Los datos de Rosetta permiten determinar el origen último de estos pequeños viajeros interplanetario.
Su viaje está a punto de terminar, y en unos días se reunirá con Philae en la superficie de 67P/Churyumov–Gerasimenko para acompañarla en su sueño eterno. Pero aunque ella se precipite en el silencio, todo el caudal de datos e imágenes reunidos seguirán ahí, siendo estudiado y analizado una y otra vez, como piezas de un puzzle que los astrónomos no dejarán de intentar hacer encajar de forma correcta. De ese esfuerzo, y podemos estar seguro de ello, seguirán saliendo nuevos descubrimientos y respuestas mucho más allá del final de esa memorable.
Uno de los misterios que rodean a los cometas es su origen último, para lo cual existen dos teorías principales enfrentadas. Una indica que son restos de la formación del Sistema Solar, inalterados desde esos tiempo iniciales, como material "de construcción" que nunca fue utilizando para dar forma a los mundos que lo conforman. Es decir, literalmente fósiles de los orígenes. La otra muestra un camino más complicado, mostrándolos como fragmentos más recientes en el tiempo, resultantes de la colisión entre cuerpos anteriores, como objetos transneptunianos (TNO) En ambos casos serían una fuente de información espectacular, cada cual en su campo.
Pero era importante dilucidar cual de ambas es correcta,, ya que comprender cómo y cuándo se formaron objetos como el cometa 67P/Churyumov–Gerasimenko resulta fundamental para determinar con exactitud hasta qué punto pueden emplearse para interpretar la formación y evolución temprana de nuestro Sistema Solar.
Rosetta nos permitió estudiar durante dos años un cometa, explorarlo desde todas las perspectivas, analizarlo y desvelar su estructura. Y gracias a ello ahora sabemos que la primera opción, la de cuerpos nacidos en los albores del Sistema Solar y que nos llegan tal cual se formaron inicialmente, en definitiva restos del material que un día nos permitió existir, es posiblemente la respuesta correcta. 67P/Churyumov–Gerasimenko es un buen ejemplo: Su naturaleza, como un cuerpo formado por dos grandes lóbulos muy porosos, excepcionalmente alta de su interior, lo que no favorece la idea de una formación violente, ya que estas habrían compactado un material tan y tan frágil. Bien al contrario, el nacimiento de ambos cuerpos y su fusión posterior indican procesos "suaves", y que ambos muestren una serie de capas tan similares indica a su vez unas condiciones comunes, aplicable por tanto no solo a ellos, sino al conjunto de estos cuerpos celestes.
La morfología de su superficie también parece contarnos una historia parecida. Las texturas denominadas ‘piel de gallina’ y ‘terrones’, que podemos observar en numerosos fosos y acantilados en distintos lugares del cometa, podrían tener el tamaño típico de los cometesimales más pequeños que fueron acumulándose y fusionándose para formar el cometa, y que hoy podemos apreciar gracias a que la erosión provocada por la radiación solar los dejó al descubierto. Finalmente el análisis espectral muestra una superficie que apenas ha experimentado alteraciones por agua líquida, mientras que el análisis de los gases expulsados durante el periodo de máxima actividad, que revela la existencia de gases como monóxido de carbono, oxígeno, nitrógeno y argón. Un conjunto de datos que implican que los cometas, (o al menos el que nos ocupa) nacieron en condiciones extremadamente frías y que no han experimentado procesos térmicos significativos durante gran parte de su existencia.
"No parece que los cometas muestren las características esperadas en las pilas de escombros formadas por colisión, que suelen ser el resultado del choque de objetos de gran tamaño como los TNO. Más bien creemos que fueron formándose tranquilamente a la sombra de los TNO (Objetos Trans Neptunianos), sin sufrir apenas alteraciones en estos 4.600 millones de años" ,explica Björn Davidsson, que lideró dicho estudio. "Nuestro nuevo modelo explica lo que vemos en las observaciones detalladas de Rosetta y lo que ya apuntaban misiones de aproximación anteriores".
"Los cometas realmente son los tesoros ocultos del Sistema Solar. Nos ofrecen información inigualable sobre procesos fundamentales en las primeras fases de formación de los planetas y su relación con la arquitectura actual del Sistema Solar", concluye Matt Taylor, científico del proyecto Rosetta de la ESA. Ciertamente lo son. Y gracias a esta sonda, del trabajo extraordinario realizado durante estos dos años de ensueño, hoy estamos más cerca que nunca de sacarlos a la luz.
Las diversas formaciones en la superficie del cometa que delata su "suave" origen.
Como nacen los cometas? Los datos de Rosetta permiten ahora dicernir que el camino de la dderecha es posiblemente el correcto. Al menos en el caso de67P/Churyumov–Gerasimenko.
Como nacen los cometas
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