan a mayor profundidad...y por ello, dentro de la problemática sobre el cambio climático, el estudio de la "sección atlantica" de este sistema se ha convertido en un elemento importante para comprender la futura evolución de nuestro mundo. Y es que una prolongada fusión de los hielos polares, en especial Groenlandia, traería consigo que grandes cantidades de agua dulce se volcarían en el Atlántico, alterando su salinidad y con ello el funcionamiento de la cinta transportadora, que se frenaría e incluso, en un caso extremo, podría llegar a detenerse.
Sin embargo las mediciones tomadas por los satélites de observación de la NASA, que pueden medir cualquier alteración en la altura de las aguas, combinadas con aquellas tomadas a lo largo de los años en la propia superficie de las aguas, y que incluye la utilización más de 3000 flotadores robóticos repartidos por los Océanos de todo el planeta que proporcionan datos sobre salinidad, temperatura y velocidad de desplazamiento, permite llegar a la conclusión, segun el oceanógrafo Josh Willis, del Jet Propulsion Laboratory, de que la velocidad de la "cinta atlántica" no ha disminuido en los últimos 15 años, pese los claros indicios de fusión de los hielos polares. De hecho, entre 1993 y 2009 esta parece incluso haberse acelerado un 20%, aunque esto último parece incluirse dentro de los ciclos naturales del Atlántico.
Estos nuevos datos plantean nuevas incógnitas sobre el funcionamiento de los Océanos y de la reacción de estos ante los cambios en el clima, ademas de mostrarnos que aun estamos lejos de comprender en su totalidad el funcionamiento de nuestro complejo mundo.




NASA Study Finds Atlantic 'Conveyor Belt' Not Slowing
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