viernes, agosto 23, 2019

Bajo la luz gamma

Observando la Luna a través del telescopio espacial Fermi.

Nuestros ojos solo captan una muy, muy pequeña parte del espectro electromagnético, lo que llamamos, de forma muy conveniente, el espectro visible. Pero mucho más allá se extiende un mundo desconocido, que solo la tecnología puede abrir, de ahí los no pocos telescopios que se despliegan en tierra y en órbita, ya que cada uno de ellos tiene su propio mundo para explorar. Lejos de competir entre ellos, en general se complementa unos a otros, permitiendo levantar un cuadro general de la realidad que nos rodea, la visible y la invisible.

Uno de ellos es el telescopio Fermi, que tiene en su objetivo la parte más energética de la luz, los rayos gamma, ya que es una forma de acercarnos a los fenómenos más poderosos y destructivos del Universo, como supernovas o los estallidos que generan la caída de materia en agujeros negros, y cazar su huella más clara, lo que llamamos rayos cósmicos, partículas muy energéticas que nos llegan desde todos lados y tiene en estos lugares turbulentos su lugar de origen más habitual. Son como señales de eventos ocurridos en las profundidades del espacio y tiempo.

¿Y que veríamos si nuestros ojos fueran capaces de captar esa parte del espectro y eleváramos nuestro mirada al firmamento? Que sería lo más brillante? Podríamos pensar en el Sol como respuesta obvia, pero curiosamente no es así, como nos muestra ahora Fermi. En su lugar es la Luna la que veríamos como el objetivo más resplandeciente, y de forma continuada. En el espectro gamma, con excepción de la parte más energética dentro de ese espectro, nuestra compañera de viaje brillaría de forma continua y espectacular, sin las fases que conocemos habitualmente. Una curiosa inversión de papeles.

La causa de todo ello están en que estas partículas tienen carga eléctrica, por lo que se ven fuertemente afectadas por los campos magnéticos, del que carece la Luna. Como resultado, incluso los rayos cósmicos de baja energía pueden alcanzar la superficie, convirtiéndola en lo que podríamos considerar casi un como gigantesco detector natural en el espacio. Cuando estos interactúan con el regolito lunar, producen emisiones de rayos gamma, que es lo que la hace brillar de forma tan intensa. Y lo hace con los ecos de fenómenos ocurridos, en algunos casos, incluso antes de que naciera nuestro mundo.

Estas imágenes muestran la mejora constante de la vista del brillo de rayos gamma de la Luna desde el telescopio espacial Fermi. Cada imagen está centrada en la Luna y muestra rayos gamma con energías decenas de millones de veces más que la luz visible. A estas energías, la Luna es realmente más brillante que el Sol. Los colores más brillantes indican un mayor número de rayos gamma.

Fermi, a la caza de los fenómenos más energéticos del Universo.

Moon Glows Brighter Than Sun in Images From NASA's Fermi 

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