Muchos se despertaron a medianoche, pensando que ya había llegado el amanecer envueltos como estaban por un cielo en llamas, mientras los sistemas de comunicación de todo el mundo fallaban, los cables telegráficos de Estados Unidos y Europa se cortaban espontáneamente causando numerosos fuegos, el campo magnético terrestre prácticamente se colapsaba, estremecido por un impacto de fuerza inimaginable, y la propia química de los hielos polares cambiaba al ser golpeado por algo invisible...puede parecer una historia de ficción, pero realmente ocurrió. Fue un 2 de Septiembre de 1859, el día en que nuestro planeta tembló ante la furia del Sol.
Las señales de que algo estaba pasando en nuestra estrella llegaron antes. El 28 de agosto, los observadores solares empezaron a detectar el desarrollo de numerosas manchas solares en la superficie solar, y posteriormente fueron registradas diversas llamaradas. Eran solo las señales previas de lo que estaba por llegar.
El 1 de Septiembre todo estalló: El Sol liberó una descomunal llamarada, de tal intensidad que durante 1 minuto la cantidad de luz solar producida en esa región se duplicó, y con ella se originó una inmensa nube de plasma cargada magnéticamente. No solo enorme sino terriblemente veloz...habitualmente estas llamadas "Eyecciones de Masa Coronal" tardan entre tres a cuatro días en alcanzarnos. Ésta lo hizo en solo 17 horas y 40 minutos.
Enorme, rápida, y arrastrando consigo campos magnéticos intensos y en directa oposición al campo magnético terrestres, por lo que, cuando impactó contra el, lo anuló por completo, permitiendo que las partículas cargadas llegaran hasta la atmósfera. Y el cielo se vió envuelto en llamas. Las auroras se extendieron hasta cubrir buena parte del firmamento, llegando a permitir a gente que vivía tan cerca del ecuador como se encuentra la isla de Cuba leer el diario iluminados únicamente con la luz rojiza que les llegaba del firmamento...lugares tan poco habituales como Hawai fueron testimonio de tal fenómeno y se registraron avistamientos incluso en Panamá, Venezuela, Italia o España.
Los sistemas de comunicación así como el sistema eléctrico, que estaban dando sus primeros pasos, sufrieron mucho, generando daños y pérdidas de ingresos estimados en cientos de millones de dólares de la época. El golpe fue tal qué los Magnetómetros de todo el mundo registraron perturbaciones en el campo magnético del planeta durante más de una semana.
Esta es la historia de la "tormenta perfecta", conocido como Evento Carrington en referencia al primer astrónomo que documento lo que estaba ocurriendo en el Sol, el día en que la naciente civilización tecnológica conoció, por primera vez, la auténtica fuerza de nuestra estrella. Aunque considerables los daños fueron limitados, ya que la propia red de comunicaciones y eléctrica aún estaban en su niñez, se econtraba poco extendidas y no resultaban tan vitales como lo son hoy día. Desde entonces han llegado otras, pero nunca como aquella.
Tormentas mucho menos intensas nos han visitado posteriormente causando problemas y afectando seriamente desde los servicios de móvil y señales de TV hasta sistemas GPS y redes de electricidad.¿Que ocurriría si lo ocurrido en 1859 se repitiera, encontrando la tormenta no una civilización tecnológica en sus inicios, sino otra donde la dependencia hacia ella es casi absoluta y donde la interconexión y la comunicación es la base de su misma existencia?
La respuesta, evidentemente, es previsible y desastrosa...según cálculos de National Academy of Sciences los daños, de suceder ahora, significarían perdidas de 1 o 2 Billones de Dólares, y la infraestructura tecnológica de nuestra sociedad podría necesitar entre 4 y 10 años para recuperarse por completo.
El Evento Carrington representa un aviso, uno de grandes dimensiones que el paso del tiempo, así como las circunstancias de la época, han hecho que vayamos olvidando. Pasó una vez, volverá a pasar, estar o no preparados solo de nosotros depende.
Dibujo realizado por el astrónomo aficionado Richard Christopher Carrington el 1 de Septiembre de un grupo de manchas solares de inusual tamaño, del que observó una fulguración de brillo espectacular, aunque ya se había desvanecido cuando, después de dar el aviso, otros astrónomos intentaron observarla. Horas después se desatarían en La Tierra auroras que llegarían hasta casi el ecuador, conviertiendo la noche en día, en lo que se consideró el punto máximo de una tormenta que había empezado el 28 de Agosto.
La tormenta magnética de 1859, la más intensa y extensa en el tiempo de la historia, registrada por el observatorio de Greenwich.
Los 13 efectos reales y documentados de una tomenta solar desde que se tienen registros.
Una llamarada solar captada el 5 de Diciembre de 2006 por la cámara de rayos-X del satélite GOES-13 , y que fue tan intensa que daño el mismo instrumento que la captó...la llamarada de 1859, sin embargo, fue mucho más potente.
A Super Solar Flare
Evento Carrington
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