¿Como sería moverse por la ISS, caminar (o mejor dicho, flotar) por entre los diversos módulos de la mayor estructura orbital jamás construida? Un sueño para muchos, solo unos pocos elegidos han tenido, tienen o tendrán en el futuro, mientras esta permanezca en activo, de visitar y vivir en esta auténtica ciudad orbital, de sentirse parte del Universo y de asomarse por las ventanas de la Cúpula y disfrutar de las mejores vistas que uno pueda imaginar, la del planeta Tierra.
Cady Coleman forma parte del reducido grupo de astronautas que han vivido en la ISS durante un largo periodo, desde finales de 2010 hasta Mayo de 2011. Una estancia prolongada, en la mayor parte ocupada por todo tipo de tareas, desde científicas hasta técnicas, pero de la que pudo sacar tiempo suficiente para ofrecernos, equipada con una cámara de alta definición, una visita guida por el interior de la Estación, lo más cercano a visitarla que jamás tendremos la gente "normal".
Así, podemos apreciar lo limitado del espacio disponible, ya que la mayoría de los módulos se diseñaron para poder ser transportados en la bodega de los Transbordadores Espaciales, lo que limitaba su diámetro al máximo de espacio que ofrecieran estos últimos, a lo que se añade que cada centímetro es aprovechado al máximo para instalar todo tipo de instrumental y equipo. No es un lugar recomendando para los que padecen claustrofobia. De no ser por el ambiente de microgravedad, que permite a los habitantes de la ISS literalmente volar a través de los módulos, sería realmente difícil moverse.
Igualmente podemos apreciar lo ruidosa de las instalaciones, en especial en la parte rusa, fruto de los diversos equipos ambientales que mantienen su interior habitable. Si alguien imaginaba un lugar silencioso, tanto que el espacio que los rodea, puede apreciar por si mismo que no es el mejor lugar para buscar una tranquilidad absoluta, a pesar de estar tan lejos de la ruidosa vida moderna de las grandes ciudades.
Pero todos estos pequeños inconvenientes se desvanecen en el momento en que nos asomamos a las ventanas de la Cúpula y podemos ver a nuestro planeta, como una pérla azul flotando en la oscuridad. Una imagen que justifica por si sola el esfuerzo y sacrificio que los astronautas afrontan para poder viajar hasta ella. Y también el sueño imposible de tantos de nosotros de alcanzar ese punto luminoso que en ocasiones vemos cruzar el firmamento nocturno.
Un pequeño mundo en órbita. El término ISS (International Space Station) hace justicia a su naturaleza, como podemos apreciar en este mapa, donde se resalta la nacionalidad de cada una de las secciones de la estación.
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