sábado, diciembre 30, 2017

La llegada de un peso pesado

El Falcon Heavy, en la rampa de lanzamiento.

2018 tendrá una apretada agenda de acontecimientos espacial, entre ellos el lanzamiento de diversas sondas interplanetarias, otras llegarán a su objetivo, dos nuevas misiones lunares se pondrán en marcha y veremos el despegue de diversos telescopios orbitales. Tiempo habrá para hablar de todo ello. Pero otro actor se prepara para entrar en escena de una forma espectacular. Su creador es Space X y está llamado a ser el cohete lanzadera más potente que exista, superando ampliamente a cualquier otro competidor. Al menos hasta la llegada del SLS de la NASA. Pero este último aún no existe, mientras que el protagonista de esta historia ya es una realidad.

Y una bien visible, ya que el pasado 28 de Diciembre el primer Falcon Heavy era colocado en la rampa de lanzamiento 39A del Kennedy Space Center. No para un lanzamiento inmediato, previsto para algún momento a principios de 2018, pero si para someterse a varias previas, el último paso antes de intentar su primer vuelo, que el propio Elon Musk reconoce que tiene "buenas posibilidades" de no salir bien. No es extraño, porque hablamos de un auténtico monstruo formado por tres impulsores Falcon 9, cada uno de los cuales contiene nueve motores Merlin. 27 motores total. Tan complejo que se irán encendido de forma progresiva para no dañar el propio cohete con semejante fuerza impuslora.

Y eso solo será el principio. Si despega correctamente, asistiremos a un espectáculo único, el regreso y aterrizaje de forma sucesiva de los dos impulsores laterales en las dos plataformas Z-1 de la Base de Cabo Cañaveral, seguido poco después por la primera etapa del impulsor centrar, que lo hará en una de las barcazas situadas en el océano Atlántico, la Of Course I Still Love You. El escenario no puede ser más espectacular. Si todo resulta bien, por supuesto, pero con Space X hay que dar siempre un voto de confianza. No son infalibles, pero han demostrado ser capaces de superar sus límites una y otra vez. Su éxito abriría nuevas puertas para la compañía, entre ellos abaratar los lanzamientos de satélites pesados a una órbita geoestacionaria, que hasta ahora requerían el "sacrificio" del Falcon 9 por completo para darle el impulso necesario, así como a futuras aspiraciones lunares y marcianas.

Y para marciano el cargamento de este primer vuelo. Dejemos que sea el propio Musk el que lo explique:
Si, suena casi a broma, pero la cosa va muy en serio. A bordo viajará un coche Tesla Roadster, que terminará en una trayectoria de escape interplanetaria que le llevará a pasar por Marte. Podría decirse que es un desperdicio, que en su lugar, si el Falcon Heavy tiene capacidad de enviar algo tan pesado a otro planeta, se podría aprovechar para incluir algún tipo de sonda. Pero difícilmente nadie pondría algo tan valioso en el primer viaje de un cohete del que el propio creador reconoce que existen posibilidades considerables de que no resulte exitoso. Y al fin y al cabo si algo tiene los emprendedores es que están algo locos. Sin esta locura que rompe lo establecido difícilmente habríamos llegado tan lejos. Todos lo estamos en mayor o menor medida, solo que aquellos con los bolsillos llenos pueden permitirse el lujo de serlo abiertamente. El dinero, esclavizador y liberador al mismo tiempo.

Así que todos listo para el primer vuelo del coloso. El espectáculo promete ser digno de verse y en más de un sentido. Y sin necesidad de sacarse en carnet de conducir. De momento.

Una recreación del primero vuelo del Falcon Heavy, tal como se presentó en su momento. Algo idealizada, pero no muy lejos de lo que será realmente, con la diferencia que el tercer impulsor aterrizará en una plataforma en el océano.

El Falcon Haavy en la plataforma 39A, que en su momento acogió a los transbordadores espaciales.

Una visión cercana del coloso.

A Marte y sin peaje.

 El supercohete Falcon Heavy, en la plataforma de lanzamiento

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sería más últil enviar un depósito con agua, para futuras aventuras.