El próximo 6 de Diciembre asistiremos al final de una odisea extraordinaria, el viaje de ida y vuelta de la Hayabusa 2 después de lograr completar su compleja misión en el asteroide Ryugu y recolectar valiosas muestras de ese cuerpo celeste para su profundo análisis en laboratorios terrestres. Ese día la cápsula que las contiene entrará en la atmósfera terrestre y deberá aterrizar en el desierto australiano para su posterior recuperación.
No es sencillo captar una sonda desde telescopios terrestres, ya que no dejan de ser cuerpos muy pequeños perdidos en la inmensidad del espacio, pero no imposible si se sabe donde mirar. Y eso es precisamente lo que hizo el telescopio japonés Subaru, instalado en Hawai, que aprovechó el tiempo disponible entre dos observaciones astronómicas ya programadas (este tipo de instalaciones suelen tener una agenda muy cargada con peticiones de todo el planeta) para buscar y captar a la Hayabusa 2 este pasado 20 de Noviembre a la sonda en su camino de aproximación a la Tierra.
La Hayabusa 2 sigue los pasos de su predecesora, la primera Hayabusa, que tuvo un viaje mucho más accidentado y cuyo regreso a casa fue casi milagroso, fruto del esfuerzo incansable de su equipo en tierra, que no dejé de superar desafíos y obstáculos de todo tipo con un tesón encomiable. Su sucesora, que aprendió de los errores pasados, vivió un viaje mucho más tranquilo, y además tendrá una vida extra, ya que en lugar de incinerarse en la atmósfera, muriendo en forma de brillante meteoro, maniobrará para esquivar nuestro planeta y sobrevivir para afrontar un nuevo destino.
Llega el gran momento del regreso.
El telescopio Subaru, en la cima de Mauna Kea, en Hawai.
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