Preservando para el futuro los datos de las Viking.
Solo el trabajo conjunto de innumerables personas hace posible una misión interplanetaria, pero en ocasiones de unos pocos depende de que su legada, todo el tesoro científico reunido, permanezca para la posteridad, para ser estudiada por futuros científicos, algunos de los cuales, con nuevos métodos y puntos de vista, pueden ser capaces de ver algo que en su momento se nos escapó, o reunir todos esos datos y construir nuevos modelos que permitan nuevas posibles explicaciones. Y eso es notorio en las misiones más antiguas, las que protagonizaron las primeras epopeyas espaciales de nuestra historia, y que lógicamente dependieron de sistema de almacenamiento de datos ya desaparecidos hoy día.
Podemos dar por descontado que toda esa información, los datos originales, se han ido actualizando, traspasados a los nuevos sistemas de soporte para preservarlos. Pero la realidad suele ser muy diferente, lo que en ocasiones provoca sorpresas desagradables. Este es el caso de las Viking, de las que actualmente se cumplen 40 años desde su llegada a Marte. Todo lo que nos enviaron, especialmente los datos de sus experimentos biológicos, sin lugar a dudas el corazón mismo de esta misión, se almacenaron en rollos de microfilms para su custodia y uso posterior uso. Pero pasarían 20 años antes de que alguien viera esos datos de nuevo.
A principio de los 2000, David Williams, del NASA Space Science Data Coordinated Archivem, donde se almacena mucho del legado de las antiguas misiones planetarias y lunares, recibió una llamada de Joseph Miller, profesor de farmacología en la Universidad Americana del Caribe, solicitando los datos de los experimentos de biología de las Viking. Pero todo lo que quedaba estaba almacenado en microfilm. "Recuerdo tener el microfilm en la mano por primera vez y pensando, 'Hicimos este increíble experimento, y esto es todo lo que queda. Si algo llegara a sucederle, se perdería para siempre. No podía dárselo a nadie porque eso es todo lo que había!!". Eso decidió al equipo del archivo a romper las cajas donde estaban guardadas las cintas e iniciar su digitalización.
"En su momento, el microfilm era el archivo del futuro", explica Williams. "Pero la gente se volvió rápidamente a la digitalización de los datos cuando Internet se hizo realizad. Así que ahora estamos escaneando cada fotograma en nuestra base de datos informática para que cualquier persona pueda acceder a ellos en línea". Con ello el legado de las Viking está asegurado, y con ello toda la polémica que siempre las rodeó.
La petición de
Joseph Miller eran precisamente de poder acceder a los datos biológicos por si al equipo original se les había pasado algo por alto, y ciertamente sus conclusiones así lo concluyen, señalando que uno de los 3 experimentos si ofreció pruebas de presencia de vida. Aunque fascinante, no deja de ser un ejemplo más de las dudas que siguen generándose a su alrededor y resurgen de forma periódica. "Los datos fueron muy controvertidos", explica Williams. Pero eso mismo sirvió como ejemplo para diseñar las misiones posteriores, y como buscar. El laboratorio SAM de Curiosity, por ejemplo, se construyó en buena parte partiendo de la experiencia de las Viking, centrándose en dotarle de una sensibilidad muy superior a las moléculas orgánicas, precisamente cuya no detección explica que se concluyera que los experimentos dieron resultados negativos.
40 años después de su aterrizaje, y 34 años después de que la última de ellas se sumiera en el silencio, el legado de las Viking sigue vivo y generando debate. Si las misiones de 2020 encuentran signos de vida presente o pasada, sus resultados serán reanalizados una vez más bajo el prisma de los nuevos hallazgos. Si no encuentran nada seguirán rodeados por las dudas sobre que detectaron exactamente, y nuevos estudios aparecerán intentando explicarlo. Es decir, en cualquiera de las dos posibles, nuevamente estarán de nuevo en el centro de atención. Aunque en el fondo, quizás nunca dejaron de estarlo.
Los datos biológicos de las Viking, tal como se guardaron para la posteridad. Y con el peligro de que se perdieran para siempre si algo les ocurría a estas cintas. Décadas después, finalmente, están digitalizadas y aseguradas.
Los resultados de las Viking fueron una decepción para los buscadores de vida, pero dejó suficientes dudas como para inspirar a nuevas generaciones, diseñando nuevos sistemas y tecnologías basadas en las enseñanzas que esas primeras nos dejaron.
NASA's Viking Data Lives on, Inspires 40 Years Later
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