jueves, mayo 18, 2017

Anillos de luz y destrucción

El observatorio ALMA revela el anillo helado que rodea a la estrella Fomalhaut.

La vida de los sistemas planetarios jóvenes es caótica y llena de eventos cataclísmicos, lejos de la relativa calma de los que, como el nuestro, transitan por su "mediana edad". Los planetas pueden migrar de sus órbitas, la estrella puede vivir etapas de actividad brutal y las colisiones son un acontecimiento extremadamente comunes. Y desde la distancia, gracias a la mejora de nuestra tecnología de observación, señales de ese caos juvenil puede ser detectado.

ALMA es una de esos ejemplos de progreso tecnológico, y de el proceden una de las mejores visiones de esta etapa temprana estelar, ya que centrando su atención en la llamada estrella Fomalhaut,"nos proporcionó esta imagen extraordinariamente nítida de un disco de escombros totalmente formado", explica Meredith MacGregor, astrónoma del Centro Harvard-Smithsonian de Astrofísica, en Cambridge (Massachusetts, EEUU)."Por fin podemos ver la forma bien definida de este disco, que podría proporcionarnos bastante información sobre el sistema planetario donde se originó, y que es responsable por su apariencia tan característica". Extraordinariamente bien definido, este anillo de escombros helados y gas, a 20.000 millones de Kilómetros de la estrella y de aproximadamente 2.000 de anchura, es posiblemente fruto de la colisión de cometas, y su forma está esculpida por la influencia gravitacional de los planetas del sistema.

ALMA puede observarlo porque absorbe la luz de la estrella central y reemiten esa energía en forma de un tenue brillo en longitudes de onda milimétricas que pueden ser observadas con este complejo sistema de radio telescopios. Y delimitando las frecuencias exactas, desvelar detalles de su composición, que permitieron deducir que "la abundancia relativa de monóxido de carbono y de dióxido de carbono alrededor de Fomalhaut es más o menos la misma que la que se observa en los cometas de nuestro Sistema Solar", explica Luca Matrà, investigador de la Universidad de Cambridge (Reino Unido). "Esta similitud química permite establecer una analogía con las condiciones que propician la formación de cometas en las zonas externas de este sistema planetario y el nuestro". Matrà y sus colegas creen que este gas es liberado durante constantes colisiones de cometas, o bien es el resultado de un único y gran impacto de supercometas cientos de veces más masivos que el Hale-Bopp.

Una posibilidad interesante es que este anillo, tanto por su forma definida como por su composición análoga al Sistema Solar, podría ser un indicio de que este sistema está experimentando su propia versión del Último Bombardeo Intenso, un período ocurrido hace aproximadamente 4.000 millones de años, cuando la Tierra y otros planetas recibían frecuentes embestidas de asteroides y cometas, una etapa repentina y devastadora que pudo desencadenarse por los movimientos de los nacientes planetas, que aún estaban ajustando sus órbitas. 

Si es el caso representaría la posibilidad de ver con nuestros propios ojos algo que en su momento sacudió nuestro ahora tranquilo, en comparación, rincón planetario. Un eco de un tiempo donde también el Sistema Solar puedo parecer, desde la distancia, rodeado de brillantes anillos de destrucción. Y por otro lado, un ejemplo de las increíbles capacidades de ALMA, una de los mayores proyectos de la astronomía moderna, tal como explica Paul Kalas, astrónomo de la Universidad de California:"Hace veinte años, los mejores telescopios milimétricos produjeron los primeros mapas borrosos de los granos de polvo que orbitaban alrededor de Fomalhaut. Ahora, con ALMA funcionando a plena capacidad, se obtuvo una imagen del anillo entero. Esperamos detectar un día los planetas que ejercen influencia sobre las órbitas de estos granos". Viendo las imágenes, pocas dudas existen de que así será.

Imagen de ALMA del disco de escombros en el sistema Fomalhaut. El anillo está a unos 20 mil millones de kilómetros de la estrella central y mide unos 2 mil millones de kilómetros de ancho. El punto central es la emisión sin resolver de la estrella, que tiene aproximadamente el doble de masa que el Sol.

ALMA (Atacama Large Millimeter/submillimeter Array), un enjambre de antenas trabajando como si fueran un solo y gigantesco radiotelescopio de varios Km de diámetro. 

ALMA revela detalles de anillo de hielo alrededor de joven sistema planetario

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