sábado, mayo 04, 2019

Observando al observador

Visualizando la posición de GAIA desde la Tierra.

¿Quién vigila al vigilante? Esta expresión, creada por el poeta romano Juvenal, y que hoy día está más vigente que nunca, suele tener una connotación negativa. Pero no es este el caso. Especialmente porque aquí si tenemos un vigilante de vigilantes, y no por razones de desconfianza sino justo lo contrario, ayudarle para que su valioso trabajo lo sea aún más. Los protagonistas de esta historia de colaboración espacio-terrestre, el telecopio Gaia y el Observatorio Paranal.

El primero de ellos sondea la Bóveda Celeste desde una órbita que le permite crear el mapa tridimensional más grande y preciso de nuestra galaxia. Sus resultados ya están cambiando de forma clara nuestra visión de la Vía Léctea, ya que solo su última entrega de datos implicó datos precisos (posiciones, distancias y movimientos propios) de más de mil millones de estrellas. Un tesoro de incalculable valor para los astrónomos, que ahora están en disposición de generar una imagen en profundidad, tanto en el espacio como en el tiempo, de nuestro hogar en el Universo. 1700 publicaciones científicas publicadas desde 2013 a partir de lo ofrecido por Gaia son una muestra de ello.

Pero una misión de tal calibre necesita de una precisión casi perfecta, que esté exactamente donde debe estar en cada momento para que así sus imágenes sea igualmente válidas. Por ello está bajo constante vigilancia, con su posición monitorizada constantemente por una red global de telescopios ópticos, incluyendo el VST del Observatorio Paranal, siendo esto último el mayor de todos ellos actualmente proporcionado este servicio clave."Las observaciones de Gaia requieren de un procedimiento de observación especial", explica Monika Petr-Gotzens, que ha coordinado la ejecución de las observaciones de Gaia llevadas a cabo por ESO desde 2013."La nave es lo que llamamos un 'blanco móvil', ya que se está moviendo rápidamente en relación con las estrellas del fondo.¡Seguirla es todo un desafío!".

A ojos inexpertos es solo un tenue punto, tan débil que casi desaparece ante la luz de las estrellas de fondo. Pero para los implicados en este increíble proyecto de exploración es una fuente de información clave, que permite ajustar mejor las observaciones de Gaia, aumentar su rendimiento y, en definitiva, asegurarse que está allí donde debe en cada momento. Un vigilante bajo vigilancia. O quizás sería mejor decir que es un observador constantemente observado.

Gaia vista por el VLT Survey Telescope (VST). Esto permite determinar su posición con mayor exactitud.

La órbita de Gaia, alrededor del punto de Lagrange 2. 
 
Los protagonistas de esta historia, Gaia y el VLT. El vigilante y el que lo vigilia. 

Localizando a Gaia para cartografiar la Vía Láctea

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