Hacer aterrizar una misión exploradora a Marte, debido a las especiales condiciones de este mundo, con una atmósfera lo suficientemente densa para generar un calor extremo pero demasiado tenue para poder frenar solo con paracaidas, siempre resulta, a pesar de que los recientes éxitos puedan hacer pensar lo contrario, extremadamente complicado donde se ponen en juego muchos elementos, cada uno de ellos vital para llevar al vehículo hasta la superficie de forma segura. Por eso obtener datos sobre como han respondido cada uno de ellos al desafío y hasta que punto se han desviado de lo previsto resulta importante para planificar el futuro.
Aunque habitualmente se utilizan los propios datos reunidos durante el desceno y las imágenes posteriores tomadas por sondas como la Mars Reconnaissance Orbiter, Opportunity ofreció a los ingenieros algo único hasta la fecha...analizar el mismo escudo térmico que lo había protegido durante su entrada atmosférica.
A diferencia de lo que pasó con Spirit, que para llegar hasta su escudo debería haber dado un gran rodeo alrededor del cráter Bonneville, el de Opportunity se encontraba en la misma dirección, por lo que era (nunca mejor dicho) una oportunidad demasiado buena para dejarla pasar. Así, el 2 de Enero de 2005, en su 335 día marciano, el rover hacía historia alcanzado otro objeto (dejando de lado el módulo de aterrizaje dentro del cual llego) de origen humano situado en la superficie marciana, iniciando un completo análisis de su estado, permitiendo comparar los datos reunidos con los modelos existentes con el objetivo de mejorar futuros diseños, sacando conclusiones que se aplicarían después en el escudo de Pohenix y Curiosity.
Fueron días extraños, en que Opportunity se dedicó al estudio de algo que había sido construido en La Tierra, algo no previsto por los científicos pero sin duda bienvendo por los técnicos, para los cuales se conviertió en un regalo de incalculable valor. Pero pese a todo estos primeros tuvieron una pequeña compensación, ya que al lado del escudo se encontró una piedra de tonos negros y el tamaño de un balón de baloncesto que resultó ser un meteorito, el primero observado en otro cuerpo celeste, recibiendo por ello el nombre de "Roca del Escudo Térmico". Un maravilloso 2 al precio de 1, un nuevo regalo de la diosa Fortuna después del propio aterrizaje, que terminó depositando al rover en el interior de un pequeño cráter con afloramientos rocosos llenos de indicios de la antigua presencia de agua en la zona.
Varias semanas después, y una vez reunidos todos los datos posibles, Opportunity se alejó definitivamente, siguiendo su camino hacia el cráter Argo, situado a 300 metros de distancia, al que se seguirían muchos otros...atrás quedaba un plateado trozo de si mismo, el último recuerdo de su origen terrestre, y con ello se convertía definitivamente en parte de Marte.
Estas panorámicas, con los colores realzados para resaltar los detalles, permite ver a la derecha el punto donde el escudo impactó contra la superficie, saliendo despedido hacia la izquierda. Encontrarlo invertido, con la parte interna mirando hacia el exterior, fue una gran sorpresa para los técnicos.
La "roca del escudo", que se encontró al lado del propio escudo y del cual recibió su nombre, siendo el primer meteorito encontrado en otro planeta.
Opportunity's Heat Shiel
No hay comentarios:
Publicar un comentario